EL SEPULCRO VACÍO
Lo históricamente constatable es que Jesús murió
realmente, eso lo vieron, lo palparon, pues lo enterraron y sintieron en sus
vidas la desazón y el dolor de ver la injusticia y la indefensión… más delante
de esto estaba fuera de sus cálculos, de su comprensión y, de hecho, le habían
oído por tres veces decir que iba a resucitar, pero eso no lo creyeron nunca,
imaginaban que se refería a otra cosa, una forma de hablar (Mateo 16, 21; 17, 22-23; 20, 17-19).
En el anuncio de Jesús hablaba del “Tercer día” pero esa expresión no quiere decir
exactamente “tres días” sino “pronto”; en arameo no existe el término “varios”
o “algunos”, por lo tanto, cuando el evangelista pone en boca de Jesús “Al
tercer día resucitaré” debemos leer “en muy breve tiempo” Para Jesús había algo
que estaba muy claro: El Reino de los cielos estaba ya aquí, Dios se ha
comprometido con la historia del hombre, el final de los tiempos de enemistad
entre Dios y el hombre ya ha pasado, Él se siente ya en esa nueva dimensión.
Pero los apóstoles no acababan de entender esto y seguían
pensando que la venida del Mesías sería algo extraordinario, el reino del que
hablaba Jesús no era el que ellos esperaban y pensaban.
Jesús muere de la forma que ocurrió y se quedan
desconcertados, les cuesta creer lo que ha pasado, a todos los niveles: ¿Cómo
le puede haber ocurrido algo semejante a alguien que no ha hecho otra cosa que
hacer el bien? ¿Cómo un pueblo puede darle la espalda a alguien que ha ido sanando
a tanta gente, hablando la verdad y defendiendo a tanta gente marginada? ¿Cómo
han podido ellos abandonarlo y no ser capaces de dar la cara por Él?
El desconcierto es total, ahora andan asustados y
queriendo salir de Jerusalén para escapar de aquella pesadilla.
La trama del mal se ha urdido todo en la clandestinidad,
se ha actuado de noche, bajo el poder de las tinieblas, para que no se vea
nada, para que nadie se sienta identificado… es el poder de las tinieblas que
se ha impuesto a la luz; es la mentira y la corrupción que ha entrado y ha querido
embadurnarlo todo con la suciedad para que aparezca, incluso como un bien que
se ha buscado para el pueblo, tal como hacen hoy los políticos tergiversando y
jugando con las palabras para que aparezca como bueno y razonable lo que es la
muerte de la justicia y de la paz…
Pero la VERDAD, la JUSTICIA, el AMOR… DE LOS QUE Cristo
había venido hablando y diciendo que eso es como la semilla que cae en tierra y
germina, eso no lo pueden matar, eso está por encima de todos los poderes de
las tinieblas y de la corrupción y esta fuerza la sintieron viva en sus
corazones sin encontrarle explicación: era el mismo Jesús que había resucitado,
no como ellos imaginaban, sino de otra manera mucho más fuerte.
Las primeras que sintieron esta experiencia de
resurrección fueron las mujeres, esas que nadie daba crédito pues ni siquiera
valían para testigos en los tribunales, fue a ellas a las primeras que se les
presentó vivo, resucitado (no “revivido”), con toda su fuerza y las envió para
que lo anunciaran, sabiendo que nadie las iba a creer, pero, como siempre, la
realidad se impondrá a la creencia y a los prejuicios: todos los apóstoles, uno
a uno van experimentando ese encuentro con Jesús resucitado. Desde entonces,
todo el esquema legal, ritual, de formas y tradiciones se vino abajo: el
Espíritu de Jesús resucitado actúa cuando, como y de la forma que quiere,
independientemente de los esquemas que nosotros tenemos prefabricados y con la
gente que Él tiene determinado.
Nuestra fe y nuestra adhesión a Jesucristo se apoya en el
testimonio de aquellas mujeres y la única prueba material y constatable, históricamente,
que tenemos fue que, ellos vieron cómo lo mataron, cómo lo enterraron y cómo el
lugar donde lo dejaron estaba vacío… Nadie vio cómo, cuándo ni qué ocurrió, lo
único que volvieron a experimentar era que estaba vivo, que ellos lo habían
visto y lo sentían vivo en sus vidas y eso no lo podían negar, era una
evidencia tan fuerte, que ni la misma muerte podía impedirlo. Y esto es lo
mismo que se ha vendo transmitiendo a través de 20 siglos, repitiéndose la
misma experiencia en millones de personas.
El núcleo del mensaje que se ha venido transmitiendo a
través de los siglos ha sido el mismo: A Jesús de Nazaret lo asesinaron
colgándolo de una cruz como un indeseable por haber predicado la igualdad entre
todos los hombres, por haber presentado el rostro de Dios como un Padre lleno
de ternura y de amor por todos los hombres, a quienes ha hecho hijos suyos y
por quienes ha entregado su hijo para la salvación de la humanidad. Este
mensaje no fue aceptado por las autoridades judías y romanas y lo mataron… pero
Dios lo resucitó dándole la razón y certificando que es verdad todo lo que
dijo.
En la muerte y resurrección, los primeros cristianos
sintieron cómo la VERDAD ha triunfado sobre la mentira,; cómo la luz ha
triunfado sobre las tinieblas, cómo el reino del mal y de la muerte ha sido
vencido por el BIEN y la VIDA y esto ha dado al hombre el sentido de su
esperanza: el hombre no viene a este mundo para quedar destruido con la muerte,
sino para triunfar sobre ella y llegar a la plenitud de la resurrección. La
VIDA es el final y el horizonte de toda la historia humana.
Los discípulos dieron testimonio de todo esto como del
gran acontecimiento que había ocurrido en sus vidas de lo que ellos eran
testigos y no podían ni callarlo ni decir lo contrario… Los llamaron
“borrachos” “alucinados”, “locos”, gente que ha perdido la cabeza; otros los
llamaron fracasados que no soportaron la decepción y se inventaron el
“cristianismo” y, hasta hoy, sigue habiendo gente que no quiere admitir que
Jesús ha resucitado y que vive en todos aquellos que optaron por la libertad y
dejaron su corazón libre y abierto al Espíritu del Señor resucitado.
LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA DEL SÁBADO
LITURGIA DE LA LUZ
La celebración de esta noche es la más rica e importante de todo el año;
ya, desde ayer, después de la celebración de la muerte del Señor, todo ha
entrado en el silencio de la muerte: las tinieblas hicieron su jugada y
quisieron matar la luz: la muerte de Jesús ha sido la obra de las tinieblas. Es
tiempo de vigilia, no podemos dormirnos, se ha establecido la muerte, hay que
permanecer vigilantes.
El silencio, el recogimiento, el
duelo por lo ocurrido a Jesús, que es el atentado a la JUSTICIA, al AMOR, A LA
VERDAD, a la PAZ, a la LIBERTAD… se convierten hoy en elementos fundamentales
de la liturgia y esa actitud permanece hasta la celebración de la solemne
Vigila Pascual.
Todo este tiempo nos recuerda
aquella noche en que los israelitas comieron la cena y a continuación Egipto se
llenó de muerte de todos sus primogénitos; recuerda también el momento de
desconcierto en el que quedaron los apóstoles ante la muerte de Cristo y el
recuerdo de lo que había dicho: “Resucitaré al tercer día” ¿qué habría querido
decir con esto?.
Estuvieron vigilantes por el peligro
que corrían y en ese estado de vigilia estuvieron recordando todo lo que Dios
había venido haciendo con sus antepasados en momentos duros, como el que ellos
estaban viviendo. Ese Dios en el que Jesús les enseñó a confiar no los podía
dejar en la estacada.
La oscuridad de la noche representa
el estado de las tinieblas que han atentado contra la luz, es la situación del
pecado, de la muerte, de la traición… El ambiente debe estar en la más completa
oscuridad.
El montón de leña representa el
sepulcro en el que Cristo estuvo enterrado y del que salió vencedor de la oscuridad
de la muerte, como una explosión de luz. Nosotros lo representamos con algún
elemento (gasolina) que pueda prender de un golpe todo el montón de leña como
expresando cómo de esa oscuridad ha explosionado la LUZ de la resurrección de
la que encendemos el CIRIO PASCUAL que representará a Jesús resucitado y del
que vamos prendiendo cada uno nuestra luz (cada uno se llevará esa noche su
vela recordando la luz que se encendió el día de su bautismo significando la fe
en la que quedábamos incorporados: Cristo Resucitado)
Con el CIRIO PASCUAL (Cristo
resucitado) a la cabeza, la iglesia
camina detrás de Él con su luz encendida. (la pequeña luz de cada uno,
unida a la de los demás, forma una luminaria, es la fe de la iglesia que se convierte
en luz para el mundo)
Llegados al centro del presbiterio
se proclama por tercera vez ¡¡¡LA LUZ DE CRISTO!!! Y se coloca el CIRIO sobre
el cirial convirtiéndose en este momento en el signo más importante del momento
litúrgico.
A continuación se hace una
proclamación del PREGÓN PASCUAL que será como un recuerdo del mandato que
recibieron las mujeres de ir y anunciar a los apóstoles que Cristo había
resucitado, hoy es la iglesia la que recibe este encargo de ir a todo el mundo
y anunciar que Cristo ha resucitado y que con su resurrección Cristo ha vencido
a la muerte y al pecado y se ha establecido el reinado del amor de la verdad y
de la paz y la esperanza segura de la salvación para todo hombre que se abre a
la LUZ de Cristo Resucitado. La asamblea escucha el PREGÓN con su vela
encendida: con su fe viva, asumiendo el mensaje de ser portador de esa luz ante
el mundo.
La celebración de la Vigilia Pascual
debe celebrarse completamente de noche y ha de terminarse antes del amanecer
del domingo
LITURGIA DE LA
PALABRA
Recordando el momento en que los
apóstoles, escondidos y vigilantes por el miedo y por lo que Jesús les había
dicho, comienzan a recordar todo lo que Dios ha venido haciendo en toda la historia del pueblo y confiando en
que ahora haga algo para salir del atolladero.
La liturgia propone 9 lecturas:
siete del antiguo Testamento y dos del Nuevo (Rm.6,3-11 que presenta el
bautismo como el paso del Mar Rojo a la libertad de los hijos de Dios y el
Evangelio de S. Lucas 21,1-12 en el que narra el momento del encuentro de Jesús
con las mujeres y la misión que les da de ir a anunciar a los once que había
resucitado y que los esperaba en Galilea)
El pueblo va haciendo un recorrido
desde el mismo comienzo de la creación, pasando por los profetas, de toda la
intervención que Dios ha tenido en la historia siendo fiel a su palabra, que
ahora lo corrobora con la resurrección de Jesús y nos invita a confiar también
en la nuestra propia resurrección que ha comenzado ya con nuestro bautismo.
LITURGIA BAUTISMAL
Es un momento entrañable en el que
recordamos nuestro propio bautismo, en el que renovamos aquel compromiso
contraído y aquella confesión de fe que hicieron nuestros padres y padrinos en
nuestro nombre, que después hemos hecho nuestro y que seguimos renovando
fundados en la resurrección de Cristo que se convierte en piedra angular de
nuestra fe.
En esta noche debería ser la única
en la que se bautizaran todos los catecúmenos que se han venido preparando
durante todo el año y que desgraciadamente ha quedado todo reducido a un
pequeño signo de no bautizar durante la cuaresma, dejando en puro símbolo lo
que debería ser una realidad invulnerable, con lo que este momento recuperaría
toda su fuerza, al mismo tiempo que el bautismo dejaría de ser un acto
social para coger todo el sentido del
sacramento.
Entre los gestos que se realizan
están:
-La bendición del agua como pieza
clave; debe hacerse a la vista de todos los fieles
-Se llaman, pronunciando en voz
alta, a los catecúmenos, que son recibidos por la asamblea que escucha de forma
solemne su nombre y los acoge.
-Se presenta a los catecúmenos a
toda la iglesia, no solo a la comunidad presente, sino la iglesia universal y,
por eso, se hace la invocación de todos los santos sobre los que se van a
bautizar para que sean sus intercesores.
-El agua del bautismo representa en
este momento el sepulcro en el que se enterró Jesús o el agua del mar Rojo en
la que fue destruido Egipto. Esta agua representa el sepulcro en el que se
entierra el hombre viejo y de la que renace el hombre nuevo lleno del Espíritu
de Cristo resucitado. Esta realidad espiritual la expresamos con la inmersión
del cirio Pascual en la fuente bautismal
y su salida de ella como resurgiendo del abismo de la muerte.
-Terminada la bendición del agua,
los catecúmenos hacen su compromiso de renuncia al mal y su confesión de fe
indicando que se adhieren a Jesús y mueren al hombre viejo del pecado.
Terminado el rito del bautismo los
catecúmenos son ungidos con el santo crisma que el obispo consagró en la misa
Crismal. Esta unción indica que han sido elegidos y consagrados por Dios para ser hijos suyos recibiendo la vida
del Espíritu de Jesús resucitado, que los hace hijos de Dios y miembros de su
pueblo santo, la iglesia, lo mismo que en otros tiempos Dios elegía a sus
profetas, a sus reyes y los consagraba para que fueran presencia suya en medio
de su pueblo.
La culminación de este momento será
con la unción con el santo crisma el día de la CONFIRMACIÓN en donde el
bautizado recibe el ESPÍRITU SANTO con todos sus dones para que se convierta en
testigo de Jesucristo y reciba, al mismo tiempo, la misión que Cristo le encomienda
de ser su testigo, para lo que le da su Espíritu.
LITURGIA EUCARÍSTICA
Terminada la liturgia bautismal
continúa la liturgia de la Eucaristía con el momento de las ofrendas que, si
hubiera algún catecúmeno adulto o joven que pudiera hacerlo, sería deseable que
fueran ellos los que hicieran la procesión de ofrendas como signo de la entrega
de sus mismas personas a Jesucristo para que con Él sean presentados al Padre.
Sería bueno que es esta Eucaristía,
los asistentes puedan comulgar bajo las dos especies, como en la CENA DEL
SEÑOR el día del Jueves santo.