PRIMERA
LECTURA
Lectura de la
profecía de Ezequiel. Ez
33, 7-9
Sí no hablas al malvado, te pediré cuenta de
su sangre
ESTO dice el Señor:«A ti, hijo de hombre, te he puesto de centinela en la casa de Israel; cuando escuches una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte.
Si yo digo al malvado: “Malvado eres reo de muerte”, pero tú no hablas para advertir al malvado que cambie de conducta, él es un malvado y morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.
Pero si tú adviertes al malvado que cambie de conducta, y no lo hace, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado la vida».
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
RESPONSABLES DE LA
SALVACIÓN DEL OTRO
La
llamada que nos hace el profeta Ezequiel es fortísima y, además, nos pone
contra las cuerdas al describirnos la responsabilidad que tenemos: el proyecto
de salvación de Dios es algo completamente independiente a cada uno de
nosotros, es un regalo que Dios da a cada uno, no para que nos lo guardemos y
lo disfrutemos en solitario, sino para que lo activemos y lo hagamos funcionar.
Cada
que ha recibido el don queda convertido en un “vigía”, en un centinela de la
salvación de su hermano, de forma que ha de estar atento a los peligros que
pueda tener para ponerlo en alerta.; la respuesta positiva o negativa de cada
uno será responsabilidad personal, pero el no guardarse el don recibido,
también será tenido en cuenta.
Todo
eso, llevado a la vida práctica, incide directamente en los padres, en los
maestros, en los sacerdotes, en los dirigentes, en los guías de la sociedad… en
todo cristiano: no podemos quedarnos impasibles ante el peligro o el daño que
acecha a un hermano por el miedo a que nos responda diciendo que no nos metamos
en su vida.
Frente
a este compromiso es imposible evitar el traer a escena alguno de los momentos
que vivimos con frecuencia en el que el hijo le dice a su padre: “No te metas
en mi vida” y éste se encoje y deja que el hijo se despeñe.
Salmo
responsorial
Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R/.: 8)
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».
«No endurezcáis vuestro corazón».
V/. Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».
«No endurezcáis vuestro corazón».
V/. Entrad,
postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».
«No endurezcáis vuestro corazón».
V/. Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».
«No endurezcáis vuestro corazón».
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
carta del apóstol san Pablo a los Romanos. Rom 13, 8-10
La plenitud de la ley es el amor
A nadie le debáis nada, más que el
amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no
cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás», y cualquiera de
los otros mandamientos, se resume en esto:
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.
Palabra de
Dios.
Aleluya
2 Co 5, 19
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Dios estaba en Cristo
reconciliando al mundo consigo,
y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. R/.
y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. R/.
REFLEXIÓN
LA
CLAVE DE LA IDENTIFICACIÓN CON CRISTO
S. Pablo vuelve a retomar el planteamiento de Dios en
el que nos ha hecho partícipes a todos y, sosteniendo la postura nueva que hay
que tomar, como respuesta a lo que Dios nos ha dado, según la cual, la vida se
convierte en el verdadero culto agradable a Dios, plantea entonces la opción
radical que debemos tomar, frente a la
que quedan superadas todas las leyes y normas anteriores: toda la ley, los profetas y toda la tradición quedan
integrados en un único mandato: AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.
Decidirse a vivir amando es identificarse con la cruz y
la muerte de Cristo, en la que nos insertamos el día de nuestro bautismo que
será en definitiva lo que nos identifique con Él y nos lleve al triunfo
definitivo de la resurrección.
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio
según san Mateo. Mt 18, 15-20
Si te hace caso, has salvado a tu hermano
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano.
Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor.
«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano.
Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
VIVIR
COMO MIEMBRO DE LA IGLESIA DE JESÚS
Uno
de los problemas más grandes que afectan a la iglesia es la pérdida del sentido
de pertenencia, como ejemplo que dibuja la situación puede servirnos una
experiencia vivida hace unos días: una cofradía celebraba su 25 aniversario de
fundación en torno a una advocación de la Sma. Virgen; se habían reunido unas
120 personas para tener un acto religioso de una ofrenda de flores en el
santuario y después celebraron una comida juntos a la que fui invitado. Las
preguntas por el Papa, por los curas, por la renovación de la iglesia… fueron
abundantísimas y todos coincidían en ser devotísimos de la Virgen pero no
encontré ni una sola persona que se sintiera
parte de la iglesia, eso sí, todas dispuestas a tirar su piedra y
pidiendo que se renueve, porque no puede seguir teniendo la cerrazón contra el
matrimonio homosexual, contra el aborto, contra la eutanasia, y toda una retahíla de puntos en los que la
iglesia debe ponerse al día, para que ellos se sintieran miembros de esa
iglesia.
¡Por
supuesto! Todos coincidían en lo mismo: “yo no soy beato ni me gustan los
rollos de los curas, yo voy a la iglesia en actos puntuales: un entierro, una
boda… porque está feo no cumplir con quien convives”.
Gente
devota de una imagen que no relaciona la Virgen con la iglesia a la que
considera poco menos que un lastre en la sociedad.
Lógicamente,
esta manera de pensar y de actuar, no coincide en absoluto con estas palabras
de Jesús, con las que nos invita a apoyarnos los unos en los otros, a
corregirnos fraternalmente, a vivir y preocuparnos de la vida de los demás
ayudándoles a rectificar los errores que puedan cometer y estar abiertos a ser
corregidos… Y cuando estamos en esta dinámica de fraternidad, “Os
aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para
pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están
reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."
La otra imagen que hemos presentado y las que nos
encontramos a diario, en las que la gente reivindica cómo única forma de
relacionarse con Dios lo que cada uno piensa, siente y con lo que se encuentra
más a gusto sin importarle la vida de la comunidad, eso puede ser una
religiosidad del tipo que sea, pero no tiene nada que ver con la fe y la vida
que Cristo nos planteó para su iglesia.