DÍA 1 DE ENERO


SANTA MARIA, MADRE DE DIOS




PRIMERA LECTURA


 

Lectura del Libro de los Números       6, 22‑27

Invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré

 

El Señor habló a Moisés:

Di a Aarón y a sus hijos: Esta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

 El Señor te bendiga y te proteja,

 ilumine su rostro sobre ti

 y te conceda su favor;

el Señor se fije en ti

y te conceda la paz.

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.

Palabra de Dios.

 

“SHALOM”    

Abrimos este año nuevo con dos referentes muy importantes: 1º- La bendición que el Señor nos quiere dar para que presida todo este año que comenzamos y que ha de hacerse extensiva a cada uno de los momentos que dure; el 2º referente es la VIRGEN MARÍA que se puso en manos de Dios para ser su madre y hoy se nos da como expresión visible, precisamente de esta bendición que nos ha dejado el Señor; María es la madre de Dios que se ha hecho hombre, pero también es la madre de Jesucristo resucitado de quien es la iglesia signo visible.

     Esta bendición recuerda lo que los sacerdotes de la Antigua Alianza impartían al pueblo la víspera de la celebración de la fiesta del año nuevo.

     La bendición era privilegio del sumo sacerdote o del rey el poder darla al pueblo, que son los que actuaban en nombre de Dios.

     La palabra final de la fórmula: “Te conceda la Paz”, el término “Shalom” que se utiliza significa “Plenitud”, “integridad” de vida, un estado de armonía con Dios, consigo mismo y con la naturaleza.

     Estas son, precisamente, las grandes cualidades del hombre nuevo del que Jesús es figura.

 

Salmo responsorial       Sal  66,  2‑3.  5.  6 y 8

 

V/.  El Señor tenga piedad y nos bendiga.

R/.  El Señor tenga piedad y nos bendiga.

 

V/.  El Señor tenga piedad y nos bendiga,

           ilumine su rostro sobre nosotros:

       conozca la tierra tus caminos,

           todos los pueblos tu salvación.

R/.  El Señor tenga piedad y nos bendiga.

 

V/.  Que canten de alegría las naciones,

           porque riges el mundo con justicia,

       riges los pueblos con rectitud,

           y gobiernas las naciones de la tierra.

R/.  El Señor tenga piedad y nos bendiga.

 

V/.  Oh Dios, que te alaben los pueblos,

           que todos los pueblos te alaben.

       Que Dios nos bendiga; que le teman

hasta los confines del orbe.

R/.  El Señor tenga piedad y nos bendiga.

 

SEGUNDA LECTURA


 

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas       4,  4‑7

Dios envió su Hijo, nacido de una mujer

 

Hermanos:

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá! (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Palabra de Dios.

 

MARIA, EL GRAN REFERENTE PARA LA VIDA   

 

S. Pablo escribe a los gálatas y les presenta el proyecto de Dios que se ha cumplido en Jesús, para lo que Dios se ha servido de María, que no ha opuesto resistencia alguna y se ha dejado en manos de Dios, como el terreno fecundo que se deja cultivar por el agricultor.

     Con la venida de Jesús se ha cumplido la plenitud de los tiempos, donde se han cumplido todas las promesas hechas a los padres y a los profetas y se ha puesto en marcha todo el proyecto de Dios.

     Jesús se hace hombre, con lo que la naturaleza humana queda asumida por Dios y se restablece completamente, ha nacido el hombre nuevo. Jesús entra en la historia de la humanidad y, desde ese momento, la misma historia se convierte en lugar de encuentro de Dios.

     Es importante que no perdamos de vista la importancia que tuvo la actitud de la Virgen María que dejó en absoluta disponibilidad su persona en manos de Dios, para que realizase en ella el gran misterio de nuestra redención.

     Para Pablo, éste es el gran referente que tenemos para llevar adelante cualquier acción liberadora: dejarnos en manos de Dios y seguir sus pautas. El hecho de que María aceptase dejar a Dios actuar en ella, tuvo como conclusión el que nosotros podamos llamar a Dios PADRE.

 

 

Aleluya Hb      1,  1 ‑2  (si no se canta, puede omitirse)

 

Aleluya, aleluya.

En distintas ocasiones habló Dios antiguamente a nuestros padres por los Profetas;

ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.

Aleluya.

  

EVANGELIO


 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas       2,  16‑21

Encontraron a María y a José y al niño. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús

 

En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor

 

LA SORPRESA DE DIOS   

 

            Es impresionante contemplar el acontecimiento: el hecho que se está dando es algo indignante por los ribetes de insolidaridad, de desprecio a la dignidad de la persona… que aparecen en el texto: son dos jóvenes inexpertos que llaman a la puerta en una situación tan crítica y, ni en la posada se les quiere admitir.

            Hoy hubiera sido portada de todos los medios de comunicación, un escándalo, pero se pasa por encima de la gravedad del tema y se orienta hacia otra dimensión, tal como se está haciendo con miles de personas que llaman desesperadamente  a las puertas y se les cierran; sin embargo, el evangelio no se detiene en ninguno de estos detalles y, en cambio, presenta la escena llena de alegría y admiración entre los pastores, los más pobres y excluidos de la sociedad que son los que lo reconocen y lo acogen como alguien de los suyos.

            A continuación, el texto nos presenta el momento de la primera entrada de Jesús en el templo, donde se supone que es la morada de Yahvé y allí, tan solo es recibido y reconocido por una limpiadora y un anciano que está de turno cuidando del templo, ambos saltan llenos de alegría, mientras las altas jerarquías ni se dan por enteradas y no aparece nadie por allí.

           En medio de este panorama S. José y la virgen no dicen ni una palabra, lo único que hacen es mirar, escuchar y dejar que todo siga su ritmo contemplando maravillados todo lo que ocurre, lo que se dice, sin tener una palabra que explique lo que allí está pasando, lo único que dice el evangelio es que “María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Exactamente lo mismo que José. Ambos constatarán en sus vidas que Dios sorprende a quien se deja en sus manos y no le pone trabas a su acción.

 

NACIMIENTO DEL SEÑOR

25 DE DICIEMBRE
NACIMIENTO DEL SEÑOR
Misa del día

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Lectura del profeta Isaías 52,7‑10
Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

MISIONEROS DE LA VERDAD    
        El profeta Isaías se hace eco de todos aquellos que han venido a través de los siglos manteniendo firme el mensaje de esperanza en que la PAZ llegaría a imponerse por encima del odio, de la violencia, de la injusticia y el atropello…
        Todos aquellos que han venido proclamando esta esperanza son como luces y guías de la humanidad, haciendo posible que en el horizonte quede siempre un espacio para la esperanza.
        Ellos son como los centinelas de la ciudad que atisban en el horizonte no solo los peligros que se avecinan, sino los acontecimientos que traen la alegría y la salvación para el pueblo.
        Esta alabanza que hace el profeta Isaías a estos vigías que anuncian la paz y la salvación, debería hoy poder dirigirse a un estamento de nuestra actualidad que podrían ser los medios de comunicación, ellos podrían ser ese mensajero o vigía que anuncia y promueve la paz, si es que estuvieran al servicio de la VERDAD y de la PAZ, en lugar de ser el brazo que trabaja por intereses concretos económicos, políticos y de poder; entonces, en este caso, no son ni mensajeros, ni centinelas de la Paz y la alegría, sino todo lo contrario: espías que horadan el hueco para que entre el odio la división, la guerra y la muerte.

Salmo responsorial: 97

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
 / porque ha hecho maravillas:
/ su diestra le ha dado la victoria,
/ su santo brazo. R.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

El Señor da a conocer su victoria,
/ revela a las naciones su justicia:
/ se acordó de su misericordia y su fidelidad
/ en favor de la casa de Israel. R.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Los confines de la tierra han contemplado
/ la victoria de nuestro Dios.
/ Aclama al Señor, tierra entera;
/ gritad, vitoread, tocad. R.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Tañed la cítara para el Señor
/ suenen los instrumentos:
/ con clarines y al son de trompetas,
/ aclamad al Rey y Señor. R.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Lectura de la carta a los Hebreos 1,1‑6
Dios nos ha hablado por el Hijo

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: "Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado", o: "Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo"? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: "Adórenlo todos los ángeles de Dios."
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

VIVIR EN COHERENCIA CON LO QUE SOMOS   
        El pasaje que nos presenta la liturgia de hoy es el prólogo de la carta a los hebreos donde el autor presenta todo lo que piensa tratar en la carta.
        Teniendo en cuenta que va dirigida a todos los creyentes que vienen del judaísmo y que han bebido toda una tradición, en la que se ha venido anunciando, desde mucho tiempo atrás, este momento supremo, en el que Dios cumplirá todas las promesas que se han venido haciendo al pueblo.
        El cumplimiento de todas esas promesas se ha realizado en Cristo: “Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria”, Él es la total y plena revelación del Padre, por eso en Él ha quedado concluido todo, se ha perdonado el pecado al mundo, se ha restablecido la comunicación entre Dios y la humanidad y con la muerte y la resurrección de Jesús, el hombre ha sido ensalzado sobre todas las cosas.
        Esta es la mayor y más grande noticia que nos ha traído Jesús y que ahora está presente como signo identificativo de su iglesia. De lo que se trata ahora, es que cada creyente admita esta nueva realidad y viva en conformidad con ella.

Lectura del santo evangelio según S. Juan 1,1‑18
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

DIOS NO ES UNA IDEA   

            Hay algo que hoy no podemos pasar por alto al leer este pasaje del evangelio en un tiempo en el que están cambiando todas las ideas, la cultura, la manera de mirar el mundo y las cosas y, hasta la misma concepción de la persona…
            En esta situación oímos a Juan que nos dice: “La palabra de Dios se ha hecho carne”, es decir: ante todo esto que está ocurriendo hoy, Dios no se queda callado, se ha bajado donde nosotros y su palabra se ha hecho sensible a nuestros oídos, nos ha hablado, ha tomado carne en una persona humana como nosotros, para que lo podamos entender, ver, escuchar… y ha vivido en coherencia con esa palabra, para que todos podamos ver cómo es posible llevar adelante lo que nos dice.
            Otra de las grandes verdades que nos dice el texto y que no podemos dejar a un lado es: “A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer”.
            ¿Qué nos está diciendo Juan? Que todo lo que hasta ahora se ha dicho ha quedado superado, que el Dios que se ha venido presentando no es más que una idea, un concepto, pero a partir de ahora, de Dios no se puede hablar en teoría, que de Él solo se puede hablar desde el conocimiento, como lo hace Jesús, y por eso, sólo Él puede decirnos quién y cómo es Dios, qué piensa, qué hace, qué quiere, cómo nos quiere…
            A partir de aquí no es posible hablar de Dios lanzando teorías al aire y presuponiendo conceptos basados en teorías; pero por si no tuviéramos bastante, dejó bien claro cómo quiere Dios que nos conduzcamos en la vida y, por eso, Él fue delante, abriendo el camino e indicándonos por dónde hemos de ir: nace entre los pobres, vive entre ellos y proclama la justicia, la fraternidad, la verdad y la paz desde los pobres y las vive hasta sus últimas consecuencias.
            Jesús es la revelación al mundo de Dios Padre lleno de misericordia que no tiene más objetivo que establecer la paz, la fraternidad, la alegría, la justicia, la libertad y el amor en el mundo… todo lo demás es secundario y sin trascendencia alguna y es desde ahí, y ahí, en lo que hemos de poner toda la fuerza y en donde encontraremos todo la alegría y la felicidad que nos trae el anuncio de Jesús.
            Este es el mensaje fundamental de la iglesia y no podemos permitirnos hoy perder el tiempo mientras vivimos entretenidos en otras cosas y enzarzados en otros quehaceres que desvirtúan y oscurecen el mensaje que Cristo nos trae..


DOMINGO IV DE ADVIENTO -A-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías       7,  10‑14

Mirad: la virgen está encinta

 En aquellos días, el Señor habló a Acaz:
—«Pide una señal al Señor, tu Dios:
    en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz:
—«No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios:
—«Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Mirad:
           la virgen está encinta y da a luz un hijo,
           y le pondrá por nombre Emmanuel
           que significa: “Dios‑con‑nosotros”.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN:

CONFIANZA A TODO RIESGO 

           El pasaje que nos presenta la liturgia de este domingo nos presenta al profeta Isaías en tiempo del rey Acaz quien se ve comprometido con los reyes vecinos para hacer una alianza con ellos y, lógicamente, por ser mucho inferior en fuerza a todos, quedaría como esclavo del que se aliara, ya que no puede ponerse en contra de la potencia que es Asiria.
           Frente a la disyuntiva, la propuesta que tiene es afianzarse en el Señor y no aliarse con poder alguno o echarse en los brazos de Asiria. No ve claro eso de permanecer al margen y fiarse de Dios, a lo que Dios le ofrece el signo que él quiera para que tenga confianza y vea que Él está a su lado, entonces Acaz rechaza la oferta con una excusa respetuosa: “no quiero tentar al Señor”, pero no era más que una excusa hipócrita para no quedar mal, lo que le ocurre en el fondo es que no se fía de Dios y prefiere estar seguro en brazos de una potencia extranjera que lo defienda.
           Como persiste en la desconfianza, Dios le da el signo definitivo: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel   que significa: “Dios‑con‑nosotros”.»
Acaz se ofusca con la realidad que vive y no ve otra salida que la alianza con Asiria y ponerse en sus manos antes que en las de Dios. Es exactamente lo que suele ocurrir en los momentos difíciles en los que no se ve claro y se hace muy difícil mantener la confianza en Dios

Salmo responsorial       Sal 23, 1‑2.  3‑4ab.  5‑6    (R.: cf. 7c y 10b)
 R.  Va entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.

           Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
           el orbe y todos sus habitantes:
           él la fundó sobre los mares,
           él la afianzó sobre los ríos.    R.
R.  Va entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.

           ¿Quien puede subir al monte del Señor?
           ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
           El hombre de manos inocentes
           y puro de corazón,
           que no confía en los ídolos.    R.
R.  Va entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.

           Ése recibirá la bendición del Señor,
           le hará justicia el Dios de salvación.
           Éste es el grupo que busca al Señor,
           que viene a tu presencia, Dios de Jacob.    R.
R.  Va entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.

SEGUNDA LECTURA
 Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos       1,  1‑7
Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios.
Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor.
Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús.
A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

CONFIAR EN QUIEN NO VEMOS    

            Pablo se presenta ante la comunidad de los romanos como el apóstol a quien se le ha encomendado la misión de proclamar el evangelio que no es otra cosa que anunciar el hecho grandioso para el hombre que Dios ha realizado, bajándose a vivir con nosotros para recorrer el camino a nuestro lado, sometiéndose a todas las dificultades por las que todos atravesamos y vivimos, de esta manera el hombre puede convencerse y constatar que no está solo, que Dios no le da la espalda ni lo abandona y que al final del camino, lo que le espera no es la destrucción y la desgracia, sino el triunfo y la plenitud.
            Pero esta ha sido desde siempre la gran dificultad del hombre que se aferra a lo que ve y puede tocar, hasta el punto que esa actitud ha quedado marcada con la expresión: “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, como signo de la desconfianza total en todo aquello que no podemos controlar hasta el punto que, incluso llegamos a decir “Más vale malo conocido que bueno por conocer”
            Da la sensación de que el hombre fuera desconfiado por naturaleza y es que la fe es un acto de confianza en quien no ves y te pones en sus manos

  
Aleluya       Mt  1,  23

Aleluya, aleluya.
Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo  y le pondrá por nombre Emmanuel,
Dios‑con‑nosotros. Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo        1,  18‑24
Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta:
Mirad:
           la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
           y le pondrá por nombre Emmanuel
           que significa “Dios‑con‑nosotros”.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
Palabra de Dios

LA TRISTEZA DE LA NAVIDAD       

            Entre los muchos correos que estos días nos llegan, a mi móvil llegó uno en el que me dicen que la alcaldesa de Madrid va a cambiar este año las fiestas y va a declarar festivo el 21 de diciembre, pues piensa celebrar el solsticio de invierno y quiere renovar viejas tradiciones paganas e imponerlas como la nueva tradición, porque le molesta todo lo que suene a Jesucristo, a iglesia, a cristiano…Y la gran mayoría de cristianos irán a contemplar las exhibiciones organizadas por la alcaldesa, y lo aplaudirán como algo progresista.
            El que haya una persona que no quiere saber nada de Jesús, ni de la navidad ni de nada que suene a iglesia, me parece normal y hay que respetar las ideas de todo el mundo, pero lo que no se entiende de ninguna manera es que una persona que se llama cristiana, que trae su hijo a la catequesis para que se prepare a la primera comunión, se escandalice porque en la catequesis no se habla de papá Noel o de Sta. Klaus y se diga que la venida de Jesús fue decisiva para la humanidad, pues dice que “le estamos atropellando la ilusión a los niños”.
            Lógicamente, esta situación a la que estamos llegando los cristianos produce una desazón y una tristeza enormes, porque denota que lo hemos perdido todo y, lógicamente, cuando llegan estas fechas, en lugar de la alegría que nos debía inundar, lo que se instala es una tristeza enorme de ver que el acontecimiento más grande de la historia lo hemos convertido en una farsa ridícula y hemos seguido como borregos las pautas del consumismo y no las del evangelio.
            Ante esta situación de gente “cristiana” que prefiere animar la fiesta con papa Noel o con Sta. Claus antes que con Jesús; ante gente que diciendo que es “cristiana” se ríe del hecho de que Dios haya venido a quedarse con nosotros, pues confiesa abiertamente que le traen sin cuidado estos temas, pues los considera ideas retrógradas y trasnochadas.
            Lógicamente, un mundo en el que se ha desplazado a Dios, en el que Dios ha dejado de ser problema y si se conserva la tradición es porque te ofrece la posibilidad de realizar algunos actos sociales, pero no se le da más mínima relevancia, es normal que la NAVIDAD se haya convertido en un gran reclamo para el comercio que invita a consumir y a gozar, pero sin más connotaciones de alegría y esperanza y, por tanto, en un signo de tristeza más que de alegría.
             


DOMINGO III DE ADVIENTO -A-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías       35,  1-6a.  10

Dios viene en persona y os salvará

             El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría.
            Tiene la gloria del Líbano la belleza del Carmelo y del Sarión.
            Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios.
            Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis.
            Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará.»
            Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará,       y volverán los rescatados del Señor.
            Vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; Siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
            
EL ACONTECIMIENTO DE LA VENIDA DEL SEÑOR    

            En Is. 11, 1-10 el profeta Isaías terminaba diciendo que haría un cambio radical en el orden que habíamos establecido, hasta el punto que, se romperían por completo los esquemas y los contrarios se pondrían de acuerdo para establecer la paz y la armonía en la vida, una paz que superaría a la muerte que se ha establecido.
           En este pasaje, el profeta vuelve sobre el tema y lanza un grito de ánimo y de esperanza, pues anuncia una transformación impresionante: “El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa”: el “desierto” y la “estepa” son dos símbolos de aridez y de muerte que se van a convertir en un jardín lleno de vida y, este cambio se va a dar justamente porque viene el Señor y su presencia es transformadora.
           Dios está al lado del pobre, del indigente y realiza la justicia porque “Él mismo trae la venganza y el desquite, Él viene en persona a salvarlos” sanando de raíz todo lo que es causa de sufrimiento y de dolor.
           La venida de Dios a la tierra restablece el orden roto por el pecado del hombre y lo fortalece para que continúe luchando.
           El profeta hace uso de una imagen que es popular y que todos conocen: cuando el rey vuelve victorioso de la batalla es recibido con una calzada llena de flores y de signos de victoria.
           La venida del Señor será también así: entrará por una calzada que la llamarán la “Vía Sacra” y por ella entrarán victoriosos hasta el monte Sión. Esta promesa perdura por siempre mientras el pueblo se ponga en el camino de Dios, con la seguridad de que a la larga se ha de imponer el triunfo.

Salmo responsorial        Sal  145,  7.  8-9a.  9bc-10    (R.: cf. Is 35, 4)

R.  Ven, Señor, a salvarnos

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
           hace justicia a los oprimidos,
           da pan a los hambrientos.
           El Señor liberta a los cautivos.  R.
R.  Ven, Señor, a salvarnos

           El Señor abre los ojos al ciego,
           el Señor endereza a los que ya se doblan,
           el Señor ama a los justos,
           el Señor guarda a los peregrinos.     R:
R.  Ven, Señor, a salvarnos

      Sustenta al huérfano y a la viuda
           y trastorna el camino de los malvados.
           El Señor reina eternamente;
           tu Dios, Sión, de edad en edad.    R.
R.  Ven, Señor, a salvarnos

SEGUNDA LECTURA
 Lectura de la carta del apóstol Santiago       5, 7‑10
Manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca
 Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor.
El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía.
Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca.
No os quejéis, hermanos, unos de otros para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta.
Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

PERDEMOS LA CONFIANZA EN DIOS    

            Es muy posible que en nuestra vida, debido al mismo sistema que vivimos, donde el pragmatismo y el inmediatismo se imponen por la actitud mercantilista que tenemos, perdamos la paciencia y con ella la esperanza, pensando que Dios no nos escucha.
            Santiago hace caer en la cuenta a la comunidad del peligro que nos acecha de desanimarnos y recoge la imagen del agricultor, para representar la actitud que ha de tener un fiel creyente: después de hacer todo lo que a él le toca, después de poner todo lo mejor que tiene, deja el resto en las manos de Dios y espera con paciencia y confianza que Dios le responda en la naturaleza con las lluvias y la temperatura que necesita la semilla para germinar, nacer, crecer y madurar.
            Lógicamente, es imposible confiar y esperar si es que la persona en quien confiamos no tenemos seguridad en ella de que sea buena, generosa, responsable y misericordiosa.
            Nuestro problema hoy es que nos separemos de Dios y ya no lo reconocemos como al Dios Padre misericordioso en quien vale la pena confiar y escuchar, pues tenemos más confianza en el dinero que nos permite responder en el momento a aquello que se nos presenta como inmediato.

Aleluya       Lc 4,  18

Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.
Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo       11,  2‑11
¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:
-“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”
Jesús les respondió:
-“Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:
           los ciegos ven, y los inválidos andan;
           los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen;
           los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.
           ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!”
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
-“¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito:
           “Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.”
Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.”
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

DICHOSO EL QUE NO SE ESCANDALICE DE JESÚS  

            El evangelio de hoy nos presenta a Juan que ha tenido un choque fuerte con las autoridades y ha llamado públicamente la atención a Herodes ante las serie de barbaridades que está haciendo, una de ellas el estar con la mujer de su hermano, entonces lo manda coger preso y lo ha metido en la cárcel, situación que Juan ve muy difícil y presiente que no va a terminar bien, entonces envía a Jesús una comisión de sus discípulos para preguntarle si es Él el Mesías que esperan (evidentemente un mesías político) o tienen que esperar a otro, pues si es Él , Juan ve lógico que sus discípulos se adhieran a Él.
           Es interesante la respuesta que le da Jesús: no le ratifica expresamente que es Él el que ha de venir, pues sabe que Juan no entiende de lo que va la cosa y le responde con las señales que dan los profetas: -“Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!”
Es decir: si saben leer lo que dice la escritura, ellos mismos pueden descubrir la respuesta.
Efectivamente, los que esperan otra cosa se escandalizarán de Él, que es justamente lo que dice S. Juan en el capítulo primero de su evangelio: vino a los suyos, y los suyos no le recibieron".
            Entonces, Jesús se puso a hablar a la gente de la persona de Juan, en lugar de aclararles la pregunta que le habían hecho. Juan era el último de los profetas que había venido anunciando el tiempo que estaban viviendo, el acontecimiento del reino de Dios ya se ha inaugurado y él ha venido proclamando la actitud que hay que tener, aquellos que crean y se adhieran y no se escandalicen serán salvados y quien no quiera y se escandalice de lo que dice y hace Jesús, tendrá que cargar con las consecuencias.