DOMINGO XIII DEL T.O. –A-

PRIMERA LECTURA

Lectura del segundo libro de los Reyes. 2 Re 4, 8-11. 14-16a
Es un hombre santo de Dios; se retirará aquí
PASÓ Eliseo un día por Sunén. Vivía allí una mujer principal que le insistió en que se quedase a comer; y, desde entonces, se detenía allí a comer cada vez que pasaba.
Ella dijo a su marido:
«Estoy segura de que es un hombre santo de Dios el que viene siempre a vernos. Construyamos en la terraza una pequeña habitación y pongámosle arriba una cama, una mesa, una silla y una lámpara, para que cuando venga pueda retirarse». Llegó el día en que Eliseo se acercó por allí y se retiró a la habitación de arriba, donde se acostó.
Entonces se preguntó Eliseo:
«¿Qué podemos hacer por ella?».
Respondió Guejazí, su criado:
«Por desgracia no tiene hijos y su marido es ya anciano».
Eliseo ordenó que la llamase. La llamó y ella se detuvo a la entrada.
Eliseo le dijo:
«El año próximo, por esta época, tú estarás abrazando Un hijo».

Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN
 
RESPUESTA DE DIOS A LA ACOGIDA   

            El relato nos recuerda a Abrahán cuando vio llegar a dos personas extrañas que se acercaban a su tienda extenuadas por el camino; sin preguntar quiénes eran, se puso a preparar una comida y les dio hospitalidad ofreciéndoles su casa.

            Su actitud de acogida y hospitalidad al forastero, que era un signo de su apertura a Dios, tiene como recompensa el que Sara se quede embarazada y traiga a la vida a Isaac, el hijo esperado durante toda la vida y que no llegaba.
            En el texto (2ª Re.4) que nos presenta la liturgia, se nos muestra la respuesta de Dios a la actitud generosa y acogedora de esta mujer sunamita, junto con su marido, que le abren sus puertas al profeta.
            Dios no se deja ganar en generosidad y no deja sin recompensa a todo el que se pone en su camino; en el NT. Jesús dirá: Ni un solo vaso de agua que deis a una persona en mi nombre, quedará sin recompensa”. A esta mujer sunamita, como a Sara, Dios las bendijo con lo máximo que podían soñar.
            El mensaje que nos presenta hoy la palabra de Dios contrasta con la actitud de la humanidad que estamos viviendo en la actualidad: millones de personas que están siendo desplazadas de su tierra y tienen que huir por la deshumanización de sus dirigentes políticos que por mantenerse en el poder son capaces de arrasar a sus pueblos y otros, por conquistar ese poder, dan lugar a la destrucción de pueblos enteros.
            Pero en el otro lado están los mismos hermanos que no quieren acoger a sus hermanos y los lanzan a otros extremos de la tierra donde tampoco son acogidos, o se les pone infinidad de trabas.
            Frente a esta situación nos encontramos con el principio de que la tierra la crea Dios para que en ella viva el hombre, hecho a su imagen y semejanza, con un derecho primario y fundamental a ser feliz; por otro lado vemos la llamada de Dios a la apertura y acogida del hombre, mientras la realidad nos presenta todo lo contrario. Queda en el aire la gran interrogante: ¿Hasta qué punto se ha degradado el hombre que ya no se reconoce?

Salmo responsorial
Sal 88, 2-3. 16-17. 18-19 (R/.: 2a)
R/.
   Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

        V/.   Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
                anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
                Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
                más que el cielo has afianzado tu fidelidad.   
R/.
R/.   Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

         V/.   Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
                caminará, oh, Señor, a la luz de tu rostro;
                tu nombre es su gozo cada día,
                tu justicia es su orgullo.   
R/.
R/.   Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

        V/.   Porque tú eres su honor y su fuerza,
                y con tu favor realzas nuestro poder.
                Porque el Señor es nuestro escudo,
                y el Santo de Israel nuestro rey.   
R/.
R/.   Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos. Rom 6, 3-4. 8-11
Sepultados con él por el bautismo, andemos en una vida nueva

HERMANOS:
Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte.
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios.
Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

Aleluya

1 Pe 2, 9
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Vosotros sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa;
        anunciad las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.   
R/.

REFLEXIÓN 

SER O NO SER    
            Pablo quiere que la comunidad cristiana de los romanos tome conciencia de algo que es una incoherencia evidente y que puede dañar la imagen y destruir la comunidad: si han sido incorporados a la muerte de Cristo con el bautismo, es lógico que no sigan dando signos del hombre viejo que enterraron, pues un cadáver no puede dar signos de vida; un cadáver solo da olor a podredumbre y a muerte.
            De la misma manera, si con el bautismo han renacido como hombres nuevos a la vida de Cristo resucitado, no tiene sentido el que sigan realizando obras de muerte, como son el egoísmo, la avaricia, la lujuria, la insolidaridad, la corrupción y la degradación…
            Para Pablo, cuando morimos es para siempre y no para un rato y, renacer para Dios, es ser una persona completamente nueva. No se puede ser una cosa y manifestar otra o pretender ser las dos cosas al mismo tiempo.
            Esto que para S. Pablo no tiene explicación: ser una cosa y aparecer otra, está tomando otra versión en nuestro tiempo: lo que somos no tiene por qué condicionar nuestra actuación; algo así como si a un árbol de olivo le pides que dé patatas.
            Esta es la realidad tan extendida hoy entre nosotros que, además, se quiere imponer: reducir la fe a la sacristía, de manera que lo que creamos o sintamos no tiene por qué condicionar la vida, creándose una división entre lo que se cree y lo que se vive, como dos cosas sin conexión, de forma que puede llevarse una vida completamente diferente a lo que confesamos. Es decir: Fe y Vida, como dos realidades sin conexión alguna y sin injerencia.
       

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 10, 37-42
El que no carga con la cruz no es digno de mí. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN</DIV></DIV>

NI LA CRUZ PUEDE SER CAUSA DE ABANDONO     

            Cuando leemos despacio el texto del evangelio de Mateo nos quedamos conmovidos al escuchar a Jesús que en su lenguaje utiliza imágenes tan fuertes como la de “llevar la cruz”: todos los componentes de las primeras comunidades tienen muy claro y saben lo que es eso: La CRUZ no solo era una muerte atroz, sino que se consideraba un castigo ejemplar: al reo se le desnudaba y se le obligaba a “llevar el travesaño de la cruz” exhibiéndolo por el pueblo, hasta lo alto del monte donde esperaba el palo vertical allí clavado. Se le obligaba a pasear de esta forma por toda la ciudad para que sirviera de ejemplo y se le expulsaba de ella, para que muriera allí solo, fuera de la ciudad y se le dejaba colgado, para que se lo comieran las aves de rapiña, porque se consideraba indigno de que la tierra lo admitiera en sus entrañas. De esta manera, la gente se quedaba descansando de soportar a un indeseable y a nadie se le ocurría hacer lo que llevaba a este extremo. Esta imagen la tenían muy viva y está en el subconsciente de todos.
            Con esta imagen de trasfondo, Jesús les dice que su seguimiento lleva consigo el estar dispuestos, incluso a “llevar la cruz”, que es lo último en lo que se puede pensar, pero no es por demostrar al mundo que aguantamos lo que nos echen, ni porque estémos de acuerdo con el dolor, el sufrimiento, o los problemas, sino que, para evitar el sufrimiento, la injusticia, el atropello, el dolor de los indefensos y la opresión de los pobres, estamos dispuestos a “perder” nuestra vida y a jugárnosla, si es que fuera necesario. Ni la cruz nos puede echar atrás.
            Y el que se une a alguien que ha sido capaz de entregar su vida por la causa de Jesús y lo apoya, solidarizándose con su causa, Jesús no ha de dejar sin recompensa, de la misma manera que en otro momento, también se declaraba a favor de aquel que en la vida se pone de su lado y lo confiesa.  

 

 

 

DOMINGO XII DEL T.O. –A-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías. Jer 20, 10-13
Libera la vida del pobre de las manos de gente perversa
DIJO Jeremías:
«Oía la acusación de la gente:
“Pavor-en-torno,
delatadlo, vamos a delatarlo”.
Mis amigos acechaban mi traspié:
“A ver si, engañado, lo sometemos y podemos vengarnos de él”.
Pero el Señor es mi fuerte defensor:
me persiguen, pero tropiezan impotentes. Acabarán avergonzados de su fracaso, con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor del universo, que examinas al honrado y sondeas las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos, pues te he encomendado mi causa! Cantad al Señor, alabad al Señor,
que libera la vida del pobre
de las manos de gente perversa».

Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 

DIOS TIENE LA ULTIMA PALABRA    
            El profeta Jeremías detecta la situación en la que vive su pueblo: se da cuenta que no hay por dónde coger el tema, pues por donde mira todo está corrompido; ve que ha llegado el momento en que no te puedes fiar de nadie ni de nada.; todos están pendientes para ver dónde hay un fallo y dónde se puede encontrar carnaza para el morbo, pero nadie está dispuesto para hacer el bien ni se atreve a hacerlo… La situación es un calco de lo que vivimos en la actualidad: cada día que nos levantamos nos encontramos con otra nueva noticia de corrupción y de muerte, ya no podemos  fiarnos de nadie, pero además, tenemos que andar con un cuidado enorme, pues están a la caza y captura del más mínimo detalle para tergiversarlo y montar un problema, sobre todo si es que se trata de la iglesia o alguno de sus componentes que se destaque un poco..
            Frente a esta situación, el profeta ve que no tiene más asidero que su confianza y fidelidad al Señor, que es el que al final hace que todas las cosas se pongan en su sitio y resplandezca la verdad.
            Es la lucha de siempre: el mal que no soporta la presencia del bien y hace todo lo posible por opacarlo y destruirlo, intentando de todas las formas imaginables, desde la crítica solapada, la tergiversación, la calumnia hasta la persecución llena de odio y violencia, como estamos viendo a diario.
            Al final termina el profeta proclamando la grandeza de Dios que hace que resplandezca la verdad: “Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos."  

Salmo responsorial

Sal 68, 8.10.14 y 17.33-35 (R/.: 14c)
R/.
   Señor, que me escuche tu gran bondad. 

        V/.   Por ti he aguantado afrentas,
                la vergüenza cubrió mi rostro.
                Soy un extraño para mis hermanos,
                un extranjero para los hijos de mi madre.
                Porque me devora el celo de tu templo,
                y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.   
R/.
R/.   Señor, que me escuche tu gran bondad. 

        V/.   Pero mi oración se dirige a ti,
                Señor, el día de tu favor;
                que me escuche tu gran bondad,
                que tu fidelidad me ayude.
                Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
                por tu gran compasión, vuélvete hacia mí.   
R/.
R/.   Señor, que me escuche tu gran bondad.

        V/.   Miradlo, los humildes, y alegraos;
                buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
                Que el Señor escucha a sus pobres,
                no desprecia a sus cautivos.
                Alábenlo el cielo y la tierra,
                las aguas y cuanto bulle en ellas.   
R/.
R/.   Señor, que me escuche tu gran bondad. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos. Rom 5, 12-15
No hay proporción entre el delito y el don
HERMANOS:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron.
Pues, hasta que llegó la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que tenía que venir.
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.
Palabra de Dios. 

Aleluya
Jn 15, 26b-27a

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí —dice el Señor—;
        y vosotros daréis testimonio.   
R/. 

REFLEXIÓN. 

DIOS SE HACE IMAGEN Y SEMEJANZA DEL HOMBRE   

            Pablo recuerda a la comunidad de los romanos el gran misterio de la encarnación que ha hecho cambiar radicalmente nuestra realidad, para que seamos coherentes con lo que Cristo ha hecho con nosotros: “Un Hombre” = la HUMANIDAD decidió cortar con Dios y despreciarlo, renunciando a su proyecto de felicidad que Dios había establecido para él.
            Dios, en cambio, permanece fiel a su voluntad y a su decisión inicial, que es la expresión de su propio ser: EL AMOR; y en la cumbre de los tiempos decide dar un paso más que será decisivo en orden a su proyecto inicial para el hombre: hace suya la naturaleza humana. Esto es el acto cumbre de la creación: el hombre hecho a su imagen y semejanza. Ahora Dios se hace con la imagen y semejanza del hombre: toma un cuerpo, para hacerse visible y mostrarle al hombre lo que significa para Él y hasta dónde está dispuesto a solidarizarse con su vida y su historia.
            Si aquella humanidad vieja (ADAN) rompió su imagen y semejanza con Dios, la misma humanidad nueva (CRISTO)  restablece por entero y para siempre la naturaleza humana, dejando intacta a cada uno su libertad, por lo que cada uno se hace responsable de su vida, su realización y su destino. 

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 10, 26-33
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».
Palabra del Señor.
 

REFLEXIÓN 

NO VALEN LAS MEDIAS AGUAS    

            Jesús tiene muy claro el ambiente que existe: cuando alguien sigue a un líder que ha terminado mal, la misma suerte le espera a sus seguidores; esto es algo que está en la mente de todos y Él sabe que a sus discípulos les puede ocurrir igual, por lo tanto, les advierte para que no se hagan ideas falsas de otra realidad distinta: no les espera ningún camino lleno de rosas, sino que la complicación y los problemas son algo con lo que han de contar desde el mismo principio.
            Todo esto es algo que la comunidad tiene muy claro y lo recuerda: en su camino van a encontrar la contradicción, el rechazo, la crítica, la persecución… ya les dejó advertido el Maestro, que tendrían que ser perseguidos, insultados por su causa, esa será la señal de que es verdad lo que predican y les dará la seguridad de que están en el camino. Para eso, les advierte que no tengan miedo y no se sientan retraídos ante las dificultades.
            Efectivamente, no hay que tener miedo a las dificultades que pueden venir y que son muchas las que vendrán, en cambio, les deja una advertencia clara en lo que deben estar atentos y a lo que hay que tener verdadero miedo: es a aquellos que les pueden convencer de lo contrario, que les pueden hacer creer que no vale la pena luchar, que hay que buscar lo fácil, lo agradable; que no vale la pena exponerse… y le pueden cambiar por entero su manera de ver las cosas de tal forma que, cuando quieran acordar, se alíen con el mal, convirtiéndose en los peores enemigos, que son, precisamente, los que luchan en contra desde dentro.
            A estos hay que temerles verdaderamente, pues son los que llegan a crear actitudes perversas que nos hacer ver bueno lo que es malo y viceversa.
            Jesús declara abiertamente que no podemos andar entre dos aguas: o nos ponemos a su lado, o estamos enfrentados a Él. No hay un camino intermedio en el que puedas nadar y guardar la ropa.
            De la misma manera declara que quien se juega la vida por Él, el momento final del juicio se llevará la gran sorpresa, pues se encontrará a Dios de su parte; de la misma manera, quien se coloca en contra, al final se encontrará con la misma oposición que mantuvo en su vida.

 

CORPUS CHRISTI

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio. Deut 8, 2-3. l4b-l6a
Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres

MOISÉS  habló al pueblo diciendo:
    «Recuerda todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para probarte y conocer lo que hay en tu corazón: si observas sus preceptos o no.
Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para hacerte reconocer que no solo de pan vive el hombre, sino que vive de todo cuanto sale de la boca de Dios.
No olvides al Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes abrasadoras y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres».
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

INCORPORAR LA MEMORIA A LA VIDA  
El texto del Éxodo que nos trae la liturgia de esta fiesta nos presenta a Moisés antes de entrar en la tierra prometida; reúne al pueblo para declararle algo que es fundamental y que no pueden olvidar, pues es el principio y fundamento de toda su existencia como pueblo y de su sentido en la tierra; alguien ha llamado a este texto “El testamento de Moisés”: en él hace un recuento de las historia del pueblo que le da sentido al presente que viven, y a cada generación que vendrá en la posteridad.
Moisés pide al pueblo y a cada israelita que “Recuerde”, que no olvide jamás sus raíces, el camino que ha recorrido, la historia que ha construido… esto es parte de la fe del pueblo.
Y en esta historia y camino que ha venido haciendo, hay algo fundamental que no podrán olvidar: Dios se hizo presente en un momento de la historia de este pueblo y ha venido caminando con él dándole la mano y sacándolo de los peores atolladeros; esto no lo pueden obviar.
Incluso les hace entender que las pruebas por las que atravesaron en la historia, fueron necesarias para que fueran madurando y preparándose para enfrentar las dificultades que la vida les presentaría y hasta afianzar la fe que debe sostener al pueblo.
Sin embargo, con el transcurrir de los años y ante las dificultades que se presentan: hambre, persecución, enfrentamientos…la fe se debilita y ahí pueden ver a Dios que se hace presente.
Pero será en los momentos de prosperidad y facilidad cuando el pueblo se olvida de Dios y llega a sentir que no lo necesita y todo empieza a corromperse. Es aquí cuando el discurso de Moisés adquiere su plena actualidad y fuerza recordándole al pueblo que “no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios” y es ahí cuando se impone el “ayuno” para recordar que hay otro alimento más importante que el del estómago. Es interesante ver cómo S. Mateo retoma este texto cuando presenta a Jesús que es tentado.
Para nosotros, la fiesta de hoy, también es una llamada de atención a despertar y no quedarnos estancados en el alimento del cuerpo que nos quita el hambre física, recordándonos que hay otra hambre que no podemos olvidar, cuya satisfacción solo la da Cristo, Él es el Pan de Vida, los otros sucedáneos que intentan calmar el hambre (dinero, poder, fama, sexo, placer) no logran saciar las necesidades del hombre y lo inducen a un vacío tremendo.

Salmo responsorial
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R/.: 12a)
R/.   Glorifica al Señor, Jerusalén.

O bien:

R/.
  Aleluya.

        V/.   Glorifica al Señor, Jerusalén;
                alaba a tu Dios, Sión.
                Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
                y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.   
R/.
R/.   Glorifica al Señor, Jerusalén.

        V/.   Ha puesto paz en tus fronteras,
                te sacia con flor de harina.
                Él envía su mensaje a la tierra,
                y su palabra corre veloz.   R/.
R/.   Glorifica al Señor, Jerusalén.

        V/.   Anuncia su palabra a Jacob,
                sus decretos y mandatos a Israel;
                con ninguna nación obró así,
                ni les dio a conocer sus mandatos.   
R/.
R/.   Glorifica al Señor, Jerusalén.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 1 Cor 10, 16-17
El pan es uno; nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo

HERMANOS:
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?
Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan.
Palabra de Dios.

Hoy puede decirse la secuencia Lauda, Sion, salvatorem
SECUENCIA (forma larga)

Alaba, alma mía, a tu Salvador;
   alaba a tu guía y pastor
   con himnos y cánticos.

Pregona su gloria cuanto puedas,
   porque él está sobre toda alabanza,
   y jamás podrás alabarle lo bastante.

El tema especial de nuestros loores
   es hoy el pan vivo y que da vida.
   El cual se dio en la mesa de la sagrada cena
   al grupo de los doce apóstoles
   sin género de duda.

Sea, pues, llena, sea sonora,
   sea alegre, sea pura
   la alabanza de nuestra alma.

Pues celebramos el solemne día
   en que fue instituido
   este divino banquete.

En esta mesa del nuevo rey,
   la pascua nueva de la nueva ley
   pone fin a la pascua antigua.

Lo viejo cede ante lo nuevo,
   la sombra ante la realidad,
   y la luz ahuyenta la noche.
   Lo que Jesucristo hizo en la cena,
   mandó que se haga en memoria suya.

Instruidos con sus santos mandatos,
   consagramos el pan y el vino,
   en sacrificio de salvación.

Es dogma que se da a los cristianos,
   que el pan se convierte en carne,
   y el vino en sangre.

Lo que no comprendes y no ves,
   una fe viva lo atestigua,
   fuera de todo el orden de la naturaleza.

Bajo diversas especies,
   que son accidentes y no sustancia,
   están ocultos los dones más preciados.

Su Carne es alimento y su Sangre bebida;
   mas Cristo está todo entero
   bajo cada especie.

Quien lo recibe no lo rompe,
   no lo quebranta ni lo desmembra;
   recíbese todo entero.

Recíbelo uno, recíbenlo mil;
   y aquel lo toma tanto como estos,
   pues no se consume al ser tomado.

Recíbenlo buenos y malos;
   mas con suerte desigual
   de vida o de muerte.

Es muerte para los malos,
   y vida para los buenos;
   mira cómo un mismo alimento
   produce efectos tan diversos.

Cuando se divida el Sacramento,
   no vaciles, sino recuerda
   que Jesucristo tan entero
   está en cada parte
   como antes en el todo.

No se parte la sustancia,
   se rompe solo la señal;
   ni el ser ni el tamaño
   se reducen de Cristo presente.

He aquí el pan de los ángeles,
   hecho viático nuestro;
   verdadero pan de los hijos,
   no lo echemos a los perros.

Figuras lo representaron:
   Isaac fue sacrificado;
   el cordero pascual, inmolado;
   el maná nutrió a nuestros padres.

Buen Pastor, Pan verdadero,
   ¡oh, Jesús!, ten piedad.
   Apaciéntanos y protégenos;
   haz que veamos los bienes
   en la tierra de los vivientes.

Tú, que todo lo sabes y puedes,
   que nos apacientas aquí
   siendo aún mortales,
   haznos allí tus comensales,
   coherederos y compañeros
   de los santos ciudadanos.

SECUENCIA (forma breve)

He aquí el pan de los ángeles,
   hecho viático nuestro;
   verdadero pan de los hijos,
   no lo echemos a los perros.

Figuras lo representaron:
   Isaac fue sacrificado;
   el cordero pascual, inmolado;
   el maná nutrió a nuestros padres.

Buen Pastor, Pan verdadero,
   oh, Jesús!, ten piedad.
   Apaciéntanos y protégenos;
   haz que veamos los bienes
   en la tierra de los vivientes.

Tú, que todo lo sabes y puedes,
   que nos apacientas aquí
   siendo aún mortales,
   haznos allí tus comensales,
   coherederos y compañeros
   de los santos ciudadanos.


REFLEXIÓN

CONSTRUIR LA UNIDAD     

        S. Pablo hace tomar conciencia a la comunidad de algo que es fundamental y signo evidente de vida en Cristo: LA UNIDAD; si ésta se rompe es signo evidente del distanciamiento de Cristo, por eso aprovecha para hacerles tomar conciencia que la acción más importante que podrán hacer es luchar por esta unidad de la que la Eucaristía es base y fundamento: el PAN y el CÁLIZ nos unen a todos en un mismo cuerpo y en una misma sangre, nos hace a todos partícipes del mismo Cristo, por tanto, ¿cómo es posible que Cristo esté dividido?
            Comer el Cuerpo de Cristo y beber su sangre nos compromete a crear la unidad de todos como un mismo cuerpo; la fe cristiana es una fe comprometida en la construcción de la UNIDAD y de la FRATERNIDAD.       
                  Si esto no se tiene claro, nuestras Eucaristías están vacías de sentido, no son otra cosa que un rito vacío y sin sentido que no tiene que ver nada con lo que Cristo dejó para los suyos, ni con lo que la Eucaristía es para la iglesia.
                  En la medida que la iglesia se toma en serio la Eucaristía, ella misma se convierte en el sacramento que hace visible la presencia de Cristo en la tierra del que cada uno de nosotros nos convertimos en miembros vivos que actuamos siempre en beneficio de los demás.

Aleluya
Jn 6, 51
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el Señor—;
        el que coma de este pan vivirá para siempre..   
R/.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 6, 51-58 
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
EN aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
    «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí:
    «Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
    «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

DIGNIFICACIÓN DEL CUERPO   
            El evangelio de Juan que la liturgia  recoge para la celebración de la fiesta del CORPUS es sumamente interesante: es importante tener presente algo que la iglesia ha tenido  como una especie de “repugnancia” a todo lo perteneciente al cuerpo, como si fuera una especie de lastre negativo que ha tenido la persona, contra lo que toda la vida ha habido que emplearla en luchar contra el “cuerpo”, como si fuera una especie camisa despreciable que afeaba al “alma”; incluso épocas en las que se consideraba al cuerpo como la cárcel del alma al que había que castigar con fuertes sacrificios.
            Ahora, cuando nos acercamos sosegadamente al texto, nos damos cuenta que no es precisamente esa la mentalidad de Jesús y menos aún la del Padre que coge un cuerpo humano para el Hijo y lo asume como la expresión visible de toda su grandeza, de forma que cuerpo y alma son una misma cosa, los dos componentes de la PERSONA HUMANA, de forma que aceptar el cuerpo de Cristo es aceptar su persona: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.
            Cristo ha cambiado por completo toda la realidad: la carne humana, el cuerpo, con todas sus “realidades”, no es el espacio donde mora el pecado, sino la expresión material y visible de toda la grandeza divina que hace al hombre semejante a Dios.
            De todas formas, sigue latiendo la idea de un Jesús “espiritualizado”, para el que nos cuesta aceptar que Él asumió un cuerpo como el nuestro y se atuvo a todas las limitaciones que puede suponer la materialidad de un cuerpo de carne y hueso, sometidos a las limitaciones de la enfermedad, del hambre, de la sed, del frío, del calor etc…
            Es por esto que, en esta celebración no podemos excluir la memoria histórica de Jesús con un cuerpo humano, como el que cada uno de nosotros tenemos, que nos invita a que empleemos toda nuestra energía natural y espiritual a amar como lo hacen los seres humanos y a solidarizarnos como lo hacen los seres humanos y no como lo puedan hacer los ángeles.



SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD -A-


PRIMERA LECTURA 


Lectura del libro del Éxodo. Éx 34, 4b-6. 8-9
Señor, Dios compasivo y misericordioso
EN aquellos días, Moisés madrugó y subió a la montaña del Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra.
El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó ante él proclamando:
    «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad».
Moisés al momento se inclinó y se postró en tierra. Y le dijo:
    «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya».
Palabra de Dios. 

Aleluya
Ap 1, 8
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo;
        al Dios que es, al que era y al que ha de venir.   
R/. 

REFLEXIÓN 

DIOS SE DEFINE A SI MISMO   
Es importante que nos detengamos en la definición que da de sí mismo Dios cuando pasa delante de Moisés: "Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad". Es decir, el Dios que se presenta en el Éxodo es un Dios compasivo, misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Esto es interesante que no lo perdamos de vista, porque es desde ahí desde donde tenemos que mirarlo; además es importante que tengamos en cuenta que esta proclamación que hace Dios de sí mismo, es justamente después que el pueblo le ha dado la espalda y se ha hecho el becerro de oro, con lo que se acentúa mucho más la diferencia entre el pueblo infiel, desleal y terco y Dios, leal, fiel, misericordioso.
Por otro lado, queda patente la decisión de Dios de caminar al lado de su pueblo para que consiga la libertad, cosa que lo hace un Dios que se une a la historia de libertad del hombre; con Jesús quedará certificada esta dimensión: el mismo Dios que se hace historia de los hombres.
Por eso, no podemos pensar a Dios desconectado de la historia de los hombres, un dios aislado, desinteresado de nuestros asuntos y de nuestras vidas, ese no sería el Dios de Israel y el que Cristo nos transmitió.
El gran peligro que tenemos los cristianos es la presión que aguantamos porque, precisamente, se quiere desconectar a Dios de la vida, de la historia y reducirlo a un sentimiento, a una energía con la que nos conectamos para sentirnos a gusto a nivel individual, pero sin más trascendencia social. 

Salmo responsorial
Dn 3, 52 - 56

R/.   A ti gloria y alabanza por los siglos. 

        V/.   Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
                bendito tu nombre santo y glorioso.   
R/.
R/.   A ti gloria y alabanza por los siglos. 

        V/.   Bendito eres en el templo de tu santa gloria.
                Bendito eres sobre el trono de tu reino.   R/.
R/.   A ti gloria y alabanza por los siglos. 

        V/.   Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
                sondeas los abismos.   
R/.
R/.   A ti gloria y alabanza por los siglos.

        V/.   Bendito eres en la bóveda del cielo.   R/.
R/.   A ti gloria y alabanza por los siglos.

SEGUNDA LECTURA 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 2 Cor 13, 11-13
La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo
HERMANOS, alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros.
Saludaos mutuamente con el beso santo.
Os saludan todos los santos.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con todos vosotros.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

CON UNA ACTITUD POSITIVA 
S. Pablo se dirige a la comunidad de los corintios  teniendo muy presente la situación por la que atraviesa: hay una división enorme entre ellos que, incluso, no le reconocen su autoridad y por eso, les invita a la paz y la concordia, a animarse mutuamente en lugar de criticar y ponerse zancadillas; están llamados a ser testigos de resurrección; la actitud que ha de reinar es muy distinta a la que tienen, por eso les invita a cambiar y a tener una postura diferente: “Alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz”. Este es el camino único que nos lleva a la perfección y por el que podemos encontrar a Cristo presente entre nosotros; por su parte les recuerda que su misión es llevar la paz y la reconciliación entre los hermanos.
Al final concluye proclamando su fe en Dios que tiene una dimensión trinitaria: “la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros" 2 Cor 13,13. que después quedará como saludo a la asamblea. 

Aleluya Apoc. 1, 8 

Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Al Dios que es, que era y que vendrá.
Aleluya. 

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 3, 16-18
Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él 

TANTO amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzga- do, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Palabra del Señor. 

REFLEXIÓN

DAR UN TESTIMONIO INTELIGIBLE  
Ya conocemos a S. Juan quien utiliza los símbolos para expresar las ideas más profundas y el texto de hoy es la cumbre de su manera de expresarse. Pero entre las cosas que hace, una de ellas es presentar la figura de Dios como la expresión máxima del amor que llega a dar todo por amor: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él”.
Debemos tener presente que en tiempos de Jesús y en los primeros tiempos de la iglesia, la idea que se tiene del Mesías es la de un enviado por Dios para recuperar la libertad y la grandeza de Israel, pero no se puede entender que sea el mismo Dios quien baje a la tierra y se quede actuando y viviendo con los hombres; esta idea y esta nueva imagen tendrá que ir calando en el corazón y en la mente de todos, para lo que ayudó enormemente la mentalidad griega del momento en la que se sostienen los conceptos de “sustancia”, “esencia”, “hipostasis”… que ayudarán a que se pueda concebir la idea de un Dios Padre-Hijo Espíritu Santo.
Estas verdades que se plasman con un lenguaje de un momento, quedan grabadas y hay que ir explicándolas a través de los siglos con un nuevo lenguaje, unos nuevos conceptos que se van teniendo en cada momento de la historia, entonces vemos cómo van cambiando los símbolos; otros van perdiendo su significado y otros pierden fuerza, mientras que otros conceptos llegan a tener auge en detrimento de otros que llegan a perder por entero su significado.
Esta realidad la estamos constatando a cada momento en nuestro tiempo, en el que muchas de las fórmulas que se venían manteniendo necesitan una nueva definición, pues se vuelven ininteligibles a la gente del momento histórico que vivimos.
Esto nos lleva a los cristianos a vivir en tensión, pues estamos llamados a ser testigos de la grandeza de Dios-Trino y hemos de utilizar el lenguaje y las formulas del momento que vivimos para que podamos ser entendidos, pues de lo contrario, nos quedamos en la cuneta de la vida con una verdad que no le sirve a nadie porque no podemos expresarla.