DOMINGO -XXII- T.O. -A-

Lectura del profeta Jeremías 20,7‑9

La Palabra del Señor se volvió oprobio para mí  

Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste. Yo era el hazmerreír todo el día, todos se burlaban de mí. Siempre que hablo tengo que gritar: "Violencia", proclamando: "Destrucción". La palabra del Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día. Me dije: "No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre"; pero ella era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía.
Palabra de Dios    
 

REFLEXIÓN 

LA DIFICULTAD DE SER PROFETA  

Tomar la opción de seguir el camino que Dios invita y que nos traza de acuerdo a sus planes, es algo que no es fácil ni tiene el aplauso de la gente, sino más bien todo lo contrario, pues el mundo tiene sus planes, que no coinciden con los de Dios y, lógicamente, no soporta ni tolera que alguien le lleve la contraria u opte por otra posibilidad.

            Incluso vemos el gran esfuerzo que se hace por convencernos que no hay posibilidad de otra cosa, que no hay otro camino que el que el mundo dispone y nos hace convencernos que optar por otra cosa es de locos.

            El ejemplo de los profetas nos muestra con claridad esta oposición que suele repetirse en cada momento de la historia: también le ocurrió a Jesús y le sigue ocurriendo a cualquier persona que hoy intenta ser coherente con los grandes valores del reino.

            La descripción que hace Jeremías de su experiencia es fantástica y casi podríamos ponerle hoy el nombre y apellido de tantas personas que sufren lo mismo. No puedo evitar el pensar en tantos jóvenes que hoy, en el ambiente que vivimos, intentan ser coherentes con un ideal y, peor aún si es que tiene que ver algo con Jesucristo. 

            Jeremías clama a Dios porque ve que su proyecto es seductor, es la única alternativa a la que puede aspirar todo hombre, pero es demasiado duro, excede a las posibilidades del hombre, ya que tiene que enfrentarse hasta con sus propios sentimientos.

            El haber intentado llevarlo a la práctica le está acarreando toda una serie de dificultades y problemas que le hacen aparecer como un bicho raro ante la sociedad y es por lo que siente tantas veces ganas de abandonar el proyecto.

            Es lo mismo que han sufrido el resto de los profetas y lo que siguen sintiendo hoy la gran mayoría de aquellos que hacen la opción por seguir el camino del reino que Cristo ha establecido para los suyos.

            La Palabra de Dios sigue siendo el gran acicate que anima a seguir caminando, es como el fuego que devora y no deja tranquilo mientras las cosas están fuera del proyecto de Dios.

Salmo responsorial: 62  

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, /
mi alma está sedienta de ti; /
mi carne tiene ansia de ti, /
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.  

¡Cómo te contemplaba en el santuario /
viendo tu fuerza y tu gloria! /
Tu gracia vale más que la vida, /
te alabarán mis labios. R.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.  

Toda mi vida te bendeciré /
y alzaré las manos invocándote. /
Me saciaré como de enjundia y de manteca, /
y mis labios te alabarán jubilosos. R.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.  

Porque fuiste mi auxilio, /
y a la sombra de tus alas canto con júbilo; /
mi alma está unida a ti, /
y tu diestra me sostiene. R.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío. 
 

Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Romanos 12,1‑2
Presentad vuestros cuerpos como hostia viva  

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Palabra de Dios
 

REFLEXIÓN 

VIVIR EN CONSONANCIA CON LA FE   

Pablo se dirige ahora a la comunidad de Roma no solo como un hermano en la fe, sino como el responsable de la comunidad, que no puede permitir algunos de los errores que se están dando y con la obligación de enderezar aquello que va torciéndose: les invita a dejar muchas cosas de las que se están haciendo, que se quieren tapar después con  ritos vacíos que no llevan a nada y les hace ver que la mejor ofrenda que pueden hacer a Dios es la de su cuerpo, pues el verdadero culto no está en los ritos externos, sino en llevar una vida intachable para la que el cuerpo es el instrumento más sencillo y original que tenemos.

            Para Pablo, la conversión no consiste en adherirse a unos ritos o a unas fórmulas concretas, sino en una vida completamente transformada por el espíritu, en hacer un verdadero cambio de maneras de pensar y de vivir, en ser testigos con la vida de unos valores distintos a los que sostiene el mundo, en hacer de los valores del Reino el programa de vida, al estilo de lo que hizo Jesús.

            Esta será la única forma de saber distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo que está pidiendo Dios y lo que impone el mundo.

            Cuando esto lo trasladamos a nuestro siglo y en las circunstancias en que vivimos, las palabras de Pablo recuperan una fuerza y una actualidad impresionante, pues cada día estamos viendo como la vivencia de la fe la vamos reduciendo a gestos sociales vacíos por entero de contenido y la vida de los cristianos cada vez más lejos de lo que es vivir de acuerdo con los valores del evangelio.
 

Lectura del santo evangelio según S. Mateo 16,21‑27
El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo  

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte." Jesús se volvió y dijo a Pedro: "Quítate de mí vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios." Entonces dijo a sus discípulos: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta."
Palabra del Señor 


REFLEXIÓN

VIVIR COMO CRISTIANOS 

La resistencia de Pedro y los apóstoles a aceptar un camino de lucha, de dificultades, de persecución y de muerte es algo que siempre ha repugnada a cualquiera, también le repugnaba a Jesús, pues estamos llamados a la felicidad, pero, desgraciadamente, sabemos que el reino de la mentira y de la muerte está presente en este mundo y no queda más remedio que emprender la batalla contra él, o de lo contrario nos metemos en sus filas.

Lógicamente, Jesús invita a los suyos no a pasárselo bien, sino a pelear contra ese reino y, por tanto, el camino está lleno de dificultades, de dolor, de sufrimiento… y por eso ha de jugarse la vida y quien lo hacer está abocado a la alegría del triunfo, por eso dice que quien decide “perder la vida” la ganará; y perderla significa saber que se enfrenta a la lucha y a la dificultad que la asume como algo inherente al sistema que hemos elegido.

Si, por el contrario, yo rehúyo la dificultad, el sacrificio, el dolor, y busco el placer, la comodidad, la ausencia de problemas y de lucha… para esto no tengo más que dejarme en manos del proyecto que el mundo me ofrece y no voy a encontrar dificultades de ningún tipo, pues no voy a tener nada en contra que me lo haga pasar mal… lógicamente, si mi único interés es mi vida y mi comodidad, yo mismo me estoy excluyendo del triunfo, de la alegría y de la felicidad de la verdad y de la vida; no es más que vivir la coherencia de las opciones que tomamos en la vida.

Tomar la cruz significa unirse al proyecto de Jesús y, por tanto, participar en su muerte y en su resurrección.

Es interesante que no olvidemos algo que es fundamental en el cristiano: el día de nuestro bautizo fuimos consagrados como sacerdotes, profetas y reyes, por lo tanto, en nuestra vida estamos llamados a realizar la misión de profetas enfrentándonos a la mentira, a la injustica, a todo tipo de violencia y atropello, a toda forma de vida guiada por el egoísmo y la opresión… Un cristiano, por naturaleza, no puede ser y vivir en conformidad con el odio, la violencia, la injusticia, la mentira, la corrupción…

Un cristiano en su bautismo fue consagrado sacerdote y está llamado a hacer de su vida una ofrenda viva a Dios a favor de los grandes valores del reino por lo que tiene que ofrecer todo lo que es y tiene.

Un cristiano es consagrado “rey”, pero no para dominar, sino para convertirse en  guía, luz, referente para el camino del reino, servidor de la verdad, de la justicia y del amor. O somos coherentes con nuestra naturaleza, o nos convertimos en “tentadores diabólicos”

La pregunta que nos queda hoy en el aire es muy comprometida: ¿En qué situación estoy? ¿Cómo vivo mi dimensión profética, sacerdotal y regia?

 

 

DOMINGO -XXI- T.O. -A-


Lectura del profeta  Isaías 22,19‑23

Colgaré de su hombro la llave del palacio de David  
Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: "Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo. Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá. Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la casa paterna."
Palabra de Dios 
 
REFLEXIÓN 
 
LA CORRUPCIÓN ARRUINA AL PUEBLO    
Isaías, rompe su dinámica a la hora de pronunciarse en contra de situaciones injustas en las que se mueve un país, una institución, un pueblo, un grupo… pues entiende que hay que combatir esa forma de hacer o de pensar; en este momento cambia la dinámica y se dirige directamente en contra de una persona que está siendo el reflejo de lo que hace el conjunto y que, junto con otras circunstancias, están dando lugar al hundimiento del pueblo.
A inicios del s. VI la situación cambió radicalmente con la entrada del poder del imperio de Babilonia que pretendió  someter a todos los pequeños reinos y tribus existentes en el territorio, de los que Jerusalén no era más que una pequeña fortaleza que había que conquistar.
Ante esta situación, Isaías se dirige al rey Ezequías y a toda la clase dirigente que no se mueven por otro objetivo que por engordarse y vive confiada en su seguridad del trono y del poder; la imagen quedaba clara y patente en los ministros que se consideraban reyes en cualquiera de las funciones que realizaban, sobre todo cuando no estaba el rey.
En este momento Isaías, rompiendo la dinámica normal, se lanza en contra de una persona concreta que está siendo el reflejo de lo que está ocurriendo: Sobna, es un alto funcionario extranjero de la casa real de Ezequías; parece que no se contentó con llevar la banda del rey, sino que quiso sentirse rey y se mandó construir un mausoleo subterráneo en lo alto de una montaña que se divisaba desde todas partes, mientras el pueblo se debatía en la miseria.
Estas manifestaciones de arrogancia ponían en evidencia la decadencia del sistema, la corrupción y la ruina en la que estaba cayendo la institución
Isaías se lanza contra este ministro presuntuoso, denunciando todas las arbitrariedades y atropellos que había cometido y anunciándole cuál sería su fin: "Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo. Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes” y pondrá a otro más competente y con otras metas distintas, que vele por la seguridad y el bienestar del pueblo: “Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá. Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la casa paterna."
Cuando leemos un pasaje como éste, es imposible sustraerse a ver retratada la realidad en la que nos movemos y vivimos, en la que, viendo al pueblo debatirse en una crisis atroz, producida por ellos mismos, hay dirigentes sindicales, llamados a luchar por los derechos de los obreros y de los pobres y en cambio se dedican a saquearlos, cayendo en los mismos vicios de megalomanía que estos ministros de Ezequías; vemos a los ministros que se  blindan sueldos escandalosos, mientras el pueblo se debate en la miseria y ocupando puestos en los que nunca mueven un dedo y se llevan unos sueldos astronómicos, mientras al pueblo se le divide, se disgrega y se le desangra sin derechos de ningún tipo.
            Lo más triste de todo esto es que, cuando la voz de algún profeta grita ¡justicia! rápidamente se la apaga con la ayuda de todos los medios de comunicación, puestos al servicio de los impostores. 

 
Salmo responsorial: 137  
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; /
delante de los ángeles tañeré para ti, /
me postraré hacia tu santuario, /
daré gracias a tu nombre. R.
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Por tu misericordia y tu lealtad, /
porque tu promesa supera a tu fama; /
cuando te invoqué, me escuchaste, /
acreciste el valor en mi alma. R.
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
El Señor es sublime, se fija en el humilde, /
y de lejos conoce al soberbio. /
Señor, tu misericordia es eterna, /
no abandones la obra de tus manos. R.
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.  

 
Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Romanos 11,33‑36
Él es el origen, guía y meta del universo 
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.
Palabra de Dios 
 
REFLEXIÓN 
 
LOS PLANES OCULTOS DE DIOS     
S. Pablo, retoma el tema de la elección de la que ha sido objeto el pueblo por parte de Dios, con el que ha hecho una alianza de amor, en la que Dios se ha comprometido a tenerlo como el preferido entre todas las naciones de la tierra, sin exigirle a cambio nada y, sin embargo, el pueblo se ha permitido el lujo de despreciar a Dios y no reconocerlo, matando a Jesús y no aceptándolo como Mesías, el salvador que todos han venido esperando.
Esta situación, para Pablo sobrepasa todos los límites de la imaginación y no le queda más alternativa que  ponerse en las manos de Dios, pues confiesa que él no conoce el plan de Dios frente a este descalabro  y no sabe a dónde puede conducir, pues aquí se rompen todos los esquemas humanos.
Cuando nosotros miramos también la realidad de hoy y la situación a la que estamos llegando y la forma cómo todo se desenvuelve y miramos al futuro, nos ocurre como a Pablo: esto nos sobrepasa y no queda más remedio que concluir de la misma manera: si miramos el camino que hemos cogido, estamos ciertos que esto desemboca en el caos, pues de una opción por la mentira, por la corrupción y la muerte no se puede esperar otra cosa que la misma muerte y la infelicidad. Entonces, no nos queda otra salida que confesar, que solo Dios ha de saber en sus planes a dónde piensa llevar  todo esto.
La verdad es que puede sonar a catastrofismo, pero es que en la realidad vemos constantemente que se opta por la muerte, a todos los niveles, y no se deja respirar a la vida. Un ejemplo concreto nos presentaba esta mañana la Tv. decía que se ha descubierto un fármaco contra la hepatitis, que la cura radicalmente. El fármaco está producido, lleva ya casi un año y está encontrando una gran cantidad de problemas para que salga al mercado por el precio que va a tener y por quién lo va a pagar… mientras tanto, en España están muriendo ciento y pico mil personas con hepatitis cada año  teniendo la solución ahí preparada pero no se ponen de acuerdo quién la va a comercializar. ¿A dónde puede derivar esta forma de hacer y de vivir? Solo queda la esperanza de que Dios rompa los planes de los poderosos  

 
Lectura del santo evangelio según S. Mateo  16,13‑20
Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos  
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
"¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"
Ellos contestaron: "Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas."
Él les preguntó: "Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?"
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo."
Jesús le respondió: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo." Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor
 
REFLEXIÓN

 
¿POR DÓNDE ANDAMOS?  
Jesús está viendo cómo se mueven, lo que piensan, cómo miran el futuro, cuáles son sus expectativas… pero está viendo también cuáles son los modelos que tienen y a los que miran: hay gente que tiene unas ansias de poder impresionantes; Jesús y los apóstoles  se encuentran a la mitad del camino y Jesús quiere saber cómo respiran y qué perspectivas tienen con Él
Ahora se encuentran en territorio lejano, fuera de las influencias del poder central, en un extremo de la Palestina, en Cesárea, una ciudad fundada por Herodes Filipo a unos 40 Kms. Al norte del lago de Tiberíades.
Jesús quiere saber qué opina la gente de esta tierra distante de Él y de su mensaje y hace un sondeo entre sus discípulos: “Quién dice la gente que soy yo?”
Es interesante escuchar las respuestas: la gente lo percibe correctamente: “Es un profeta” y el grupo de los íntimos lo reconocen como el Mesías, el Hijo de Dios.
El problema que ambas partes tienen es el mismo: tanto la gente como los discípulos tienen un esquema ya prefabricado de lo que es un profeta y de lo que ha de ser el Mesías y quieren que Jesús lo asuma. Da la sensación que todo lo que ha venido diciendo y haciendo no ha servida de nada, la gente sigue en sus trece sin dejar que entre en crisis el concepto que ya tienen.
Recuerdo que un día vino una mujer a que le bendijera un recipiente de unos 40 litros de agua; decía que quería soplar las ubres de sus vacas. Estuve dándole una catequesis sobre el agua bendita durante una hora y media; por más que le decía ella solo quería su agua y cuando terminé me respondió a todo lo que yo le había dicho: “entonces, padrecito ¿me va a bendecir el agüita?”
Da la sensación que a Jesús le ocurre algo parecido, por eso les pide a todos que guarden silencio y continúa hablándoles de que ha de sufrir y ha de morir… pero esto no está en sus cálculos ni en sus expectativas.
Efectivamente, Jesús es el Mesías, pero no el Mesías triunfalista y poderoso que ellos tienen en la cabeza y en el corazón, que les va a dar un puesto en la administración. También Jesús es el profeta, pero no el que ellos tienen en la cabeza, que anuncia el poder y la fuerza de la religión, de la ideología y de la ley, en cambio, Jesús es EL PROFETA del amor, de la justicia, de la verdad, de la paz… Él no defiende a ninguna religión, a ninguna institución, a ningún poder.
Las tres lecturas nos están poniendo en situación para que nos demos cuenta cómo los esquemas, los objetivos, los designios de Dios son completamente distintos a los mantenidos por los hombres que suelen estar apoyados en intereses concretos que, a su vez, apoyan otras instituciones o ideologías.
 

 
 

 

 

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO -A-

Lectura del libro de Isaías 56, 1. 6‑7

A los extranjeros los traeré a mi Monte Santo 

Así dice el Señor:
Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar y se va a revelar mi victoria.
A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza: los traeré a mi Monte Santo, los alegraré en mi casa de oración; aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios, porque mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 

LA FIDELIDAD, RESPUESTA SUPREMA  

                  En el cap. 56  de Isaías se da comienzo a la tercera parte del libro de con un oráculo que tiene un eco post exílico, cuando vuelven del destierro de Babilonia (583 a. C.)

                  Isaías invita al pueblo a no perder la confianza y la esperanza y para ello se apoya justamente en una realidad que se ha dado y todo va a depender de la actitud que el pueblo tenga: la salvación llega, pero hay que aceptarla y comprometerse a vivir en coherencia con ella.

                  Todo aquel que acepta la salvación y observa el sábado (“El Sabah” es la ley fundamental que va a impedir que el pueblo vuelva a la esclavitud  y se convierta en esclavizador de alguien) será feliz y, Al mismo tiempo, se convertirá en constructor de justicia que destruirá las posturas excluyentes e injustas y hará que todos se sientan acogidos y aceptados por Dios, hasta los mismo extranjeros.

                  Para Dios no van a contar las normas o las leyes que tienen establecidas, sino la fidelidad que se mantenga a su Alianza. Dios va a aceptar, incluso a los extranjeros, con toda la carga negativa que tienen para Israel y la actitud excluyente hacia ellos; Dios va a romper todas las barreras y a establecer la paz y la fraternidad. Lo único que va a contar es la fidelidad que se tenga a Dios y la obediencia a sus mandatos, el resto de cosas es secundario.

Salmo responsorial Sal 66, 2‑3. 5. 6 y 8 

V/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

V/. El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
conozca la tierra tus caminos,
 todos los pueblos tu salvación.
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

V/. Que canten de alegría las naciones
porque riges la tierra con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

V/. Oh Dios, que te alaben los pueblos.
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe.
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

SEGUNDA LECTURA 


Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 11, 13‑15. 29‑32
Los dones y la llamada de Dios son irrevocables para Israel

Hermanos:
A vosotros, gentiles, os digo: Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de ellos.
Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿Qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida?
Los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
Vosotros, en otro tiempo, desobedecisteis a Dios; pero ahora, al desobedecer ellos, habéis obtenido misericordia.
Así también ellos que ahora no obedecen, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia.
Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
Palabra de Dios
 

REFLEXIÓN 

CAMINOS IMPREVISIBLES   

                  S. Pablo se dirige a los romanos con una carga de tristeza y decepción enormes: la salvación ha venido a su pueblo, pero éste la ha despreciado, por eso invita a que ellos experimenten el regalo de Cristo que los otros han despreciado, a ver si sus hermanos israelitas se dan cuenta de lo que estás despreciando y vuelven a la verdad.

                  Por otro lado, Pablo da gracias a Dios de que hayan ocurrido las cosas así, pues debido al desprecio de los judíos, la salvación se ha dirigido a todos.

                  Ha sido algo así como el hijo al que el padre hace un gran regalo que va a transformar su vida y éste lo desprecia; entonces, el padre coge el regalo y lo reparte entre los extraños.

                  La salvación vino para todos, pero uno tenía que ser el que la transmitiera y la llevara al mundo; el elegido para hacer esto fue Israel, pero éste no solo no la transmitió, sino que ni la aceptó; prefirió cerrar sus puertas y quedarse con su ley y con la muerte.

                  Pablo entiende que, si el desprecio de la salvación por parte de Israel ha supuesto la reconciliación del mundo, el momento en que Israel reconozca a Jesucristo, supondrá el gran acontecimiento que será algo así como el “volver de los muertos a la vida”, cosa que solo Dios podrá hacer. 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 15, 21‑28
Mujer, qué grande es tu fe

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
—Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo. 
El no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
—Atiéndela, que viene detrás gritando.
El les contestó:
—Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas:
—Señor, socórreme.
El le contestó:
—No está bien echar a los perros el pan de los hijos.
Pero ella repuso:
—Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.
Jesús le respondió:
—Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.
En aquel momento quedó curada su hija.
Palabra del Señor 

REFLEXIÓN 

LO PRIMERO ES LA PERSONA    

Enmarquemos el pasaje en su contexto: Jesús sale al frente de una de las tentaciones que el pueblo sencillo tiene: la del nacionalismo, pues ha llegado a creerse superior a todos los pueblos, pues en él se expresa la verdad ya que Dios es el que lo sostiene; el pueblo es su elegido y el templo el signo visible de este compromiso de Dios que servirá de estímulo para la esperanza.

Esta actitud ha venido siendo atacada por los profetas e Isaías es un buen exponente: el templo, como morada de Dios, ha de estar abierto a todos los creyentes en el Dios de la Justicia, del Amor y de la Verdad, cuya adoración llevará a estar al lado de los más débiles, de los excluidos y de los indefensos.

Esto es lo que Cristo  proclama el momento en que entra en el templo y ve que lo han convertido en un antro de corrupción. La universalidad que había proclamado Isaías como signo del nuevo tiempo, se estaba cortando con la actitud de los jefes del pueblo que impedían el acceso al templo de los no judíos y lo habían convertido en el fortín de los comerciantes, de los banqueros y de los poderosos y hasta de la misma ley que se había blindado e impedía el acceso a ella de los pobres, de los extranjeros, de los enfermos, de los marginados de la sociedad.

El encuentro con la mujer cananea es el momento clave en el que Jesús pone al descubierto la situación de cerrazón  de su pueblo y su disposición de ruptura del orden establecido: la mujer es doblemente marginada: 1º por ser mujer y 2º por ser extranjera…  tiene todas las puertas cerradas. Ella rompe todos los protocolos y normas de educación establecidas: viene gritando detrás, rompiendo las normas  establecidas de educación y se deja llevar de la fuerza de la fe que tiene en Jesús que tampoco  repara en obstáculos.

Los discípulos, descontrolados por la situación, se acercan a Jesús y le piden que se la quite de encima de la mejor manera que pueda, para verse libres del problema que suponía, más que por la misericordia que les inspiraba: Atiéndela, que viene detrás gritando.”

La sorpresa de Jesús es grande cuando se encuentra a una mujer que tiene una fe mucho más fuerte que la de sus mismos discípulos y Jesús tiene muy claro: aunque la misión debe empezar por casa, no puede excluir a nadie y, menos aún, cuando se trata de alguien que tiene una fe como la que se exige a un verdadero creyente, por eso, Jesús rompe  el nacionalismo y las normas sociales establecidas y se dirige a la persona.

El problema que con frecuencia nos encontramos en nuestros días es que, mientras vemos cómo respondió Jesús, como respondió Pablo y lo han venido haciendo tantos hombres y mujeres grandes de la historia de la iglesia, seguimos estancados y anclados en las normas, en la institución, en las costumbres… y muchas veces se permite que la persona se quede en la cuneta

 

DECIMONOVENO DOMINGO -A-

Lectura del Libro primero de los Reyes 19, 9a. 11‑13a

Aguarda al Señor en el monte 

En aquellos días, al llegar Elías al monte de Dios, al Horeb, se refugió en una gruta. El Señor le dijo:
—Sal y aguarda al Señor en el monte, que el Señor va a pasar.
Pasó antes del Señor un viento huracanado, que agrietaba los montes y rompía los peñascos: en el viento no estaba el Señor. Vino después un terremoto, y en el terremoto no estaba el Señor. Después vino un fuego, y en el fuego no estaba el Señor. Después se escuchó un susurro.
Elías, al oírlo, se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la gruta.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN          

LA FUERZA DEL AMOR Y DE LA SENCILLEZ   

           El momento que nos presenta el pasaje del libro de los Reyes es crítico:  la confusión se ha apoderado del pueblo y se duda hasta de la misma existencia de Dios; los líderes del pueblo se habían corrompido hasta el extremo de haber prostituido la ley, de forma que ya no se podía confiar en ella, pues no era la expresión de la voluntad de Dios, sino el “apaño” que habían hecho los grandes; la religión, lo mismo que la ley, había caído en descrédito, hasta el punto que habían entrado en competencia otras religiones instauradas por los dirigentes; esos nuevos dioses que se habían introducido legitimaban la violencia, la intolerancia y hasta el expolio de los bienes del pueblo.

           En esta situación Dios llama a Elías que se ha escondido huyendo de la situación y le hace ponerse en su presencia, porque va a pasar y le va a dar un recado para que se lo dé al pueblo. Es esta situación de conflicto es complicado descubrir dónde está el Señor, cómo se presenta, cuáles son los signos de su presencia… “en el viento no estaba el Señor… en el terremoto no estaba el Señor… en el fuego tampoco estaba el Señor. Después se escuchó un susurro… y en la brisa suave y fresca estaba el Señor”.

           Lo que acontece después es muy duro, ya que el pueblo se ha desviado por entero del camino del Señor y tiene que aguantar las consecuencias.

           Elías se levanta y empieza a denunciar todos los atropellos que se están haciendo y en medio de persecuciones y amenazas, comienza una campaña de purificación de la religión y de todo lo que la envuelve, pero su iniciativa es considerada maléfica y se revuelve una persecución mucho más violenta contra él, después del encuentro que tiene con los sacerdotes de Baal y la gran masacre que se da.

           Dios se le hace presente para hacerle ver que no es la violencia la solución y le invita a tomar el camino de la paz y la sencillez y opta por animar a un grupo pequeño de discípulos para que continúen su misión. La violencia solo puede establecer la sumisión y el orden que impone un grupo que tiene el poder y somete, pero la paz, la justicia y el amor no pueden ser fruto de la violencia y de la espada. 

Salmo responsorial Sal 84, 9ab‑10. 11‑12. 13‑14 


V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. 

V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor.
Dios anuncia la paz.
La salvación está ya cerca de sus fieles
y la gloria habitará en nuestra tierra.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.  

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. 

V/. El Señor nos dará la lluvia
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. 

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 9, 1‑5
Quisiera ser un proscrito por el bien de mis hermanos

Hermanos:
Como cristiano que soy, voy a ser sincero; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo.
Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según lo humano, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN 

EL MISTERIO OSCURO DEL SER HUMANO    

S. Pablo se siente judío y orgulloso de serlo, pero no puede dejar de expresar su estupor, su decepción y tristeza al ver a su pueblo cómo se ha cerrado en banda a la verdad y no quiere aceptar la propuesta que le trae el Señor; esto le produce un dolor tal que estaría dispuesto a aceptar lo que le propusieran, con tal de que su pueblo saliera de la situación en la que ha entrado que le lleva a su muerte y a su destrucción: “Siento una gran pena y un dolor incesante”.

Es, por tanto, una reflexión que Pablo hace desde el dolor y la incomprensión que le lleva al desconcierto, pues ve que no es el Espíritu del Señor lo que está animando esta situación, sino el fanatismo religioso que está alentado por otros intereses, que no son los de Dios y que les está haciendo que no reconozcan a su salvador, ni nada de lo que han venido gozando durante siglos.

Pablo no se mueve por otro interés que no sea “el bien de sus hermanos”, lo demás le importa poco; él no busca “convertir” a nadie ni “reclutar” para su grupo, sino que su pueblo encuentre la salvación y la felicidad, por lo que estaría dispuesto a someterse a lo que hiciera falta: “pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo”.

Pero Pablo no deja de reconocer algo que es tremendo: “Estar lejos de Cristo es peor que la misma muerte”, sin embargo, hasta eso sería capaz de hacerlo por su pueblo.

Pablo se sorprende enormemente al ver cómo están desperdiciando todos los elementos que tienen en sus manos, lo poseen todo: “Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según lo humano, nació el Mesías…” sin embargo, no se les ha iluminado la mente y se están destruyendo en el odio y en la muerte.

Sigue siendo el gran misterio de la humanidad: teniendo todos los elementos necesarios para ser feliz, el hombre y los pueblos prefieren destruirse y optan por la muerte en lugar de optar por la vida y la felicidad.
 

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 14, 22‑33
Mándame ir hacia ti andando sobre el agua 

Después que se sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.
Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida:
— ¡Animo, soy yo, no tengáis miedo!
Pedro le contestó:
—Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua. El le dijo:
—Ven.
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
—Señor, sálvame.
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
— ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él diciendo:
—Realmente eres Hijo de Dios.
Palabra del Señor 

REFLEXIÓN

EL MIEDO Y LA DUDA ANTE LA VERDAD 

Con el pasaje de la barca zarandeada por la tormenta del lago, S. Mateo nos presenta la realidad de una comunidad que vive en el mundo convulsionado (el mar); la barca está segura, pero los tripulantes andan asustados, desconcertados, en medio de la noche, es decir: sin perspectivas, sin ver claro y les entra a todos el pánico, hasta el punto que cuando Jesús se hace presente, creen que es un fantasma, les cuesta reconocerlo…

Jesús les habla y su palabra los calma, Pedro quiere cerciorarse de que es verdad lo que está viendo y lo pone a prueba sin abandonar la duda que lo invade y se viene abajo ante la tormenta que persiste.

Es una escenificación perfecta de cómo una comunidad se puede venir abajo cuando entra en la oscuridad (pierde el horizonte de Jesús) y se adentra en los avatares del mundo donde todo se disloca, pues no son los intereses de la paz, de la justicia, del amor, de la verdad… los que marcan el ritmo, sino todo lo contrario y, cuando en la comunidad esos intereses se pierden o se quieren casar con los del mundo, entonces entra en la tormenta y en plena oscuridad, hasta el punto que cuando se ven los signos de la presencia de Jesús, hasta escandalizan y se tergiversan e incluso se critican.

La comunidad descubre el verdadero rostro de Jesús en la calma, lo mismo que le ocurre a Elías.

La iglesia y nuestras comunidades pequeñas, están expuestas a un constante forcejeo con la presión externa de todo tipo que amenaza con destruir los valores del reino que son nuestros únicos y grandes referentes, pero eso no lo va a cambiar nadie, eso no peligra; lo que sí está en constante peligro es el personal que hay dentro de la barca: ahí es donde está el peligro, por las decisiones que se toman impuestas por el miedo ante los “fantasmas” que se presentan y la incapacidad de ver a Jesús resucitado que ha vencido la muerte.