CUARTO DOMINGO DE CUARESMA –A-

PRIMERA LECTURA 

Lectura del primer Libro de Samuel 16, 1b. 6‑7. 10‑13a
David es ungido rey de Israel 

En aquellos días, dijo el Señor a Samuel: -Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.
Cuando se presentó vio a Eliab y se dijo: “Sin duda está ante el Señor su ungido.”
Pero el Señor dijo a Samuel:
-No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón.
Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo: -A ninguno de éstos ha elegido el Señor.
Preguntó, pues, Samuel a Jesé: -¿No quedan ya más muchachos?
El respondió:
-Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.
Dijo entonces Samuel a Jesé: -Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido.
Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia.
Dijo el Señor: -Levántate y úngelo, porque éste es.
Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 

LA MIRADA DE DIOS   

           El pasaje que nos presenta la liturgia de hoy muestra algo que choca frontalmente con los esquemas humanos: Samuel va a consagrar al que será el rey de Israel; él se ha hecho una imagen y busca alguien que responda a ese modelo que está en consonancia con la mentalidad existente: se fija en el primogénito, en el que parece que tiene unas cualidades semejantes a las que tenía Saúl, a quien Dios ha reprobado por su conducta y, por eso, Dios le llama la atención: “No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado” y es que los criterios que Dios tiene no son los del hombre; Dios no mira como lo hacen los hombres y, por tanto, no ve las cosas como las vemos los hombres.

           Puede valernos para entender el texto la práctica que nosotros realizamos: no se miran las cualidades de la persona, sino su aspecto físico, sus títulos, su dinero, su prestigio. Dios mira de otra manera, con otros ojos: al final, Samuel elige al más pequeño, al más débil, al último que, incluso, está realizando el oficio más despreciable: pastor, cosa que le hace hasta impuro.

           Es exactamente lo mismo que ocurre en nuestros días en donde se establecen unos cánones de belleza y de estilo y has de ajustarte a lo establecido o de lo contrario no eres escuchado. Lógicamente, no se escoge al mejor sino al que cuadre perfectamente con lo establecido, aunque después haya que echar mano a otro que sea el que le solucione los problemas.

           Dios no se fija en la apariencia externa, ni tiene en cuenta los títulos ni los honores, ni los enchufes… para Él lo que realmente cuenta es la grandeza, la honradez y la fidelidad de la persona, que es lo que a la larga construye y deja huella. 

Salmo responsorial Sal 22, 1‑3a. 3b‑4. 5. 6


 V/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta. 

V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta. 

V/. Me guía por el sendero justo,
 por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,
porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.  

V/. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta. 

V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
 por años sin término.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta. 

SEGUNDA LECTURA 


Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5, 8‑14.
Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz 

Hermanos: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor.
Caminad como hijos de la luz, (toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz) buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien poniéndolas en evidencia.
Pues hasta ahora da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas.
Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz.
Por eso dice: “despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz”.
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN 

VIVIR EN COHERENCIA    

                  Pablo escribe a la comunidad de Éfeso y le invita a que sean coherentes en su vida y actúen de acuerdo a lo que han llegado a ser: hasta ahora han vivido en las tinieblas del pecado y ahora han sido iluminados con la luz del Espíritu; es lógico que ahora den frutos de luz: la bondad, la rectitud, la verdad… y no lo contrario.

                  Si estamos iluminados  por el Espíritu, no solo debemos dar frutos de luz, sino buscar lo que realmente es nuestro; pero lo que no se entiende es que siendo iluminados y habiendo renacido al Espíritu del Señor, sigamos en las tinieblas y dando frutos de tinieblas y caminando en ellas.

                  Para Pablo esta incoherencia le llena de vergüenza hasta el decirlo, cuánto más imaginar que alguien pueda, incluso, vivir en esta situación.

                  Quien vive en la luz, sus frutos son el amor, la benevolencia, el respeto a los derechos del otro, la sinceridad en las palabras y en las obras. Alguien que vive así, se convierte en luz para todo el que lo encuentra, de forma que, con su vida, el verdadero creyente se convierte en misionero, pues ilumina en la fe a todo el que encuentra.

                  Y si los frutos que seguimos dando son frutos de tinieblas: de mentira, de odio, de violencia, de opresión, de corrupción… ¿Con qué cara nos atrevemos a llamarnos cristianos?

  

Versículo antes del Evangelio Jn 8, 12b
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; quien me sigue tendrá la luz de la vida.

EVANGELIO 


Lectura del santo Evangelio según San Juan 9, 1‑41.
Fue, se lavó, y volvió con vista 

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
[Y sus discípulos le preguntaron: -Maestro, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:
-Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto,] escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo: -Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
El fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: -¿No es ése el que se sentaba a pedir?
Unos decían: -El mismo.
Otros decían: -No es él, pero se le parece.
El respondía: -Soy yo.
[Y le preguntaban: -¿Y cómo se te han abierto los ojos?
El contestó: -Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
Le preguntaron: -¿Dónde está él?
Contestó: -No sé.]
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. (Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.) También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
El les contestó: -Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
Algunos de los fariseos comentaban: -Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban: -¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: -Y tú ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?
El contestó: -Que es un profeta.
[Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: -¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
Sus padres contestaron: -Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: “Ya es mayor, preguntádselo a él”
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:  -Confíésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él: -Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo:
Le preguntan de nuevo: -¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
Les contestó: -Os le he dicho ya, y no me habéis hecho caso: ¿para qué queréis oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos? Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: —Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés.
Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene.
Replicó él: -Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento, si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder. ]
Le replicaron: -Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
-¿Crees tú en el Hijo del hombre?
El contestó: -¿Y quién es, Señor, para que crea en él?
Jesús le dijo: -Lo estás viendo: el que te está hablando ese es.
El dijo: -Creo, Señor. Y se postró ante él.
[Dijo Jesús: -Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos.
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:
-¿También nosotros estamos ciegos?
Jesús les contestó: —Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado persiste. ]
 

REFLEXIÓN 

EL ENCUENTRO CON JESÚS TRANSFORMA  

A la hora de enfrentarnos al texto de este domingo no podemos olvidar varias cosas: 1º- Es S. Juan quien escribe y a él no le interesa la descripción exacta de lo que aconteció, sino dar un mensaje y, para ello, monta todo un escenario en donde se van a ir sucediendo todos los datos necesarios para exponer su catequesis bautismal dentro de un marco pascual.

            La acción  la plantea entre los vecinos del lugar donde vive el ciego: los fariseos y el pueblo en general.

            Ciertamente, Juan no presenta una narración de un hecho puntual, sino un verdadero drama teológico que se está dando, por eso debemos tener cuidado a la hora de hablar sobre el tema: el centro del drama es el ciego de nacimiento que levanta la expectación porque nadie entiende que un ciego de nacimiento haya podido recuperar la vista; algo muy extraño ha tenido que ocurrir y preguntan al ciego; él responde que no sabe nada ni entiende qué es lo que ha ocurrido; él, lo único que sabe y da testimonio es que antes estaba ciego y ahora ve y el que le ha hecho el regalo ha sido Jesús que le ha devuelto la vista, pero ellos siguen pensando que eso no lo puede hacer un hombre y menos aún alguien que se salta a la torera la ley  del sábado, pues lo ha hecho,  es cosa prohibida en sábado; algo especial ha tenido que ocurrir, pues además, el ciego es un pobre, considerado, por tanto, poco menos que un “maldito” de Dios. Nadie se explica cómo ha sido esto y todos le preguntan al ciego que no sabe dar otra explicación más que la realidad que vive:” sólo sé que yo era ciego y ahora veo” Cuando Jesús se entera que lo han expulsado de la sinagoga, se hace el encontradizo con él y aquí el ciego recupera la “visión de Dios”: la luz, la fe y reconoce a Jesús como el Hijo de Dios.

            Al final, Juan presenta lo que quería hacer desde el principio: una presentación de Jesús que viene a trastornar todo, a hacer el verdadero juicio al mundo:  Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos”: los seguidores de la ley, del orden establecido… se quedan sin respuesta y ante la realidad optan por negar lo evidente. Así ocurre siempre cuando  las cosas no cuadran con los intereses establecidos.

            El verdadero juicio va a consistir en conocer y aceptar a Jesús o en rechazarlo que, en definitiva, será aceptar o rechazar la salvación que Él ha traído. Es así como lo está viviendo la comunidad de Juan y es de esta forma como lo confiesa con la figura del ciego que ha recuperado la luz.

            Es también el drama que hoy vive todo aquel que se encuentra a Jesús y lo abraza frente a un mundo hostil, amarrado a muchos intereses contrarios al reino; cuando una persona se encuentra con Él, sufre los mismos ataques del ciego, y no se encuentra otra explicación que la vida y la luz que ha nacido en el que se encontró con Jesús.

 

TERCER DOMINGO DE CUARESMA -A-

PRIMERA LECTURA 

Lectura del libro del Éxodo       17,  3‑7
Danos agua para beber 

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés:
¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?
Clamó Moisés al Señor y dijo:
¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.
Respondió el Señor a Moisés:
-Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.
Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel.
Y puso por nombre a aquel lugar Massá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor diciendo: ¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 

EL RIESGO DE SER LIBRES    

                  El pasaje de hoy nos presenta el momento en el que el pueblo ha salido de Egipto, ha conseguido la libertad y tiene que responder de sus propios actos.

                  Inmediatamente que empiezan las dificultades, y que no tiene más asidero que la fe y la confianza en Dios, que lo ha sacado de Egipto, se vienen abajo, pierden la confianza en sí mismos, no se fían de Dios y empiezan a murmurar contra Moisés que los ha sacado de Egipto y obstaculizan el camino, pues ponen en duda hasta el hecho de que Dios haya puesto a Moisés como guía para que los saque de Egipto: “¿Está o no, el Señor en medio de nosotros? Y desconfían en que Dios esté de acuerdo con lo que está ocurriendo.

                  Ante esta situación, Moisés intercede ante el Señor y pide su ayuda para poder superar la situación; Dios responde inmediatamente: le pide que llame a los ancianos y  reúna al pueblo, pues quiere que les quede patente su presencia en medio del pueblo: “Golpea la roca y manará agua para que beba el pueblo”. Moisés hizo lo que le había ordenado el Señor y estos hechos irán fortaleciendo la fe y la confianza del pueblo en Dios.

                  Sin embargo, el gran problema se da el momento en que el pueblo pierde la capacidad de leer los signos, cuando su mente está completamente materializada y marcada por el pragmatismo, anda embotado, nadie mira más adelante, ni con otra perspectiva que su propio interés.

                  La situación vemos que se repite a cada momento y todos se convierten en acusadores, pero nadie se atreve a arrimar el hombro y menos aún a sentarse y entre todos juntos buscar la solución y es que eso de hacerse responsable de algo que está por hacerse es siempre fastidiado. 

Salmo responsorial       Sal  94,  1‑2.  6‑7.  8‑9 


V/.  Escucharemos tu voz, Señor.
R/.  Escucharemos tu voz, Señor. 

V/.  Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
vitoreándolo al son de instrumentos.
R/.  Escucharemos tu voz, Señor. 

V/. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
R/.  Escucharemos tu voz, Señor.  

V/.  Ojalá escuchéis hoy su voz:
 «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto,
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.”
R/.  Escucharemos tu voz, Señor.

SEGUNDA LECTURA 


Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos       5,  1‑2.  5‑8

 Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de los Hijos de Dios.
La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones  con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; -en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir-; más la prueba de que Dios nos ama    es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.
Palabra de Dios
 

REFLEXIÓN 

EL GRAN REGALO DE DIOS    

                  S. Pablo quiere dejar claro a la comunidad de Roma algo que es fundamental y que no deben olvidar: la realidad nueva que nos ha sido dada gracias a Jesucristo: nosotros estábamos incapacitados para salvarnos y  Cristo ha pagado nuestro rescate con su propia sangre.

                  El gesto que Dios ha tenido con nosotros es algo que no debemos olvidar jamás, sobre todo en los  momentos duros y difíciles por los que pasamos, en los que la dificultad se presenta y nos ataca la tentación de la desconfianza.

                  Esta advertencia de Pablo a la comunidad de los romanos, tiene una resonancia especial en nuestro tiempo cargado de dificultades y de ideas que intentan borrar todo aquello que pueda tener visos de transcendencia, pues el pragmatismo, el hedonismo, el relativismo… intentan imponerse con una fuerza enorme, queriendo demostrar que cualquier sentido de transcendencia son indignos del hombre actual y lo abocan al ridículo.

                  Hay que tener el valor de enfrentar esta lucha  y no venirnos abajo, dejar bien claro y con fuerza que la persona está por encima de cualquier otro valor y que su dignidad está basada en la sangre de Jesús que nos ha conseguido con su muerte el máximo galardón con el que podía soñar el ser humano: SER HIJOS DE DIOS.
 

Versículo antes del Evangelio       Jn.  4,  42  y  15  
Señor, tú eres de verdad el Salvador del mundo;
dame agua viva; así no tendré más sed. 

EVANGELIO 


Lectura del santo Evangelio según San Juan       4,  5‑42 

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José: allí estaba el manantial de Jacob.
Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial.
Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:
-Dame de beber.
(Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida).
La Samaritana le dice:
-¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (porque los judíos no se tratan con los samaritanos).
Jesús le contesto:
-Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.
La mujer le dice:
-Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?
Jesús le contesta:
-El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.
La mujer le dice:
-Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.
[Él le dice:
—Anda, llama a tu marido y vuelve.
La mujer le contesta:
-No tengo marido.
Jesús le dice:
-Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.
La mujer le dice:]
-Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.
Jesús le dice:
-Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.

Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adoraran al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.
La mujer le dice:
-Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga él nos lo dirá todo.
Jesús le dice:
-Soy yo: el que habla contigo.
[ En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: "¿Qué le preguntas o de qué le hablas?."
La mujer, entonces, dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:
-Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿será éste el Mesías?
Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.
Mientras tanto sus discípulos le insistían:
-Maestro, come.
Él les dijo:
-Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis
Los discípulos comentaban entre ellos:
-¿Le habrá traído alguien de comer?:
Jesús les dijo:
-Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra.
¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así se alegran lo mismo sembrador y segador.
Con todo, tiene razón el proverbio "Uno siembra y otro siega."
Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores. ]
En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él (por el testimonio que había dado la mujer: “Me ha dicho todo lo que he hecho.”)
Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer:
-Ya no creemos por lo que tú dices, nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.
Palabra del Señor
 

REFLEXIÓN
 
LA VERDADERA RELIGIÓN 

Al leer el texto de Juan no podemos perder de vista su dimensión simbólica; el evangelio de Juan no es narrativo ni tampoco le importa demasiado que lo que nos cuenta se ajuste a la realidad de la historia, pues los símbolos, con frecuencia  desplazan a la realidad: podemos observar que en Juan Jesús no utiliza comparaciones: “El reino de los cielos es como…” Aquí Jesús se identifica con el “símil”: “Yo soy la vid” y no dice: “Yo soy como la vid”; incluso dice: “Yo soy el pan vivo y verdadero”, incluso el agua que él le va a dar a la samaritana le va a quitar la sed para siempre, pues el agua verdadera que salta hasta la vida eterna, es el agua viva: ÉL; las otras aguas, los otros alimentos no sacian la sed ni el hambre.

Como podemos ver Juan tiene un estilo diferente al de los sinópticos; por tanto, hay que dejar bien claro que no estamos leyendo la crónica de una conversación normal que Jesús mantuvo con una mujer de Samaría; debemos  estar atentos para descubrir lo que el autor del pasaje dijo, lo que quiso decir y transmitir y saber interpretar lo que utilizó:

En el texto hay muchas cosas en las que nos podríamos detener, pero lo vamos a hacer en aquello que más salta a la vista, pues es objeto de “discusión” entre Jesús y la mujer: el tema que discuten sobre dónde hay que adorar a Dios y quién tiene la razón, si los judíos o los samaritanos: Jesús no rehúye el dialogo ni condena a nadie, como hacía la ley.

Es un tema de absoluta actualidad, que no todos son capaces de  afrontarlo y que está en la base del respeto y del diálogo: en el mundo actual las sociedades son plurales y hay una mezcla impresionante de razas, lenguas, creencias, culturas… No hace mucho tiempo esto era inconcebible, hoy, en cambio, estamos viendo que la mezcla es un hecho y hay bastante gente que es capaz de guardar el respeto que cada uno se merece, aunque otros imponen sus creencias, sus normas y consideran pagano, impuro al que no es de su religión. Hoy, es un hecho que todas las religiones se encuentran conviviendo y, por tanto, han perdido esa estabilidad que había, en la que cada una permanecía aislada de las demás

Jesús, aunque no vivió en un ambiente religiosamente plural como el nuestro, sin embargo, Juan quiere mostrar la actitud que  Jesús tiene con respecto a la religión: Samaría era considerada como un pueblo hereje, cismático, pecador, impuro… de tal manera que a un israelita le estaba prohibido tratar con un samaritano; Jesús rompe con la norma y con la mentalidad; es Él quien inicia el diálogo con la mujer y no lo hace atacando, condenando, echando en cara nada… ni tampoco aparece defendiéndose, porque se sienta atacado. Jesús tiene muy claro que por encima de la religión está la persona y la religión no la puede subyugar,

Plantea sin miedo el tema: Dios no está ceñido a ningún lugar, el único templo donde habita la divinidad es en el corazón de cada persona y no un monte o un templo de piedras: “a Dios hay que adorarlo en  espíritu y en Verdad” y no necesariamente desde una religión cualquiera.

Con lo cual, Jesús viene a dejar bien claro que las religiones no salvan, son instrumentos relativos que nos deben acercar a Dios y, si no lo hacen, no son buenas. La única religión verdadera y absoluta es la que nos une a Dios en Espíritu y en Verdad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA -A-

PRIMERA LECTURA 

Lectura del Libro del Génesis       12,  1‑4a
Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios 

En aquellos días, el Señor dijo a Abrahán:
-Sal de tu tierra  y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre y será una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan.
Con tu nombre se bendecirán  todas las familias del mundo.
Abrahán marchó, como le había dicho el Señor.
Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN. 

RESPONDER A DIOS COMO ABRAHÁN   

                  El pasaje que nos trae la liturgia de hoy contrasta con el que nos presentaba el domingo anterior: allí, frente a la propuesta de Dios de que el hombre viva en comunión con toda la creación, el hombre contesta negándose y rompiendo todo el orden establecido, como consecuencia trae la desgracia y el caos para toda la tierra.

                  Como contraste, hoy nos presenta el momento en que Abrahán recibe la propuesta de Dios para restaurar el orden roto y, Abrahán, dejándolo todo, se pone en manos de Dios: “Partió como le había dicho el Señor…”

                  Junto a la petición que Dios hace a Abrahán, le reafirma la promesa de hacer de él un gran pueblo que se convertirá en una bendición para toda la tierra, lo mismo que la ruptura de Adán, supuso una maldición.  

                  La llamada de Dios a Abrahán y su respuesta, se ha convertido en modelo de llamada de Dios a su iglesia y a todos los hombres para convertirse en bendición para la tierra.

                  Abrahán  también se ha convertido en el referente que todos tenemos de respuesta sin condiciones a Dios, fiándonos y confiando plenamente en Él.

                  La llamada de Dios a los hombres y mujeres de hoy sigue dándose  y la respuesta de Abrahán también sigue repitiéndose en muchos hombres y mujeres que se fían de Dios y ponen su vida enteramente y sin reservas, al servicio de la causa de Dios convirtiéndose como Abrahán en una bendición de Dios allí donde llegan.

                  De la misma manera, la respuesta de Adán la están dando muchos hombres e instituciones que abiertamente se han convertido en el peor de los cánceres que siguen destruyendo la humanidad. 

Salmo responsorial       Sal  32,  4‑5.  18‑19.  20  y  22 


V/.  Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
           como lo esperamos de ti.
R/.  Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
           como lo esperamos de ti. 

V/.  La palabra del Señor es sincera
           y todas sus acciones son leales;
       él ama la justicia y el derecho,
           y su misericordia llena la tierra.
R/.  Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
           como lo esperamos de ti. 

V/.  Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
           en los que esperan en su misericordia,
       para librar sus vidas de la muerte
           y reanimarlos en tiempo de hambre.
R/.  Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
           como lo esperamos de ti. 

V/.  Nosotros aguardamos al Señor:
           él es nuestro auxilio y escudo;
       que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
           como lo esperamos de ti.
R/.  Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
           como lo esperamos de ti.
 

SEGUNDA LECTURA 


Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a Timoteo       1,  8b‑10
Dios nos llama y nos ilumina 

Querido hermano:
Toma parte en los duros trabajos del Evangelio,  según las fuerzas que Dios te dé.
Él nos salvó y nos llamó a una vida santa no por nuestros méritos, sino porque antes de la creación,  desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado por medio del Evangelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN. 

RESISTIR CON CRISTO EN LA LUCHA   

                  Pablo escribe a Timoteo haciendo referencia al gran regalo que Dios nos ha hecho llamándonos a responder, de acuerdo con la santidad que nos ha dado, manifestada al mundo en  la persona de Cristo.

                  Pablo atraviesa por una situación dura y difícil que le puede llevar hasta la muerte, en cambio, está experimentando lo más duro y triste: en el momento preciso, cuando más los necesita, lo han dejado solo; pero el hecho de que se hayan dado las cosas así y haya habido gente que ha dado marcha atrás, no cambia en nada la realidad: él no se va a venir abajo ante la decepción que le puedan estar produciendo los creyentes que, en el momento crítico, han desaparecido y lo han dejado en la estacada. A pesar de todo lo que hayan fallado, Cristo sigue sin fallar y es lo que lo mantiene firme y seguro y él no va a claudicar..

                  Es la experiencia triste de miles de personas que reviven a diario el trance de Cristo y del mismo Pablo; esta es la realidad humana, con la que debemos contar siempre a la hora de embarcarnos en una respuesta a Dios: saber que no podemos poner nuestra confianza en los hombres, en las instituciones… llevamos siempre un gran porcentaje de posibilidades de “traición”; no hay otro apoyo que Jesucristo, lo mismo que Él no encontró otro apoyo que el Padre.

                  Este ha de ser un componente necesario de nuestra fe que, además, será como el sello de autenticidad y el que marque la calidad y la autenticidad de ella.
 

Versículo antes del Evangelio 

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre:
Este es mi Hijo, el amado; escuchadle. 

EVANGELIO 


Lectura del santo Evangelio según San Mateo      17,  1‑9
Su rostro resplandeció como el sol

En aquel tiempo, Jesús tomo consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.
Se transfiguró delante de ellos y su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces tomó la palabra y dijo a Jesús:
-Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:
-Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle.
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y tocándolos les dijo:
-Levantaos, no temáis.
Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
-No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos.
Palabra del Señor
 

REFLEXIÓN

JESÚS ES ÚNICO  

            El pasaje nos trae al recuerdo el momento del bautismo de Jesús en el que se abre el cielo y se escucha la misma voz presentando a Jesús; también nos recuerda la imagen que en Mt. 4,1-11 presenta el momento en que Jesús es llevado por el demonio a lo alto de la montaña, no para transfigurarse, sino para tentarle y hacerle ver todos los reinos del mundo, ofreciéndole la posibilidad de ser el dueño de todo, dándole la gloria y el poder sobre todos los reinos del mundo.

            Aquí, Jesús, se lleva a sus amigos y les hace ver el camino de la gloria suprema y definitiva que han de gozar en el reino de los cielos. La resurrección, que es la gloria definitiva, no es algo que se conquista con los poderes del mundo, sino poniéndose en las manos del Padre, amando, sirviendo, entregándose hasta la muerte, hasta la cruz. El triunfo final es la transfiguración.

            En el pasaje aparecen Moisés y Elías mirando  a Jesús y conversando con Él; Jesús es el único que tiene el rostro iluminado, es que todo el AT. Representado por la ley y los profetas (Moisés y Elías) miraba y se dirigía a Jesús, que es el centro de la historia y a partir de ahora, nada tiene sentido si no está en referencia a Él.

            Pero Pedro no entiende esto y pone a Jesús en el mismo plano que a los otros: “Hagamos tres chozas, una para ti otra para Moisés y otra para Elías…” Entonces suena la voz que viene del cielo aclarándole el tema: “Este es mi Hijo amado, escuchadlo”.

            Ya no se trata de andar escuchando a Moisés, a los profetas, a la tradición… Jesús es la única voz autorizada y no se le puede confundir con nada ni con nadie.

Cuando los discípulos oyen esto, caen por tierra, pues no hay otro camino que el que ha marcado Jesús, no hay otra palabra más que la suya, no hay para el hombre otros intereses que los que Él establece. Jesús es la única posibilidad de salvación.

            El reto que se nos presenta hoy está precisamente en esto: cuando nos encontramos hoy con un montón de ofertas y posibilidades de felicidad y de “salvación”… no se trata de acomodarse  en tres chozas, sino de seguir a Jesús.

Es el mismo problema que se le presenta hoy a la “Iglesia”: se ofertan muchos caminos, muchas fórmulas, muchos medios, muchas posiciones… incluso se nos dice que hay que ser “tolerantes” respetando y dando por buenos y válidos todos los caminos y  todas las propuestas… El miedo está en que no hay alternativa a Jesús, no se puede apostar por varias cosas y contemporizar.  JESÚS ES ÚNICO

 

 

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA 

Lectura del Libro del Génesis       2,  7‑9;  3,  1‑7
Creación y pecado de los primeros padres 

El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida y el hombre se convirtió en ser vivo.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer:
-¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?
La mujer respondió a la serpiente:
-Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: "No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte."
La serpiente replicó a la mujer:
-No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal.
La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable porque daba inteligencia; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió.
Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 

EL MAL ES LA AUSENCIA DEL BIEN  

            Comenzamos este tiempo de cuaresma con el relato de la creación del hombre a quien Dios le infundió su Espíritu y el hombre fue diferente a todos los seres de la creación: él llevaba en sí, como característica, la imagen de Dios.

            A este ser, que fue como el broche de oro de toda la creación, Dios le dio capacidad para cooperar con Él y le dio el mundo para que viviera feliz en él.

            Lo único que le pidió es que no rompiera ese mundo y ese orden que Dios había establecido y que lo había hecho a su medida para que fuera feliz, pues el día que lo rompiera, moriría.

            Pero el hombre quiso ser como Dios y hacerle competencia, entonces, todo el orden que Dios había establecido para el hombre, lo rompió y estableció él el suyo, que no fue sino, quitar todo lo que Dios había puesto y así, donde reinaba el amor y la convivencia, se impuso el odio y el desorden;  donde estaba puesta la justicia, el hombre  la quitó y estableció como norma de vida la injusticia y el atropello; donde Dios había puesto la verdad como la luz que lo clarificara todo, el hombre impuso la mentira y el engaño haciendo que nadie se pudiera fiar de nadie y el hombre corrompe todo lo que toca.

            El mal no es creado por Dios, sino que el hombre quita el BIEN que Dios había establecido y su ausencia es el MAL como resultado de lo que el hombre ha hecho.

            La historia sigue repitiéndose y el hombre sigue suplantando a Dios por el dinero y por esta causa se prefiere el exterminio de pueblos con tal de robarles los recursos naturales donde viven, o se grita por las calles que el asesinar a niños inocentes e indefensos es un derecho sagrado de la mujer, considerando que la muerte es un signo de libertad. 

Salmo responsorial       Sal  50,  3‑4.  5‑6a.  12‑13.  14  y  1 


V/.  Misericordia, Señor, hemos pecado.
R/.  Misericordia, Señor, hemos pecado. 

V/.  Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
           por tu inmensa compasión borra mi culpa.
       Lava del todo mi delito,
           limpia mi pecado.
R/.  Misericordia, Señor, hemos pecado. 

V/.  Pues yo reconozco mi culpa,
           tengo siempre presente mi pecado.
       Contra ti, contra ti solo pequé,
           cometí la maldad que aborreces.
R/.  Misericordia, Señor, hemos pecado. 

V/.  Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
           renuévame por dentro con espíritu firme;
       no me arrojes lejos de tu rostro,
           no me quites tu santo espíritu.
R/.  Misericordia, Señor, hemos pecado.  

V/.  Devuélveme la alegría de tu salvación,
           afiánzame con espíritu generoso.
       Señor, me abrirás los labios,
           y mi boca proclamará tu alabanza.
R/.  Misericordia, Señor, hemos pecado. 

SEGUNDA LECTURA 


Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos       5,  12‑19
Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia 

Hermanos:
Lo mismo que por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron...
[Pero, aunque antes de la ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había ley.
Pues a pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con un delito como el de Adán, que era figura del que había de venir.
Sin embargo, no hay proporción entre la culpa y el don: si por la culpa de uno murieron todos, mucho más, gracias a un solo hombre, Jesucristo, la benevolencia y el don de Dios desbordaron sobre todos.
Y tampoco hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: la sentencia contra uno acabó en condena total; la gracia, ante una multitud de pecados, en indulto. ]
Si por la culpa de aquél, que era uno sólo, la muerte inauguró su reino, mucho más los que reciben a raudales el don gratuito de la amnistía vivirán y reinarán gracias a uno sólo, Jesucristo.
En resumen, una sola culpa resultó condena de todos, y un acto de justicia resultó indulto y vida para todos.
En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN 

DIOS RESPETA LA LIBERTAD DEL HOMBRE    

                  En tiempos de  S. Pablo, como en los nuestros, hay gente que se plantea el siguiente razonamiento:  Si Dios es el creador de todo, junto al “bien” también creó  el “mal”…

                  S. Pablo sale al paso del  error y le aclara a la comunidad de Roma: El mal es introducido en el mundo por la decisión que el hombre toma de quitar a Dios, es decir: si decido apagar la luz, me quedo en la oscuridad, que es la ausencia de la luz., de la misma manera que el frío  es la ausencia del calor o la muerte es la ausencia de la vida; pues de la misma manera: si yo quito a Dios que es EL BIEN, establezco el mal.

                  Dios creo la felicidad y el hombre la rompió.

                  Cristo, en la cumbre de los tiempos, vuelve a prender la luz de la verdad y de la vida y ofrece la libertad y la liberación del estado de destrucción que había impuesto el hombre: ADÁN.

                  El hombre, de ahora en adelante, vuelve a tener la posibilidad de optar por una cosa u otra.

                  La   ley no bastará para establecer un orden externo, pues el hombre sigue dañado en su naturaleza y una fuerza externa no lo va a cambiar, sino que será la fuerza interior de Dios la que únicamente podrá hacer que el hombre cambie y asuma como propio el proyecto de Dios en su corazón, sin que nadie ni nada se lo imponga.

                  Si el hombre rompió con Dios y despreció su proyecto de felicidad haciendo uso de su libertad, ahora ha de ser la misma dinámica la que se necesita para aceptar la vuelta que Dios propone: Dios me ofrece la salvación y ha de ser el hombre quien haciendo uso de su libertad, acepta lo que se le ofrece, pero en ningún momento Dios  va a violentar forzando la libertad del hombre.
 

Versículo antes del Evangelio       Mt  4,  4b
No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. 

EVANGELIO 


Lectura del santo Evangelio según San Mateo       4,  1‑11
Jesús ayuna durante cuarenta días y es tentado 

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre.
Y el tentador se le acercó y le dijo:
-Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
Pero él le contestó diciendo:
-Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
-Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece con las piedras.
Jesús le dijo:
-También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor le dijo:
-Todo esto te daré si te postras y me adoras.
Entonces le dijo Jesús:
-Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
Palabra del Señor
 

REFLEXIÓN 

PAN PARA HOY  

            Como ADÁN en el paraíso siente la tentación de cortar con Dios y optar por hacerle competencia, JESÚS, el nuevo Adán,  en el desierto, cuando se sienta a organizar su proyecto en la soledad, siente la tentación de hacer las cosas prescindiendo de Dios y buscar el triunfo humano,  satisfaciendo las apetencias de los impulsos humanos de la comodidad, del goce, de la fama, del prestigio, del poder, del dominio de riqueza con la que se siente seguro y poderoso.

            Para esto, basta con apartarse de los intereses de Dios que busca la felicidad del hombre y aferrarse a los intereses del mundo que buscan la satisfacción personal y no la felicidad de todos.

            Para darle la espalda al proyecto de Dios  va a encontrar mil razones suficientes en todos los ámbitos de la vida que lo van a dejar tranquilo y hasta le van a hacer sentirse bien. Podríamos traducir la tentación en estos términos: “Mira, dedícate a calmar el hambre de la gente, esto es un gran bien que va a reconfortar a todos…” La misma religión le va a aprobar esta decisión.  Pero detrás  está encubierta el ansia de prestigio, del aplauso, de la buena fama… y esto le va a apartar de Dios y le va a hacer entrar en una onda en la que solo se busque a sí mismo. Jesús descubre rápidamente el truco, pues si de lo que se trata es de liberar al hombre de la miseria, del hambre… a los pobres y oprimidos, esa situación no se refiere solo al estómago y el problema se acaba solucionando el hambre de pan, sino haciendo que el hombre sienta hambre de justicia, pues la falta de ésta es la causa de  la miseria de los pobres, por eso responde: “Apártate, Satanás, pues no solo de pan vive el hombre”.

            La situación sigue cada vez más actual y evidente y siguen repitiéndose a cada momento las mismas tentaciones y las mismas propuestas y sigue en juego nuestra libertad: o nos arrodillamos ante el dinero, ante la comodidad, ante lo fácil, ante la imagen, ante la fama y ante el prestigio o nos plantamos haciéndole frente, como hizo Jesús.

            Esta es la tentación constante de los políticos que mantienen al pueblo amarrado al pesebre con las manos extendidas implorando  que le den unas migajas de lo que le roban y, encima, lo mantienen con la sensación de que ha de estar agradecido, pues  si vive es porque ellos se lo están permitiendo.