FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR
PRIMERA LECTURA
Lectura del
Profeta Isaías 42, 1‑4. 6‑7
Mirad a mi siervo, a quien prefiero
Esto
dice el Señor:
Mirad
a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre
él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No
gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La
caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará.
Promoverá
fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará hasta implantar el derecho en
la tierra y sus leyes, que esperan las islas.
Yo,
el Señor, te he llamado con justicia, te he tomado de la mano, te he formado y
te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para
que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la
mazmorra a los que habitan en las tinieblas.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
LA FUERZA Y EL PODER
DE LA MISERICORDIA
Isaías viene anunciando que, llegado el
momento, Dios mismo tomará cartas en el asunto y pondrá al pastor que va a
guiar a su pueblo, que lo va a dirigir por el camino que Él quiere y tiene
establecido para su pueblo; Él le infundirá su Espíritu que le dará la fuerza y
la sabiduría para conducirlo y que realice la misión que le ha encomendado: “Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en las
tinieblas”,
por supuesto, no lo va a hacer al estilo de los dirigentes humanos, de los
pastores que está teniendo el pueblo en la actualidad, no; su siervo se dejará
guiar por el Espíritu Santo y no por el espíritu de la fuerza y del poder:
el “No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no
la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará” y,
con su actitud y su forma de vivir, hará presente a la humanidad la imagen de
Dios, instaurando de esa forma la justicia de Dios que no es la de los hombres.
En definitiva, ésta será también la tarea de todo bautizado
siguiendo los pasos de Jesús: ser reflejo de Él en el mundo siguiendo sus pasos
y dando testimonio con su vida de la presencia viva de Dios en el mundo y la
forma de hacerlo, no ha de ser al estilo de los grandes: imponiéndose con el
poder y la fuerza, con el dinero y la opresión, sino todo lo contrario: será con
la paciencia, con la comprensión, con la escucha, el respeto y el amor, de
forma que no impondrá nada, porque todo lo que se impone genera violencia y
rechazo.
En este terreno, la iglesia le queda un largo camino que recorrer, pues está llamada a seguir los pasos de Jesús, quien actuó con misericordia por encima de cualquier otra fuerza.
Salmo responsorial Sal 28, 1a y 2. 3ac‑4. 3b y 9b‑10
R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
V/.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del
Señor,
postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
R/.
El Señor bendice a su pueblo con la paz.
V/.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas
torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica.
R/.
El Señor bendice a su pueblo con la paz.
V/. El Dios de la gloria ha tronado.
El Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
R/.
El Señor bendice a su pueblo con la paz.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de los
Hechos de los Apóstoles 10, 34‑38
Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo
En
aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
—Está
claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la
justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas
anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Conocéis
lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo,
aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por
Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a
los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
SER TESTIGOS
DE LA SALVACIÓN
S. Pedro se planta frente a la mentalidad cerrada del pueblo judío
que se considera con la exclusiva de la salvación, sin tomar conciencia de lo
que han venido anunciando los profetas que en el tiempo indicado, Dios
realizará su plan primero de grandeza que pensó para el hombre: “Hecho a imagen
y semejanza suya”, la dignidad del hombre no puede estar hundida, pues no fue
pensado ni querido así, por eso quedó el pueblo antiguo con una misión: ser
testigo de esa voluntad salvadora de Dios, pero ahora ha llegado el momento en
que se ha realizado definitivamente su plan y la iglesia ahora es testigo de
esta realidad en los tiempos nuevos, lo mismo que el antiguo pueblo de Israel
fue testigo de la voluntad salvífica.
Dios ha venido en su Hijo
Jesús, ha tomado la naturaleza humana, con lo que ha elevado la naturaleza
humana a la categoría de Hijos de Dios. Esta nueva realidad lleva
necesariamente a un cambio radical en la existencia, si es que queremos ser
partícipes de la obra que ha realizado Dios; su proyecto es para todos, sin
distinción de razas, lenguas, culturas.. “Dios
no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de
la nación que sea” esta será la única
exigencia que se le pide a quien lo acepta.
Por
tanto, todo bautizado, a ejemplo de Jesús, tiene el deber de pasar por este mundo
como lo hizo Él: “pasó haciendo el bien” y esta es la tarea que nos ha dejado,
teniendo para ello que despojarnos de todo interés egoísta, para poder ser
testigos de su salvación como hombres salvados.
Aleluya Mc
9, 6
Aleluya,
aleluya.
Los cielos se
abrieron
y se oyó la voz del Padre:
Este es mi
Hijo, el amado; escuchadle.
Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según San Mateo 3,
13‑17
Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de Dios
bajaba sobre él
En
aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que
lo bautizara.
Pero
Juan intentaba disuadirlo diciéndole: -Soy yo el que necesito que tú me
bautices, ¿y tú acudes a mí?
Jesús
le contesto: -Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios
quiere.
Entonces
Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo
y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y
vino una voz del cielo que decía:
“Este
es mi Hijo, el amado, mi predilecto.”
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
JESÚS ROMPE EL SILENCIO
Jesús llevaba 30 años escondido en su aldea de Nazaret;
allí ha pasado todo este tiempo madurando todo lo que han dicho los profetas,
todo lo que el pueblo viene sufriendo y esperando; todo lo que supone la fe y
la esperanza de su pueblo y de su historia; analiza también muy despacio la
situación del momento que vive… Se da cuenta, como en muchos otros momentos,
que Dios sigue llamando al pueblo a tomar conciencia de la postración en la que
se encuentra.
Estando en esta situación personal, se encuentra con Juan
bautista que le revuelve todo su mundo, le refuerza su decisión y se decide a
poner punto final a su silencio y a su ocultamiento en Nazaret.
Comprende que ha llegado la hora y no pone condiciones ni
busca excusas: su vida se pone desde este momento al servicio de un único
objetivo: Gritar al mundo la Buena Noticia de que Dios se ha puesto al lado de
los hombres y se ha dispuesto a realizar el gran proyecto de salvación para
todos los hombres y para todo el universo que tenía desde el principio.
No es que esta decisión que toma se deba a lo que le ha
escuchado a Juan, porque lo hubiera convencido de algo de lo que no estaba
seguro y por eso se ha bautizado, sino que se ha sentido inundado por la fuerza
del Espíritu que le hace sentirse Hijo de Dios y poseedor de toda la fuerza
divina sintiendo suyo el proyecto de Dios Padre.
Desde este momento su vida se convierte en un reflejo
evidente de esa presencia de Dios Padre que actúa transformando la historia y
la vida de los hombres.