DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO -C-


PRIMERA LECTURA  


Lectura de la profecía de Habacuc 1 2‑3; 2, 2‑4
El justo vivirá por su fe 

            ¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? 
            ¿Te gritaré: “Violencia», sin que me salves? 
            ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas? 
            El Señor me respondió así: 
            “Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. 
            La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse. 
            El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.” 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN        

“SEÑOR, ACELERA TU RESPUESTA”  

            Cuando vivimos una situación como la que tenemos en la actualidad, en donde cada día nos desayunamos con nuevos casos de corrupción, de violencia y de atropellos, hasta el punto que da la sensación de que este mundo se ha vuelto loco, uno siente el deseo de elevar la súplica al Padre para decirle: ¿Hasta cuándo, Señor, vas a dejar que todo esto siga ocurriendo? ¿Cuándo llegará el día que nos despierten con una noticia agradable diciéndonos que se ha determinado acabar con la guerra, con el hambre, con la corrupción, con la violencia… y se ha establecido el orden, la justicia, y la PAZ…?

            Y a veces da la sensación de que Dios está dormido, que no le interesa lo que nos ocurre, como el que dice: “No me habéis querido escuchar, allá vosotros con lo que habéis montado"

            Pero eso no es así, porque la inmensa mayoría no ha montado esto, ni lo quiere, ni lo ha pedido, ni lo acepta, sino que no le queda más remedio que soportarlo y esa sensación que tenemos, cuando sentimos la impotencia para hacer frente al espolio y al robo descarado, Dios la sufre al lado de los débiles y se pone de su parte.

            Es la misma sensación que tiene el profeta y la que tenemos también nosotros y cuando se lo plantea, Dios le responde: “El malvado sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad; no te preocupes si tarda, pues esto llegará a su fin y no fallará”.

            En tiempos de Habacuc se refiere a la situación que están creando los extranjeros que asolan el país; en nuestro tiempo se trata de los mismos compatriotas que se han propuesto destruir el país y convertirlo en un nido de víboras o en un infierno.

            En situaciones como las que vivió Habacuc, como en las que estamos viviendo en la actualidad, entran ganas de decirle a Dios: “Señor, acelera el proceso de tu respuesta y no dejes que sigan burlándose de tu pueblo, queriendo oscurecer la luz de la VERDAD y borrando el sentido común. 

Salmo responsorial Sal 94, 1‑2. 6‑7. 8‑9 (R.: 8)



R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón." 

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón." 

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R.
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón." 

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras." R. 
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón." 
 

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo     1, 6‑8. 13‑14
No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor

            Querido hermano: 
            Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. 
            No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. 
            Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. 
            Ten delante la visión que yo te di con mis palabras sensatas y vive con fe y amor en Cristo Jesús. 
            Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN
 

“NO TE AVERGÜENCES DE SER TESTIGO DE LA VERDAD”    

            En la línea de la carta que S. Pablo escribe a Timoteo, unos versículos antes de los que nos presenta hoy la liturgia, Pablo aconseja a Timoteo que sea él quien se presente al estilo de Jesús, para que puedan tener un referente visible como un modelo de limpieza  y cumplimiento cabal de todo lo que le viene pidiendo a la comunidad.

            Ahora le pide que no deje morir el entusiasmo y la alegría por vivir con el don que se le ha confiado.

            El ambiente con el que tiene que enfrentarse, como testigo  del amor de Dios y de Jesucristo, no es cosa que atraiga a nadie, es muy duro. Pablo le pide que no se eche atrás, ni le de vergüenza ser testigo de Jesús, ni de aquellos que están entregando la vida por la misma causa, como él mismo.

            Estas palabras de Pablo a Timoteo tienen una resonancia especial en el tiempo que vivimos, en donde se quiere recluir el mensaje del evangelio y la vida de fe a la sacristía y, en los que se considera un “atentado” el  confesar públicamente la fe
 

Aleluya 1 P 1, 25
La palabra del Señor permanece para siempre; y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos.  

EVANGELIO  


Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 5‑10
¡Si tuvierais fe...! 

En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor:
-“Auméntanos la fe.”
El Señor contestó:
-“Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
“Arráncate de raíz y plántate en el mar.”
Y os obedecería.
Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice:
“En seguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis:
“Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado?

Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid:
“Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.”?
Palabra del Señor.
 

REFLEXIÓN 

NO SE NOS DIO OTRA ALTERNATIVA   

El pasaje del evangelio de hoy, cuando nos detenemos a leerlo despacio, nos deja fuera de juego, sobre todo cuando pensamos en nuestra realidad.

Los discípulos reconocen que tienen muy poca fe y le piden a Jesús que se la aumente y Jesús, en realidad reconoce que están en los mínimos, es más, ni a ese nivel llegan, y es un nivel tan pequeñito como un grano de mostaza, que es una semilla tan pequeña como la cabeza de un alfiler; Jesús dice que si tuvieran ese nivel, podrían hacer cosas que parecen imposibles, pero si no se tiene ni ese mínimo, no puede hacerse presente la potencia de Dios que actúa en la persona.

Lógicamente, cuando escuchas esto, no te queda más remedio que mirar a tu alrededor  y pensar: ¿Cómo es posible que tangamos tantos bautizos, tantas bodas, tantas primeras comuniones, confirmaciones en masa, misas a todas las horas del día… sin embargo, todo sigue igual, es más, cada vez está peor y nada cambia, o si lo hace cuesta horrores… ¿qué está pasando aquí? ¡¡Porque esto no marcha!!  ¡Algo está fallando!

Las palabras de Jesús siguen teniendo una actualidad impresionante: “Si tuvierais fe como un granito de mostaza…” otro gallo nos cantaría. Tenemos una creencia, como otra de las tantas que tenemos, pues si tuviéramos verdadera fe, aunque fuera lo mínimo, no es posible que siguieran manteniéndose situaciones y actitudes que se mantienen como válidas y de la misma manera muchas cosas de las que hacemos y potenciamos.

¿Cómo es posible que teniendo un mínimo de fe sigamos manteniendo una iglesia llena de privilegios, de “dignidades”, de “Títulos”, de distancias con la gente, de complicidad con los poderes fácticos que no luchan por la justicia, por la verdad… y comulgamos con ellos?

Cuando vuelves la vista al evangelio y escuchas a Jesús que le responde al que quiere seguirle: “Anda, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y vente…”  (Lc 18,22) Ante lo que tenemos montado y lo que escuchamos a Jesús, las palabras del Papa Francisco cobran una actualidad impresionante cuando lo oyes decir que “quiere una iglesia pobre al lado de los pobres…” ¿Cómo se podrá hacer eso hoy?

Las palabras de Jesús siguen golpeando fuertemente en una sociedad como la que tenemos y en la que intentamos adaptarnos, pero esas palabras no las podemos ni borrar ni ocultar: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza” (Lc 9,58). “No andéis agobiados pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir” (Lc 12,22). “Los reyes de las naciones las dominan y los que ejercen el poder se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros nada de eso; al contrario, el más grande entre vosotros que se haga el más pequeño y el que dirige sea el  que sirve” (Lc 22,25-26).

¿Cómo explicar todo esto? ¿Cómo compaginar lo que hacemos con lo que dijo expresamente Jesús, cuando los apóstoles intentaban hacer lo mismo que nosotros estamos haciendo hoy?

Dirán que somos radicales y que hoy no se puede ser así, que hay que dar una de cal y otra de arena… ¡Bueno, eso es lo que nosotros decimos! Pero no es lo que dijo Jesús, ni nos consta que cambiara en algún momento su discurso, ni tenemos noticia de que haya sido cambiado en la historia. El caso es que la FE nos lleva a ser libres, sin poder, sin seguridades, como lo fue Jesús y, solo desde ahí, Él cambió el mundo y el corazón de los hombres. Hasta ahora, no se nos ha dado otro espacio ni otra alternativa.

 

 

 

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA  

Lectura de la profecía de Amós 6, 1a. 4‑7
Los disolutos encabezarán la cuerda de cautivos 

            Así dice el Señor todopoderoso: 
            “¡¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria! 
            Os acostáis en lechos de marfil; arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José. 
            Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgia de los disolutos." 
            Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 


“DIOS SE PARCIALIZA CONTRA LA INJUSTICIA”  

            El profeta Amós continúa hoy con la denuncia que hacía en el pasaje anterior contra los ricos que pusieron como horizonte de sus vidas el dinero.

            Hoy nos presenta el gran peligro que representa la riqueza, pues nos instala en una situación de comodidad y de lujo que nos ciega por completo y no nos permite ver el dolor del prójimo que sufre; además, nos seca el corazón de tal forma, que nos deja insensibles al sufrimiento ajeno.

            La llamada la hace a aquellos que se sienten muy seguros con su riqueza; esa postura no es correcta, pues se cierran completamente en sí mismos y no quieren saber nada de los demás;  para ellos no hay otro mundo ni otra situación que la suya y vuelven la espalda al resto.

            Por otro lado, la denuncia va dirigida también contra el sentimiento nacionalista que existe: se disputan entre el monte Sión, situado en Jerusalén y el monte Garizin, que está en Samaria; ambos se disputan la posesión de la promesa de salvación, con lo que sienten asegurado su presente y su futuro. Amós condena ambas seguridades conseguidas a costa de la injusticia.

            Otra denuncia que hace es de la imagen insultante que están presentando frente al pueblo desesperado, mientras ellos viven en un lujo y en un nivel desenfrenado estrujando la vida de los pobres.

            La imagen de la sociedad de entonces y las denuncias de Amós, cobran hoy una actualidad impresionante frente a lo que estamos viviendo: una clase política con sueldos astronómicos, con primas de vergüenza, con  ayudas escandalosas y embrollados en negocios de robo y saqueos   que claman al cielo… mientras el pueblo en general y los pobres en particular, se debaten por la subsistencia. Y encima tienen la cara dura de llamarse representantes del pueblo y andan a la caza y captura del que tiene unos ahorros para quitárselos.  

            Amós termina con una sentencia que hoy todo el pueblo clama por que se cumpla: “Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgia de los disolutos”
 

Salmo responsorial Sal 145, 7. 8‑9a. 9bc‑10 (R.: 1b)


 R. Alaba, alma mía, al Señor. 

Él mantiene su fidelidad perpetuamente,
él hace justicia a los oprimidos,
él da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.
R. Alaba, alma mía, al Señor. 

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R.
R. Alaba, alma mía, al Señor. 

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R. 
R. Alaba, alma mía, al Señor. 
 

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 11‑16
Guarda el mandamiento hasta la manifestación del Señor 

            Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. 
            Combate el buen combate de la fe. 
            Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. 
            En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
A él honor e imperio eterno. Amén. 
            Palabra de Dios.  
 

REFLEXIÓN 

“MANTENERSE EN FIDELIDAD A LA VERDAD”  

            Continuando la lectura de la carta que S. Pablo le escribe a Timoteo en la que le indica la necesidad de orar  por aquellos que realizan el servicio de la dirección para que no caigan en la tentación de la corrupción; en el pasaje de hoy, nos presenta la invitación que hace a Timoteo para que, precisamente él, no caiga en la tentación de ensuciarse en lo mismo: “Evita todo esto…” –le dice- para que, al modo de Jesús, pueda dar un testimonio limpio y claro, como Jesús lo dio ante Pilato, sin miedo a que se lo pudiera reprochar.

            El gran problema está en mantener firme el combate diario, y no solo actuar en un momento concreto, pues no es fácil mantenerse; lo difícil es ser capaces de mantenerse en coherencia  y poder presentar toda una vida limpia como testimonio de la verdad.

            La llamada de Pablo a Timoteo, tiene también para nosotros hoy una aplicación extraordinaria, no solo para los pastores de la comunidad, sino para todos los creyente que vivimos en un mundo, donde todo nos empuja a mancharnos las manos en la corrupción y a cambiar el orden establecido por Dios 

Aleluya 2 Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriqueceros con su pobreza.
 

EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 19‑31
Recibiste bienes y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tu padeces
            En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: 
            -“Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.  Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. 
            Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. 
            Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. 
            Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: 
            “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.” 
            Pero Abrahán le contestó: 
            “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. 
            Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.”  
            El rico insistió: 
            “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.” 
            Abrahán le dice: 
            “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.” 
            El rico contestó: 
            “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." 
            Abrahán le dijo: 
            “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."” 
            Palabra del Señor.

 
REFLEXIÓN

 LA REALIDAD NO ES LO QUE NOSOTROS DECIDIMOS  

Jesús, al estilo de Amós, observa la situación que se está dando  y en lugar de lanzarse directamente acusando a los causantes del desastre, hace exactamente lo mismo escenificando la situación con un cuento para que cada uno se sienta identificado. Pone en escena a dos personajes: “Dios Ayuda”= LAZARO y el “Banqueteador”= EPULÓN.

Lázaro que representa a todos los esquilmados, los asfixiados por los impuestos, los parados, los que no pueden llegar al final del mes, los ancianos que están abandonados y los que después de estar trabajando toda su vida ahora les queda una paga de miseria que se ven obligados a compartir con sus hijos porque no tienen dónde acercarse, los marginados que se les ha negado toda posibilidad de vivir con dignidad.

Epulón es el que se siente con derecho a todo, a vivir en la grandeza y por tanto, los demás están obligados a sostenerlo, pues si viven es porque él los deja que vivan y de eso han de estarle agradecidos; el se siente dueño absoluto de todo lo que existe y, por tanto, tiene derecho a disponer de lo que desea. Lo estamos viendo retratado de miles de formas en la actualidad: robos multimillonarios, banquetes y despilfarro, lujos inauditos, casas y mansiones fabulosas, cuentas bancarias atiborradas… y mientras buscando como controlar incluso los pequeños ahorros de un pobre que ha estado sacrificándose toda su vida.

            La escenificación es perfecta. Jesús es, incluso más fuerte que Amós: dice que: “Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico”, pero no se lo daban, se había secado el corazón de este tipo; el dolor de los demás le importaba un bledo, el sufrimiento, el hambre...  no era su problema. Con cualquiera de sus caprichos y derroches hubiera hecho sentirse feliz y le hubiera arreglado el problema a Lázaro, pero había llegado a ser peor que los perros, que eran animales impuros: “hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas”, pero el rico, ¡ni eso! Su corazón estaba invadido por la avaricia y no tenía otra aspiración en la vida que la codicia del dinero.

            Es curioso, no habla el evangelio de las creencias de este hombre, su religión era la avaricia y, lógicamente, el culto  que impone el dios dinero es el egoísmo como espiritualidad, el individualismo como sistema social y la mentira y el engaño como forma de relación entre los demás. El detenerse a pensar en algo más allá de esta existencia  es seguro que lo consideraba una pérdida de tiempo y una estupidez.

            No obstante, la vida sigue su curso y al final nos encontramos todos, ahí ya no hay vuelta atrás, lo hecho, hecho está. ¡Para todos! Y esto es lo único definitivo. Lo que hemos ido cuidando y cultivando durante la vida es lo que nos vamos a encontrar  en la otra.

            Es cierto, también puede haber gente que se burle de estas creencias y diga que es un cuento todo esto, pues una vez muertos… -en mi pueblo dicen: “¡cebada al rabo! ”- ¡de acuerdo! Pero eso no va a cambiar nada; las cosas no son lo que cada uno digamos, según nos convenga, sino como son en realidad y nosotros, podemos argumentar lo que queramos en un sentido o en otro, para ambos tenemos los mismas razones, por tanto es un problema que solo se soluciona con la vida.

            Pero el cuento lo planteó Jesús para que cada uno nos lo apliquemos y veamos dónde nos encontramos y cómo tenemos cogido nuestro corazón y nuestra vida. Nadie queremos ser “Dios Ayuda”= LAZARO” y todos tenemos bastante de “Banqueteador” = EPULÓN”

 

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO –C-

PRIMERA LECTURA  

Lectura de la profecía de Amós 8, 4‑7
Contra los que "compran por dinero al pobre" 

            Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: 
"¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?" 
            Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. 
            Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones. 
Palabra de Dios   

REFLEXIÓN

“LA ACTUALIDAD DE AMÓS”    

            El profeta Amós, cuando toma conciencia de la realidad de su tiempo y hace una reflexión sobre el derrotero que ha cogido la sociedad, tiene como cinco grandes visiones en las que ve cómo el pueblo se precipita y a donde se ve abocado, sin remisión.

            El pasaje actual  corresponde  a la cuarta visión, en la que pone sobre el escenario de los causantes de la desintegración social a los ladrones y los explotadores del pueblo.

            En este caso ubica el foco principal en el reino del norte que se ha instalado en una situación de corrupción impresionante y viven con un lujo de escándalo, mientras el pueblo se debate en la miseria; pero no disculpa ni saca del escenario al reino del Sur (Judá) y a las naciones vecinas (Siria, Edón, Moab, Tiro, Filistea…) como colaboradores de esta situación. Aquí se cumple al pie de la letra el refrán: “Entre todas la mataron y ella sola se murió”.

            En el fondo del problema no hay más que un origen de todo: la codicia, que ha hecho presa en el corazón de los ricos y de los poderoso y ha invadido sus vidas, no piensan en otra cosa: “Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables”  

            Amós, cuando hace el juicio y lanza las amenazas se va directamente contra los causantes de la desgracia y da los motivos por los que han de soportar el castigo: por las grandes mansiones que se han construido con el robo que le han hecho al pueblo mientras los pobres viven en la calle, por la opresión a la que están sometiendo a los pobres y a los débiles, por no cumplir con la justicia en el trabajo y no pagar lo justo, por el robo que están haciendo en el comercio: trucan las balanzas y defraudan a los pobres, por el atropello de los precios…

            Esto que está ocurriendo a ojos vistas de los pastores religiosos, ve que  se quedan insensibles, callados y no reaccionan, escondiéndose en un culto vacío que solo se basa en ritos que están al margen de toda esa injusticia institucionalizada y ellos lo tapan todo con sacrificios, ofrendas, cantos… que repugnan a Dios, pues no hacen sino encubrir el dolor y la injusticia del pueblo.

            Es imposible permanecer indiferente ante este mensaje que nos lanza hoy la palabra de Dios, en una situación como la que vivimos, en la que parece que la voz de Amós está sonando hoy en nuestras plazas y debería oírse en todas nuestras cadenas televisión, y en todos nuestros periódicos, en lugar de la basura con la que adormecen al pueblo y con la burla que constantemente realizan entreteniendo al pueblo.  

Salmo responsorial Sal 112, 1‑2.  4‑6.  7‑8 (R.: cf. la y 7b)


 R. Alabad al Señor, que alza al pobre. 

 Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre. R.
R. Alabad al Señor, que alza al pobre. 

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono y se abaja
para mirar al cielo y a la tierra? R
R. Alabad al Señor, que alza al pobre. 

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R. 
R. Alabad al Señor, que alza al pobre.   

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 1‑8
Que se hagan oraciones por todos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven

            Querido hermano: 
            Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. 
            Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. 
            Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol -digo la verdad, no miento- maestro de los gentiles en fe y verdad. 
Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

EL PAPEL DE LA IGLESIA   

            Pablo recuerda a Timoteo algo que es fundamental dentro de la vida de la iglesia: 1º) la oración como base, donde se recibe la fuerza y le pide que se ore por todos los que tienen el ministerio del gobierno de la comunidad.

            2º) Iluminar la realidad: la iglesia no va a decir nunca lo que tienen que hacer los gobernantes ni los políticos, pero sí ha de ofrecer la luz de la justicia y la verdad para que los ilumine y ha de orar a Dios para que los fortalezca y lleven adelante su misión como Dios quiere.

            Frente a los posibles entuertos en los que caemos y que dan lugar a tópicos que se van repitiendo, es bueno tener bien claro la misión de la iglesia (cuando decimos iglesia nos estamos refiriendo al papel de todos los cristianos y no solo de la jerarquía): estamos llamados a ser LUZ que ilumina la vida y pone al descubierto todas las sombras de la injusticia, del odio, de la violencia, de la mentira, de la corrupción… de la misma manera que pone en evidencia la paz, el amor, la justicia, la verdad… y, todo esto, de una forma evidente: con la palabra, las obras y los principios morales y religiosos con los que se desenvuelve la persona. Hacer esto, no es ni más ni menos que ejercer el carisma de profetas que, por naturaleza, tenemos los cristianos, al estilo de Amós, cuando se encuentra con la situación en la que vive su pueblo.

            El gran error en el que hemos caído, ha sido en confundir la acción de denuncia de esas sombras y de proclamación de la luz, como una toma de posición política a favor de un partido. Ahí estamos asistiendo al espectáculo ridículo de que se considere a la gente que proclama, no ya los valores del reino de Dios como “profetas”, sino simplemente dejarse dirigir por el “sentido común”, se los tilda de “ultra derechistas”. Esto es una de las astucias de la corrupción que invade, incluso, el lenguaje y vuelve estúpidos a los seres humanos.

            El gran problema de la iglesia actual en nuestro ambiente es entrar en este juego y, al final, reniega de su carácter profético que da testimonio de la verdad, replegándose a la intimidad y participando de la corriente en la sombra: el problema no es de los “malos” que hacen el mal con toda tranquilidad y a la luz del día, sino de los “buenos” que toleran, justifican, condescienden y se callan para no complicarse la existencia.  

Aleluya  2 Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriqueceros con su pobreza. 

EVANGELIO  


Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 1‑13
No podéis servir a Dios y al dinero 

            En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 
            -“Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. 
            Entonces lo llamó y le dijo: 
            “¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.” 
            El administrador se puso a echar sus cálculos: 
            “¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa.” 
            Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?” 
            Éste respondió: 
            “Cien barriles de aceite.” 
            É1 le dijo: 
            “Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.” 
            Luego dijo a otro: 
            “Y tú, ¿cuánto debes?” 
            É1 contestó:
            “Cien fanegas de trigo.” 
            Le dijo: 
            “Aquí está tu recibo, escribe ochenta.” 
            Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. 
            Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. 
            El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. 
            Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
            Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.” 
Palabra del Señor.   

O bien más breve: 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 10‑13 

            En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 
            -“El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. 
            Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? 
            Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.” 
Palabra del Señor. 
 

REFLEXIÓN
 

“POR QUIÉN HEMOS APOSTADO”           

Siempre que leemos esta parábola nos quedamos al final con una especie de sabor de boca que no nos acaba de gustar, pues parece que Jesús está justificando cierta práctica de robo que nos puede igualar con los ladrones y estafadores que tienen de cabeza a la sociedad.

            Es bueno que tengamos las ideas claras del contexto en el que se dice la parábola, a quién va dirigida y lo que pretende enseñar.

            El contexto es una discusión acerca de la práctica de los fariseos y saduceos, a quienes únicamente mueve el interés y el dinero y Jesús quiere dejar bien claro a sus discípulos que el dinero no puede ser objetivo en la vida.

            Si queremos tener una idea de la práctica común y aceptada socialmente, podemos mirar lo que ocurre con los publicanos: la recaudación se pone a subasta y quien más ofrece se lleva el puesto de recaudación; el sueldo que reciben será  lo que exceda de la cantidad que tengan que pagar al gobierno.

            Los administradores de haciendas hacían lo mismo: su misión es recaudar lo que los deudores deben al dueño; el administrador pondrá los intereses, que será lo que él se lleve, tal como ocurre hoy con las gestorías a las que dejamos una vivienda para que la vendan al precio que nosotros queremos, todo lo que saquen de más, será para ellos.

            El tipo de la parábola se ve que no solo está estafando a los deudores, sino también al dueño de la haciendo y se ve  despedido del puesto de trabajo. Para verse protegido, utiliza el dinero de los intereses que ha puesto a los deudores, para que le paguen pronto, y encima salgan agradecidos de forma que tenga la puerta abierta cuando le falte el trabajo; es decir: utiliza el dinero como instrumento para ganarse amigos aunque tenga que restringir su ganancia en un momento determinado.

            De ahí resulta que el amo lo felicita, porque ninguno de los dos han salido perjudicados, pues ha sabido utilizar el dinero “injusto” que es el que cobraba a los deudores, para abrir puertas cuando le falte el trabajo.

            Para Lucas lo importante no es el dinero, que lo considera instrumento de la injusticia y de la opresión, sino la utilización que se hace de él: El servidor público recibe el dinero del pueblo, no es suyo, y está obligado a prestar un servicio con él, no a engordar sus arcas, y con ese dinero que él saca del bolsillo de los contribuyentes, él  debe demostrar su grandeza de alma, su nobleza y su disponibilidad al servicio de los demás, con lo que, con ese dinero, que no es suyo, él se engrandece; lo peor es que encima se engorde; en ese caso se merece la expulsión y la reprobación.

            El ser alabado o recriminado va a consistir en la actitud que se tenga con el dinero: lo utilizo para mi bien personal o lo utilizo para conseguir el buen orden de las cosas y hacer que todos queden contentos, eso va a depender de mi disponibilidad al bien común, a la justicia, a la fraternidad… a Dios o a la codicia.

            La actitud que tenemos  con el dinero es la misma que podemos tener con respecto al resto de cosas que se nos presentan en el mundo, por eso termina diciendo una frase lapidaria: “No se puede servir a Dios y al dinero” y es completamente lógico, porque como no tengamos cuidado, al final convertimos a Dios en instrumento para conseguir el dinero y tiene que ser todo lo contrario: hacer la opción por Dios y, el resto de cosas han de ser instrumentos que nos ayuden a realizar su fin que es el reino.

            Y esto se ha de llevar a cabo en la realidad que vivimos y no en otro mundo, no es algo que podamos inventarnos, de modo que se viva a nivel de sueños o ideales, sino en la realidad vital en la que nos desenvolvemos,  donde están los explotados, los excluidos, los que no pueden vivir por el robo que se les viene haciendo, por los impuestos que los tienen ahogados, es decir: este es el escenario donde se demuestra lo que somos y por quién hemos apostado.