DOMINGO -II- DE CUARESMA -B-




 


 

Lectura del libro del Génesis   22,1‑2.9‑13.15‑18

 

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole:  *(Abrahán­!+

Él respondió: *Aquí me tienes.+

Dios le dijo: *Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.+

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrah­án tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: *(Abrahán! Abrahán!+

Él contestó: *Aquí me tienes.+

El ángel le ordenó: *No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo tu único hijo.+

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: *Juro por mí mismo -Oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.+

 Palabra de Dios

 

LOS CAMINOS INCREIBLES DE DIOS 

            En nuestra mentalidad actual, escuchar este relato nos pone los nervios al borde de estallar: ¿Cómo puede admitirse que Dios pida el sacrificio del hijo amado y único en el que se evidencia el cumplimiento de la promesa y la fidelidad de Dios a su palabra…?

            Sin embargo, para Abrahán no resulta nada anormal o raro el que Dios hable y le pida el sacrificio, en un ambiente en donde es normal que se ofrezcan a Dios los primogénitos.

            Lo que realmente desconcierta a Abrahán y no logra entender, es que Isaac es el hijo de la promesa, la base en donde se apoya el proyecto de Dios, para el que le ha pedido su colaboración; Isaac es la realización de la palabra de Dios que ha tomado carne humana y por lo que ha dejado todo y ha puesto su confianza en Dios; ahora le pide sacrificar la misma promesa que le ha cumplido; esto excede cualquier imaginación.

            Sin embargo, Abraham, acongojado, confundido, sin horizontes…sin entender lo que está ocurriendo y lo que Dios quiere, salta por encima de su propio desconcierto y renueva su confianza en Dios; aunque no entiende nada, está seguro que Dios no falla y, al final Él sabrá lo que quiere hacer. Cuando Abrahán lo tiene todo perdido y no ve salida por ningún sitio, lo único que le queda es ponerse en manos de Dios con la certeza de que no lo va a dejar en la estacada.

            Y cuando Abrahán no tiene ya nada qué decir ni hacer, entra Dios en escena y supera con creces toda imaginación humana: donde estaba todo perdido aparece que se apoya la esperanza de un pueblo más numeroso que las estrellas del cielo y la arena de las playas y lo que había sido el momento de derrota total se convierte en el signo más grande de esperanza y de bendición para todos los pueblos de la tierra.

 

SALMO 115

 

R -Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida

 

Tenía fe, aun cuando dije:

*(Qué desgraciado soy!+

Mucho le cuesta al Señor

la muerte de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo,

siervo tuyo, hijo de tu esclava:

rompiste mis cadenas.

R -Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida


Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo,

en el atrio de la casa del Señor,

en medio de ti, Jerusalén.

R -Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida

 

Segunda lectura

 

Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Romanos 8, 31b‑34

 

Hermanos:

Si Dios está con nosotros, )quién estará contra nosotros?

El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, )cómo no nos dará todo con él? )Quién acusará a los elegidos de Dios? )Dios, el que justifica? )Qui­én condenará? )Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?

Palabra de Dios

 

FIDELIDAD DE DIOS Vs. INFIDELIDAD DEL HOMBRE 

            S. Pablo hace una especie de canto a la fidelidad de Dios en contraste con nuestra infidelidad. Esa fidelidad en la que Abrahán confió y no falló; esa fidelidad se ha puesto a prueba en los últimos tiempos, en donde Dios lo ha dado todo, ha puesto toda la carne en el asador –como se suele decir-  y en su Hijo nos lo ha entregado todo: por la sangre de Cristo hemos quedado libres de todas las ataduras legales, culturales, religiosas… En Cristo todo es nuevo y ésta es la única y gran certeza que Pablo tiene: “Si Dios se ha puesto de nuestro lado, y Cristo es el signo evidente de que lo ha hecho ¿Quién hará que Dios cambie de postura, si ni a su Hijo le ha privado de la muerte? Con lo cual, queda claro y patente que Dios no es enemigo del hombre, sino todo lo contrario: Dios está a su favor, se ha convertido en su aliado.

            Únicamente hay un problema: que frente a la opción irrevocable e irreversible hecha con toda claridad por Dios a favor del hombre y su fidelidad demostrada con la muerte de Cristo, se encuentra la postura del hombre que con su libertad hace todo lo contrario y opta por despreciar a Dios y la fidelidad del hombre a su palabra y a sus compromisos es nula, por lo que el hombre puede rechazar y anular en si  toda la acción salvadora de Dios Padre dada en Jesús, ya que Dios respeta hasta el final la decisión libre del hombre.

            Lógicamente, ante tal disparate por parte del hombre, la responsabilidad es fuerte: el hombre se convierte en el responsable último y máximo de su propio hundimiento.

 

 

Lectura del santo evangelio según S. Marcos   9, 2‑10

 

            En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blan­co deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

            Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:  *Maestro, (qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Ellas.+

            Estaban asustados, y no sabía lo que decía.

            Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: *Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.+

            De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

            Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: *No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.+

Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de *resucitar de entre los muertos+. 

Palabra del Señor

 

 

APRENDER A ESCUCHAR  

            La escena que nos presenta el texto del evangelio de S. Marcos es extraordinaria, y  en ella que aparecen muchos elementos del cuadro con los que s. Marcos intenta dar una catequesis a la comunidad: aparecen Moisés y Elías: el 1º representante de la ley del AT. y el 2º es el  representante de los profetas; en lo alto de la montaña, lugar sagrado donde se da la presencia de Dios; en medio de los dos aparece Jesús resplandeciente, indicando que ya pasaron la ley, los profetas, las costumbres y todo el esquema antiguo…  todo ha encontrado su significado en Cristo.

            De la nube sale de nuevo la voz que indica: “Este es mi Hijo amado, escuchadle”. En Jesús se ha cumplido todo; Él es la última y definitiva palabra, no hay que dejar que nada ni nadie interfiera su escucha.

            Sin embargo, es impresionante ver cómo nos estamos incapacitando para escuchar y de forma especial ponerle atención a todo aquello que pueda tener conexión con lo transcendente, lo profundo y no nos damos cuenta ni queremos aceptar que la fe no es un “saber”, sino una forma o capacidad de escucha de Jesucristo, con lo que al perder la capacidad de escuchar, también estamos perdiendo la posibilidad de encontrarnos con Jesucristo y vivir la  dimensión de la fe

            Hoy se nos multiplican los obstáculos que nos incapacitan para tener una actitud de escucha, no solo a la palabra de Dios, sino  a la misma gente que nos rodea, cuánto más a alguien a quien no vemos o no tenemos posibilidad de manejar a nuestro antojo.

 

 

 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

 

DOMINGO 1º DE CUARESMA -B-


PRIMERA LECTURA

  

Lectura del Libro del Génesis       9, 8‑15

Creación y pecado de los primeros padres

            Dios dijo a Noé y a sus hijos: AYo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.

Y añadió Dios: Esta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.     

 Palabra de Dios.

 

¿NECESITAREMOS OTRO DILUVIO?  

            El autor del libro del  Génesis intenta poner a Dios al mismo nivel de los hombres y lo representa airado ante la corrupción existente en la humanidad a la que le lanza su sentencia de condenación, sobrepasándose hasta el punto que tiene que retroceder, arrepintiéndose y ofreciendo una alianza de no volver a permitir una catástrofe semejante, si es que el pueblo está dispuesto a reconocer sus pecados y cambiar la forma de vivir.

            Su decisión es tan fuerte y segura, como lo es un principio natural: el del arco iris que lo pone como signo de su decisión inamovible de no destruir al ser humano, ni a los animales que ha creado, pero es curioso: Dios hace su compromiso y pone la señal  de su inquebrantable decisión, mientras no aparece ningún signo por parte del hombre que indique su decisión de cambio y, estamos viendo cómo el ser humano continúa su carrera de  destrucción del planeta y de la misma especie humana a través del mismo hombre, de la salud, de la guerra, del asesinato producido por leyes que defienden  la muerte, el aborto, la eutanasia… y la misma degradación del ser humano

 

Salmo responsorial       Sal24,4bc-5ab. 6-7bc. 89

 

V/.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza

 

Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas,

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.

.R/.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza


Recuerda, Señor que tu ternura

y tu misericordia son eternas.

Acuérdate de mi con misericordia,

por tu bondad, Señor.

.R/.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza


El Señor es bueno, es recto,

y enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

enseña su camino a los humildes.

.R/.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la 1ª carta del Apóstol San Pedro 3,18-22

 

            Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios.

Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.

Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas.

Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro, que está a la derecha de Dios. 

Palabra de Dios.

 

EL HOMBRE SIGUE DANDO SU ESPALDA A DIOS  


            Enmarcados en el esquema del A.T. el pecado necesita una reparación realizada con el sacrificio expiatorio de un animal; Cristo cambia por entero la dinámica: para que esta nueva realidad que ha establecido Cristo, asumiendo la naturaleza humana y quedando restaurada. Cristo se convierte en la víctima expiatoria que ha pagado con su sangre el recate de oda la naturaleza humana, por lo que han terminado todos los sacrificios expiatorios particulares  de todos los hombres, ya que Él ha expiado  el pecado de toda la naturaleza humana.

            La muerte y la resurrección se han convertido en el signo de la nueva alianza, es el compromiso de Dios, ratificado por el sacrificio de Cristo que ha cambiado por entero la naturaleza humana.

            El texto hace un pequeño resumen de los distintos momentos en los que Dios ha venido actuando  a través de la historia, expresando su voluntad salvífica hacia el hombre, en los momentos cumbres de degradación de la humanidad:  en el  diluvio, Dios salva a un pequeño resto,; en Sodoma y Gomorra vuelve a hacer lo mismo, y de igual manera en el mar Rojo… y por fin, con la muerte de Cristo Dios asume la naturaleza humana y la transforma.

            Sin embargo, el hombre de hoy sigue su camino en dirección contraria y desconoce y desprecia la propuesta que Dios le hace a cada momento cambiándola por su “cultura” que lleva la muerte como germen.

 

 

Versículo antes del Evangelio       Mt  4,  4b

 

No sólo de pan vive el hombre,

sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.

 

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos      1, 12-15

 

            En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían.

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.

Palabra del Señor

 

LA TENTACIÓN ASALTA A JESÚS

   

            Es conveniente no dejar pasar por alto algunos detalles que nos presenta el texto, pues no podemos olvidar que los datos que nos facilita Marcos: “desierto”, “cuarenta días”… no son datos geográficos ni cronológicos, sino teológicos y con ellos quiere dar una catequesis a la comunidad, como suele hacer con mucha frecuencia: “El Desierto” no interesa pos su situación geográfica ni por su realidad física ni circunstancial, sino por el significado que tiene dentro de la comunidad: es la memoria del pueblo saliendo de Egipto, las dificultades por las que atravesó; fue el espacio donde el pueblo se encontró consigo mismo y con Dios y donde percibió la presencia de Dios a su lado y a favor suyo; es el espacio apto para conocerse, para escuchar a Dios, para creer y afrontar nuevos retos.

            “Los cuarenta días” no está queriendo expresar un número concreto de días, sino una experiencia completa, un espacio de tiempo suficiente para madurar y organizar algo, hacer un aprendizaje completo y consumado.

            En estas coordenadas presenta Marcos a Jesús que es asaltado por la tentación de su tiempo y su cultura y que a un hombre de su tiempo podía confundirlo con mucha facilidad: Jesús está  decidido, entusiasmado con el proyecto del Reino y, por otro lado, ve la realidad que le rodea: dura,  contraria, apática, desalentadora… Y le asalta la tentación del abandono, lo que está pensando no interesa a nadie… Le asalta la tentación de dirigir su proyecto a través del culto y la religión con lo que es posible amarrar la conciencia de la gente a través de las leyes o erigirse en el “mesías” político esperado que todos desean, basándose en el poder, para lo que tiene todos los medios a su alcance y todas las puertas abiertas: todas las fuerzas  naturales y celestiales estarán a su servicio…

            Frente a todas estas propuestas aparentemente lícitas Jesús no le deja espacio a sentirse manejado ni coartado y acepta la propuesta de libertad que Dios le pide.

 

 

DOMINGO VI DEL T. ORDINARIO -B-


PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro del Levítico 13, 1‑2. 44‑46

El leproso tendrá su morada fuera del campamento

 

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

—«Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza.

El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»

Palabra de Dios

 

REFLEXIÓN

 

EXCLUIDOS DE LA VIDA 

            El texto que nos presenta la liturgia de este domingo es uno de los códigos que dictamina sobre la enfermedad de la lepra, donde se hace un juicio sobre ella. La palabra “Lepra” en su raíz significa “ser golpeado por Dios”, es decir: en la mentalidad judía, quien está siendo golpeado por Dios es porque ha hecho algo grave y está siendo golpeado por Dios como un castigo; la venganza de Dios se expresa con la enfermedad que estará en relación con la gravedad del daño hecho a Dios; esto le aparta automáticamente de la comunidad, es excomulgado.

            Por esta razón, cuando alguien tenía la desgracia de ser tocado por la enfermedad y tenía la suerte de curarse, para ser readmitido en la sociedad debía ofrecer un sacrificio  de expiación por sus pecados (algo así como pagar una multa) para poder adquirir el derecho de ciudadanía.

            Hoy nos escandalizamos de todas estas mentalidades y nos rebelamos contra ellas, sin embargo, es cuestión de que nos detengamos a observar lo que se está haciendo con ciertas enfermedades, cuando sabemos que podrían ser curadas y nos posicionamos frente al enfermo y no al culpable de la enfermedad o del que no le interesa su curación y seguimos aceptando que se establezcan códigos de exclusión para que la gente se asuste y de esa manera pueda darse una salida masiva de un medicamento.

            De la misma manera se establecen códigos de exclusión de otro tipo que envía a la gente a la cuneta de la vida sin posibilidad de levantar cabeza, pues se le niega toda atención por razones de edad, de situación económica o por conveniencias políticas.

 


Salmo responsorial Sal 31, 1‑2. 5. 11 (R/: cf. 7)

R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.


Dichoso el que está absuelto de su culpa,

a quien le han sepultado su pecado;

dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R/.

R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.


Había pecado, lo reconocí,

no te encubrí mi delito; propuse:

«Confesaré al Señor mi culpa»

y tú perdonaste mi culpa y mi pecado R/.

R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.


Alegraos, justos, y gozad con el Señor;

aclamadlo, los de corazón sincero. R/.

R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31‑11, 1

Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo


Hermanos:

Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.

No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi  parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para  que se salven.

Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

Palabra de Dios

 

REFLEXIÓN

 

NO AL ESCÁNDALO  

 

            s. Pablo se enfrenta al problema que se ha suscitado dentro de la comunidad: comer o no comer la carne sacrificada a los ídolos y que se vende en el mercado a menor precio que la otra, pues se la considera “carne consagrada” a un ídolo que la ha hecho impura; esto indica que el ídolo es considerado u ser espiritual capaz de transformar una carne.

            Para S. Pablo esto es algo que carece absolutamente de sentido y no tiene importancia alguna el detenerse a dar importancia a estas cosas, pues Pablo parte del hecho que un ídolo no es nada ni tiene fuerza de nada, por tanto, no le va a cambiar la naturaleza a nada, sin embargo, aunque para él esto no tiene valor alguno, la realidad es otra: hay gente que no lo ve así y se está haciendo problema y esto sí tiene importancia: él no puede faltar al respeto a  la conciencia de la gente, por eso establece tres normas que deben tenerse en cuenta para la convivencia pacífica dentro de la comunidad:

                        1º-Hacerlo todo para gloria de Dios; por tanto:

                        2º-Evitar ser escándalo para alguien y

                        3º-Seguir el camino y la actitud de respeto que él está teniendo con todos, escuchando y siguiendo el camino que marcó Jesús, que es la norma suprema que nos ha de guiar a todos.

            En la realidad hay gente escrupulosa y supersticiosa que necesita  un proceso de cambio más lento y se está creando problema con cosas que no tienen sentido, pero para ellos es grave y no se les puede escandalizar ni despreciar, pues eso les hace sufrir, por eso Pablo entiende que, por amor a esta gente, hay que evitarle problemas y si el aguantar ciertas cosas le va a suponer hacer un sacrificio, como puede suponer el no comer carne, tranquilamente se priva de ella, antes que producirle sufrimiento o escándalo a un hermano.

 

Aleluya Lc 7, 16

Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.

Dios ha visitado a su pueblo.

 

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 40‑45

La lepra se le quitó, y quedó limpio

 

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:

‑«Si quieres, pareces limpiarme.»

Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:

—«Quiero: queda limpio.»

La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.

Él lo despidió, encargándole severamente:

—«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»

Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús  ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así  acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

LA EXCLUSIÓN NO TIENE JUSTIFICACIÓN

 

            Es interesante detenerse en el texto que nos trae hoy la liturgia para poder tener en cuenta algunos detalles que son los que le dan toda la fuerza que tiene.

            El texto presenta a un leproso que es considerado una persona impura, golpeada y castigada por Dios por ser un pecador; está expulsado de la sociedad y tiene prohibido acercarse a la gente o que la gente se acerque a él.

            Jesús sabe todo esto, lo mismo que el leproso, y también saben lo que tiene establecido la ley para quien rompa la norma.

            No obstante, el leproso rompe lo establecido y se acerca a Jesús, sabiendo que  está actuando en contra de la ley y que puede ser castigado fuertemente, por eso se acerca a Jesús, se hinca de rodillas en gesto de abatimiento y de súplica, pues sabe y confía que el único que lo puede librar de todo es Jesús y le suplica que le libere de esta situación.

            Jesús por otro lado, también tiene presente todo lo que le puede venir encima si es que accede al gesto del leproso. Aquí no queda otra opción: o enfrentarse a la ley o apiadarse del enfermo, escucharle y acogerle;  y Jesús no duda un instante: rompe todas las normas: se acerca al enfermo, extiende su mano, le toca su piel repugnante, se compadece de él y le responde: “Quiero, queda limpio”

            Jesús toma una opción clarísima y se ubica frente a la ley poniéndose a favor del desvalido, indicando de esta manera que no puede haber nadie ni nada que justifique el desprecio y el avasallamiento de una persona.

            Jesús deja bien claro que no es Dios quien excluye, sino las leyes, las instituciones, los mismos hombres y nadie puede, en nombre de Dios, ni de la ley, ni de ningún otro interés, justificar el hundimiento de una persona.

            Seguir a Jesús significa tener el corazón abierto para la acogida de todo ser humano y también la mente clara y abierta para comprender que, no se puede justificar bajo ningún pretexto la explotación o el desprecio de los seres humanos.