SEMANA DE PASIÓN


SEMANA DE PASIÓN

            Ante la pasión de Cristo no caben muchos comentarios ni tampoco esfuerzos para sacer sentido a cada uno de los actos que se suceden. El sentido de toda la vida de Cristo queda `patentizado en este acto sublime.
            El grito de Cristo que se deja en las manos del Padre (Lc. 23,46) es el resumen de toda una vida entregada a la obediencia del Padre.
            Aquí, la doctrina predicada en su vida, las ideas incomprendidas por su pueblo quedan hechas realidad en la más cruda expresión de un hombre.
            El pueblo judío arrastraba una historia centrada en la esperanza de un hombre, de una institución… un Mesías que vendría a sacarlos de la esclavitud física, que vendría a darles el poder y los haría los dueños del mundo. Así comprendieron la grandeza de Jesús en varios momentos de los que el Señor tuvo que huir: multiplicación de los panes y los peces… la misma entrada triunfal en Jerusalén.
            En definitiva, no comprendieron la verdadera liberación, de ahí que la cruz, y en ella Cristo, sean la acusación y el juicio más absolutos del mundo y de todos los que se encuentran atados a él.
            El escándalo de la cruz sigue todavía en pie y hay tres posturas que llaman la atención en las que nos encontramos retratados todos los hombres que dieron muerte a Jesús y que siguen repitiendo la misma acción hoy día con una actualidad pasmosa:
                        1º-Es curioso un dato, solo existe un pueblo: el mismo que un día se sentaba en la ladera de un monte para escucharlo decir: “Bienaventurados los mansos…, bienaventurados los pobres…”  El mismo pueblo que otro día se agolpaba en una gran multitud y se sació de comida y quiso aclamarlo rey; el mismo pueblo que unos días antes lo aclamaba como rey y lo vitoreaba entrando por las calles de Jerusalén…
            Ese mismo pueblo, en pocos momentos se revuelve en contra. ¿Qué ha pasado? En la masa se acaban las personas y los hombres son veletas que giran al viento que sopla.
            Postura como esta no creo que haga mucha falta hacer esfuerzos para encontrarla en nuestra actualidad, máxime cuando a cada momento estamos viendo cómo el pueblo es manejado y manipulado como un atajo de borregos sin capacidad alguna de crítica y negando la evidencia de tal forma que la expresión de Cristo en su pueblo se repite al pie de la letra: “viendo no ven y oyendo no oyen” o más exactamente: solo ven y oyen lo que ya les tienen programado.
                        2º-La segunda postura es la de los escribas, la de los fariseos y la de los sacerdotes, los manipuladores del cotarro: se han instalado en una situación de privilegio y no toleran que nadie toque esto; se han establecido en un sistema de opresión, ellos tienen en sus manos la vida de los demás, los que solo permiten que el sol caliente para ellos (me están sonando las palabras de un político actual en una entrevista en TV en donde decía que un sueldo de 10.000 € para un político, es una insignificancia) Estos, bajo ningún pretexto admiten ser uno de tantos.
            El Mesías que ellos esperaban era el que les diese más relevancia y los pusiera a todos en esta órbita de poder, pero nunca el que viniese a establecer la igualdad y la dignidad del hombre liberándolo de las grandes ataduras.
            En su ceguera, no aceptan ni comprenden que son esclavos hasta para tomar decisiones, pues viven controlados y manejados: no son capaces de enfrentarse cara a cara con Jesús e implican a la autoridad romana falseando las pruebas; de esta forma encontrarían un calmante para sus conciencias: “Al que hemos matado era una persona tan indeseable que ni la misma autoridad extranjera pudo soportarlo”
            Estos serían los que “viendo no quieren ver” todo el bien que ha hecho, pues toda su vida no ha hecho sino sanar enfermos, alentar al pueblo deprimido, dar de comer, resucitar muertos… “pasó haciendo el bien”. No han visto ni valorado nada de eso.
            Estos son los que no han querido oír que el hombre tiene una dignidad sagrada y que nadie ni nada puede atropellarlo. Eso no les interesa ya que ellos viven justamente de atropellos e impedir eso se considera una alteración política, una desestabilización del orden.
            Contra estos va dirigida directamente la repulsa de Jesús: “Ni entran ni dejan entrar”, están completamente cerrados a Dios, son perfectamente conscientes de su postura y la defienden a capa y espada, ellos son los preferidos de Dios, los perfectos, los imprescindibles: quisieran estar solos en la vida y hasta el mismo Dios les estorba; si pudiesen matarlo, lo harían sin ningún pudor, lo mismo que hicieron con Jesús convencidos de que hacían un gran favor a su “casta”.
            Esta gente forma hoy una “legión” y mantiene exactamente la misma postura y siguen matando a Cristo: no derraman sangre donde puede resultar escandalosa, pero no tienen dificultad alguna en hacerlo donde todo queda enterrado en el silencio y en la indiferencia, pero van matando VIDA sin escrúpulos de ningún tipo, sin otra razón que mantener su poder y su dominio de todo.
                        3º-Es la postura de Pilatos: en ella queda calcado el típico cobarde chaquetero que juega a ambas bandas: reconoce la verdad, pero solo le interesa su puesto y su situación. En definitiva, poco se diferencia de la primera postura del pueblo borrego, si no es en que no es, ni siquiera capaz de oponerse al contrario: en su actitud ama y odia, convirtiendo así su vida en el mayor absurdo imaginable. Esta es una de las posturas más extendidas a todos los niveles: bailar al son que toca o girar al viento que sople. De esta postura tenemos todo lo que deseemos para escenificar el panorama.
            Jesús se presentó, enseñó con su palabra y con su vida y presentó el modelo de un HOMBRE LIBRE. Ni las ataduras humanas, ni la misma muerte dejó que hicieran presa en Él. Su muerte no tiene otro sentido, sino  el amor que tiene al HOMBRE; es su manifestación de solidaridad más grande que se puede hacer, se colocó en el último puesto al que puede llegar un hombre, para que nadie se sienta excluido.
            Solo el hombre que ha sido capaz de liberarse hasta de su vida, es el que está corriendo el camino que Él nos abrió. La meta ya sabemos la que es: “si  morimos con Él, resucitaremos con Él”
            Es importante que en estos días nos detengamos para examinarnos y ver dónde nos encontramos poniendo a Él como referente o poniendo a los modelos de las posturas que hemos analizado.

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

PARA LA PROCESIÓN DE LAS PALMAS

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según S. Marcos 11,1‑10
Bendito el que viene en el nombre del Señor


Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: *Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: "El Señor lo necesita y lo devolverá pronto."+
Fueron y encontraron el borrico en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: *)Por qué tenéis que desatar el borrico?+
Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el borrico, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban: *Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nues­tro padre David. (Hosanna en el cielo!+

MISA

PRIMERA LECTURA

Lectura del Profeta Isaías 50, 4‑7.
No oculté el rostro a insultos; y sé que no quedaré avergonzado (tercer cántico del Siervo del Señor)
            Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento.
            Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.
            El Señor Dios me ha abierto el oído; y yo no me he rebelado ni me he echado atrás.
            Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba.
            No oculté el rostro a insultos y salivazos.
            Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido; por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado.  
 Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“SERVIDORES DE LA VERDAD”
            El profeta acepta la misión que el Señor le ha dado: ser portador de su palabra, de su mensaje, pero aceptar esto le va a exigir estar en constante actitud de escucha; cada mñana se ha de presentar para decir al Señor: “dime qué quieres de mi”, y con esa actitud se pone a disposición para hacer lo que le pida sin condiciones.
            Esta actitud que describe el profeta es la que tiene Jesús, sin resistencias de ningún tipo y es la actitud que Cristo pide a todos los que le siguen: ser capaz de dar la cara, no pasar haciéndose el loco, el que no ve, ni oye, el que no se entera de la realidad que tiene delante, sin darle rodeos y sin hacer lo blanco negro y viceversa.
            Esta actitud que presenta el profeta y que asume Jesús como suya y que pide a todos los que le siguen, no puedo evitar el acogerla yo para reflexionar cómo la asumo en mi vida y mirar cómo la estamos asunmiendo dentro de la comunidad.
            En este momento no puedo volver la cara para otro lado y evitar la realidad que estamos viviendo en este Domingo de Ramos en el que Jesús, fiel a  esta actitud, se presenta en Jerusalén dando la cara, de frente, contra un sistema de explotación y de muerte que se está imponiendo y que le piden que se calle y no deje a la gente que grite.
            Él no se echa atrás frente a los que le insultan y le ofenden y le golpean. Hoy, con vergüenza estamos asistiendo a la cobardía de aquellos que en nombrre de Jesus sostienen el sistema de muerte y ante las amenazas y las advertencias de los políticos se echan atrás y se callan ante el crimen que se está cometiendo.


Salmo responsorial Sal 21, 8‑9. 17‑18a. 19‑20. 23‑24

V/. Dios mío, Dios mío, )por qué me has abandonado?
R/. Dios mío, Dios mío, )por qué me has abandonado?

V/. Al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza:
*Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere.+
R/. Dios mío, Dios mío, )por qué me has abandonado?

V/. Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores:
me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos.
R/. Dios mío, Dios mío, )por qué me has abandonado?

V/. Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
R/. Dios mío, Dios mío, )por qué me has abandonado?

V/. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo, linaje de Jacob, glorificadlo, temedlo, linaje de Israel.
R/. Dios mío, Dios mío, )por qué me has abandonado?

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 2, 6‑11
Se rebajó a sí mismo; por eso Dios lo levantó sobre todo
            Hermanos:
            Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
            Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
            Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el *Nombre‑sobre‑todo‑nombre+;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble Cen el Cielo, en la Tierra, en el AbismoC, y toda lengua proclame: *(Jesucristo es Señor!+, para gloria de Dios Padre.   
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“NO UTILIZAR EL PODER EN BENEFICIO PROPIO”

            La comunidad cristiana tiene presente la actitud de Cristo como referente para su vida: Él tiene en sus manos la posibilidad de hacer que todas las cosas sean de otra forma; Él podrá aprovechar del poder que tiene para hacer que su plan se realice con éxito de acuerdo a los esquemas que tiene establecidos  el sistema.
            Pero Cristo no se aprovecha del poder que tiene en beneficio propio, sino que prefiere quedarse al lado del hombre, al lado del último de los hombres: “tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres… se humilló a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte”.
            Tener esa posibilidad en las manos y desperdiciarla, es considerado de tontos: Adán no se pudo resistir a la tentación de ser como Dios y precipitó al género humano al abismo; es exactamente lo que hacen todos los que quieren aprovecharse y muerden la manzana del poder, llegan a sentirse como “dioses” incluso sobre aquellos que los auparon al trono, ni siquiera se consideran deudores de una confianza que se puso en ellos y confunden lo que deberían ser: servidores de una causa para la que se les puso y se instalan en un endiosamiento megalómano.
            El camino es completamente contrario: Cristo no muerde la “manzana” y su vida se convierte en salvación para todos, pues al vaciarse de si entra la potencia salvadora de Dios y hace que su vida y su persona se conviertan en expresión de la gloria de Dios.


Versículo antes del Evangelio Flp 2, 8‑9

            Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso, Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el *Nombre‑sobre‑todo‑nombre+

EVANGELIO

PASIÓN DEL SEÑOR

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según S. Marcos 14,1-15,47

C         Faltaban dos días para la Pascua y los Azimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:
SCNo durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.
C- Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:
SC)A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres.
C- Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:
[CDejadla, )por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta.
Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

(En este momento se hace  una pausa y todos se sientan)

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
SC)Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?+
C- Él envió a dos discípulos, dicién­doles:
[CId a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: )Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.
C- Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús:
[COs aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo.
C- Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
SC)Seré yo?
Respondió:
[CUno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, (ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; (más le valdría no haber nacido!
C- Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
[CTomad, esto es mi cuerpo.
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron.
C- Y les dijo:
[CÉsta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.
C- Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:
[CTodos vais a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas." Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.
C- Pedro replicó:
SCAunque todos caigan, yo no.
C- Jesús le contestó:
[CTe aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.
C- Pero él insistía:
S CAunque tenga que morir contigo, no te negaré.
C- Y los demás decían lo mismo.
Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
[CSentaos aquí mientras voy a orar.
C- Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:
[CMe muero de tristeza; quedaos aquí velando.
C- Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
[C(Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
C- Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
[CSimón, )duermes?; )no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.
C- De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:
[CYa podéis dormir y descansar. (Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. (Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.
C- Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:
S CAl que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien sujeto.
C- Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:
SC(Maestro!
C-Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
[C)Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras.
C- Y todos lo abandonaron y huyeron.
Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto sólo en una sábana, y le echa­ron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.
Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse.
Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muer­te; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él, diciendo:
SCNosotros le hemos oído decir: "Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres.
C- Pero ni en esto concordaban los testimonios.
El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:
SC)No tienes nada que responder? )Qué son estos cargos que levantan contra ti?+
C- Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:
SC)Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
C- Jesús contestó:
[CSí, lo soy. Y veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.
C- El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:
SC)Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. )Qué decís?
C- Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
SCHaz de profeta.
C- Y los criados le daban bofetadas.
Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacer­dote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:
SCTambién tú andabas con Jesús, el Nazareno.
C- El lo negó, diciendo:
SCNi sé ni entiendo lo que quieres decir.
C- Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:
SCEste es uno de ellos.
C- Y él volvió a negar.
Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro:
SCSeguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.
C- Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
SCNo conozco a ese hombre que decís.
C- Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: *Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres+, y rompió a llorar.
Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:
SC)Eres tú el rey de los judíos?
C- Él respondió:
[CTú lo dices.
C- Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Pilato le preguntó de nuevo:
SC)No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti.
C- Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.
Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre.
Pilato les contestó:
SC)Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C- Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
SC)Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?
C- Ellos gritaron de nuevo:
SC(Crucifícalo!
C- Pilato les dijo:
SCPues )qué mal ha hecho?
C- Ellos gritaron más fuerte:
SC(Crucifícalo!
C- Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
(En este momento Se hace una pausa y. Todos se ponen de nuevo de pie)
Los soldados se lo llevaron al interior del palacio Cal pretorioC y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
SC(Salve, rey de los ju­díos!
C- Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.
Y a uno que pasaba, de vuel­ta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz.
Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de *la Calavera+), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: *El rey de los ju­díos.+ Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
SC(Anda!, tú que des­truías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
C- Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:
SCA otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.
C- También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
[CEloí, Eloí, lamá sabaktaní.
C- Que significa:
[CDios mío, Dios mío, )por qué me has abandonado?
C- Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
SCMira, está llamando a Elías.
C- Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:
SCDejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
C- Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

(Se hace una pausa Y todos se ponen de rodillas Durante un momento)

El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
SCRealmente este hombre era Hijo de Dios.
C- Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para aten­derlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Pilato se extrañó que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto.
Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro.
María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.

REFLEXIÓN

“DANDO UN FUERTE GRITO, EXPIRÓ”
           
            S. Mateo  presenta a Jesús como el Hijo del Hombre, como el Dios supremo y rey de la gloria que tiene en sus manos todo el poder y reunirá a todas las naciones y les pedirá cuentas… Pues este Señor de toda la creación es el que presenta humillado y deshecho.
            Parece una gran contradicción y en todo el relato de la pasión va sacando dos elementos contradictorios: el poder y la mansedumbre, la grandeza y la humildad: tiene en sus manos la posibilidad de echar mano de todos los ejércitos celestes y se deja capturar, es el rey del universo y deja que se rían de Él, o se calla ante aquellos que tienen el poder porque se les ha dado… En todo el relato aparece una cosa muy clara: no acepta presentarse en ningún momento como un superhombre; es más el evangelio subraya su sentimiento de soledad y la necesidad que tiene de estar con los suyos, incluso su sensación de debilidad ante la situación que le supera: va tres veces y se los encuentra durmiendo y les insiste en que estén despiertos porque la carne es débil. Una cosa que quiere dejar bien claro es que la pasión es algo que entra dentro de los planes de salvación de Dios y por eso hace constantemente referencia a la Escritura.
Termina el relato de la pasión diciendo que Jesús, como el hombre roto, machacado… dando un fuerte grito, expiró.
Cada vez que pienso en ese momento, siento que suena en mi interior ese grito desgarrado de Jesús, es el grito que resume toda su vida: Jesús fue un hombre sin relevancia social, económica o política, pero fue una persona que tuvo un corazón abierto a todos los despreciados de la sociedad, a todos esos seres sin relevancia alguna, esos por los que nadie da un real; Él vivió en su carne el dolor de los despreciados y se sintió a su lado y teniendo la posibilidad de desclasarse, prefirió seguir a su lado, por eso se convirtió en una amenaza para la clase de los “de bien”
            Un hombre que apuesta por los pobres, que se pone al lado de los sin techo, de los despreciados, de los que han sido despedidos y se les han quitado todos sus derechos... es considerado uno de ellos y, por tanto, un ser molesto, una denuncia que no deja que la comida nos siente bien.
            El grito desgarrado de Jesús es el grito de toda esta gente que la sociedad margina, que le niega los derechos elementales que toda persona tiene a ser feliz y a desarrollar toda la riqueza que tiene.
            Es imposible hacerse el sordo hoy al grito enmudecido al que se le está sometiendo a todos los niños indefensos que se les destroza y no se les deja la posibilidad de defenderse, de desarrollar todo lo que hubieran podido hacer de bien para esta mundo, que por unos prejuicios, por unos intereses económicos, por miles de razones se determina que son seres molestos, indeseados... lo mismo que ocurrió con Jesús, y se les asesina.
            Es el grito del mayor genocidio de la historia de la humanidad que hoy se convierte en estruendo en la boca de Jesús desde lo alto del patíbulo. ¡Qué tristeza que el vientre de una madre se haya convertido en la cruz de los indeseados, de aquellos que se ha determinado que  no merezcan  ni siquiera que la tierra los abrace!
            En los primeros cristianos quedó grabado este grito de Jesús como algo que produjo un eco en el corazón de todas las comunidades que nunca olvidaron; hoy tiene una resonancia especial, hasta el punto que ha cogido una fuerza enorme y rompe los tímpanos de todos los que sostienen la muerte como un derecho y atentan contra la vida.

Evangelio de la bendición S. Marcos 11,1‑10
¿A QUIÉN ACLAMAMOS?
            Con este gesto sencillo damos comienzo a la celebración de la gran semana.
            En toda la cuaresma hemos venido insistiendo en la necesidad de una cambio, de una fuerte conversión de nuestra manera de pensar y de vivir como la mejor de las penitencias que podemos hacer como respuesta a lo que hemos montado que ataca la dignidad humana.
            En esta semana no vamos a repetir una escenificación de un recuerdo, pero de la que volvemos a seguir nuestro camino como si no hubiera pasado nada; eso es un error. La celebración de la Pascua es un momento para detenernos y evaluar por dónde andamos, por donde nos estamos desviando y celebrar que Dios está a nuestro lado abriendo camino, construyendo esperanza, resucitando.
            La celebración de esta mañana recordando la entrada de Jesús en Jerusalén en que, por primera vez se deja proclamar “Rey” y cuando le dicen que haga callar a la gente, responde que si la gente calla, gritarán las piedras, indicando que la VERDAD, la JUSTICIA, el AMOR, la PAZ, la LIBERTAD… eso no lo callará nadie y no hay fuerza humana que lo borre. Él se declara servidor de estos grandes valores.
            Él no busca lo que ellos ansían, y por eso se sentirán defraudados muchos: Él no aspira a ser un demagogo que engaña al pueblo, ni a sentarse por encima de su pueblo y explotarlo. Él quiere ponerse a la cabeza de los que creen en la libertad, en la paz, en el amor, en la verdad y en la justicia y ahí se lo van a encontrar siempre encabezando el camino, pero no en otro sitio.
            Pero este programa que Él viene proclamando sabe que la gente no lo entiende ni quiere comprometerse con él. Está convencido que es la única alternativa que le queda al mundo y es el único camino posible para la libertad y la felicidad, lo contrario es someterse y aceptar vivir toda la vida de rodillas. Esto es mirar con la cabeza alta hacia un horizonte de esperanza y de libertad, pero sabe perfectamente que la gente no está en esta onda y lo comprobaría cuatro días después: sus mismos discípulos, sus incondicionales, lo traicionarían y lo dejarían solo. El pueblo es una masa que no ve más allá de su estómago y se deja manipular por el que esté en el poder y le ofrezca mantener el pesebre con algo. Y así lo tuvo que sufrir: la misma gente a la que había ayudado, esa misma gritaba que quería la al Cesar, que a Él la cambiasen por un terrorista y lo crucificasen.
            Las cosas han cambiado muy poco, podríamos decir que nada; volvemos a repetir la misma historia con los mismos escenarios aunque cambiemos las formas, pero seguimos haciendo lo mismo y, ni siquiera aceptamos que se ilumine la situación que afrontó Cristo  con la que está afrontando hoy reflejada en el rostro de todos aquellos que han sido atropellados por el sistema que los ha arrojado a la cuneta y no encuentran quién les abra el camino de la salida. Están condenados a subir al calvario.
            Es necesario que en esta semana nos definamos dónde estamos, a quién aclamamos, ¿a quién preferimos: a Barrabás o a Jesús?

JUEVES SANTO

            En la celebración de la CENA DEL SEÑOR se aúnan varios momentos cumbres de la historia de la salvación.
            En la celebración de hoy, la tradición más antigua, se hace un todo con el presente para proyectarse a un futuro con un nuevo horizonte.

PRIMERA LECTURA


Lectura del Libro del Éxodo 12, 1‑8. 11‑14.
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
CEste mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Di a toda la asamblea de Israel : el diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.
Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y verduras amargas.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera al país de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros y lo celebraréis como fiesta en honor del Señor, de generación en generación. Decretaréis que sea fiesta para siempre. 
Palabra de Dios

“LA NUEVA PASCUA- ALIANZA”
            La conmemoración de la Pascua judía es la conmemoración de la liberación del pueblo. Es el hecho cumbre y el referente obligado de todo judío en donde ve su filiación con Yahvé.
            La forma del ritual de la cena de pascua  simboliza en detalles todo el gran acontecimiento que supuso para el pueblo la salida de la esclavitud de Egipto:
                        -Comida apresurada, no se pueden detener en detalles.
                        -Sandalias en los pies para salir caminando.
                        -Bastón en la mano para apoyarse y defenderse.
-Las casas fueron señaladas con la sangre del cordero que habían cenado.
            Todos estos detalles de la celebración indican la actitud de aquellos que realizan la liberación. No es momento de esperas ni de perder el tiempo en tonterías; es una actitud de disponibilidad absoluta a emprender el camino, el cambio. La sangre que con la que dejaron señaladas sus puertas es la nueva vida que Dios da a quien se pone en su camino. Esa sangre será el signo de liberación
            El eco de este momento es enorme en nuestra celebración:
                        -Un  pan sin levadura, una comida en situación de camino
-Una actitud de acogida de su palabra, de apertura, de aceptación de una misión
-Una disposición de apertura al perdón, a la paz y a la fraternidad, al servicio
-El Cordero Pascual es el mismo Cristo que nos alimenta, nos da la fuerza

Salmo responsorial 

V/. El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo.
R/. El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo.
V/. )Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.
R/. El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo.
V/. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas.
R/. El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo.
V/. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos, en presencia de todo el pueblo.
R/. El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo. 

SEGUNDA LECTURA 

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 11,  23‑26.
Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez  os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan  y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
*Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en  memoria mía.+
Lo mismo hizo con la copa, después de cenar, diciendo:
*Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada  vez que bebáis, en memoria mía.+
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis de la copa,  proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

“LA PARTICIPACIÓN EN LA EUCARISTÍA”

Pablo presenta la misma tradición que ha recibido de Cristo y el nuevo elemento que el mismo Cristo ha introducido: la liberación total del hombre. Esto es lo que Pablo transmite, lo que pide que continúen los cristianos y lo que nosotros hacemos hoy. El mismo hecho de mantenerse fieles a esta tradición es ya un hecho profético.
No ha cambiado nada, esa misma fuerza original sigue siendo motor de cambio y transformación, fuente de vida, alternativa de felicidad y de salvación.
La Nueva Pascua, no se reduce a una liberación física, de un pueblo o de un grupo determinado, sino que ha supuesto la restauración del universo entero en la unidad y en el amor.
La señal que quedará patente por todos los siglos, para que se recuerde siempre, será el mismo Dios: Cristo hecho comida, hecho fuerza, puestas a disposición de todos. Participar en esta “Comida” es participar en la salvación del mundo.

Versículo antes del Evangelio Jn 13,  34

Os doy el mandato nuevo:
que  os améis mutuamente como  yo os he amado,
dice el  Señor. 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan 13, 1‑15.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:
CSeñor, )lavarme los pies tú a mí?
Jesús le replicó:
CLo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo:
CNo me lavarás los pies jamás.
Jesús le contestó:
CSi no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo:
CSeñor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo:
CUno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. (Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: *No todos estáis limpios.+)
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
C)Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis *El Maestro+ y *El Señor+, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. 
Palabra del Señor 

“EL MANDAMIENTO DEL AMOR”
La actitud de los hombres nuevos, de los hombres que llevan en si la semilla de la resurrección, no es una actitud de orgullo y despreocupación, como quien lo tiene todo resuelto; al contrario. es el hombre, que por tenerlo todo resuelto, se siente completamente libre para entregarse por entero a la transformación del mundo y a la ayuda a los demás.
Jesús, como maestro, fue delante, para que no quedase lugar a duda, para que nadie pueda decir que no es posible; Él lo ratificó y lo demostró con su vida. Él abrió el camino y quien quiera seguirlo no le queda más remedio que pasar por Él, pues no hay otro: “Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo”.
Cristo ha dejado una señal por la que serán distinguidos sus discípulos: “Amaos unos a otros como yo os he amado, y en esto distinguirán que sois de los míos” Solo el amor como norma y principio de existencia es la clave y la base de esta nueva Alianza y ese amor solo se hace efectivo en el momento en que se convierte en SERVICIO.
)Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis *El Maestro+ y *El Señor+, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”.
Por si a alguien le queda duda y siente en algún momento la tentación de reducir el MANDAMIENTO a un sentimiento religioso o “místico” y hace una dicotomía entre vivir y sentir, entre “fe y vida” El amor no es una moneda con una sola cara: una es el sentimiento y otra es la realización concreta con el prójimo, con el hermano.
La expresión concreta, para que se quede claro y no haya posibilidad a dudas Cristo la expresa con el gesto más fuerte que ellos pueden entender: asume el papel del esclavo y se pone a servirlos a todos.
“se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido”.
Así como el pan de la Eucaristía es el signo máximo y visible de la donación y de la entrega dándose, partiéndose y repartiéndose; es el signo visible de cómo Dios ama al hombre para que el creyente sienta, viva y repita.
La nota que nos indicará la grandeza de un ser humano será su actitud de entrega y de servicio a los demás.
En este terreno los razonamientos lógicos, los respetos humanos y el guardarse mucho para si mismo, suelen ser contraproducentes.
Un cristiano es tanto más grande cuanto más ama: olvidándose de sí, y sirve a los demás 


VIERNES SANTO

AMBIENTACIÓN DEL DÍA 
Ayer celebrabamos el momento de la institución de la Eucaristía, del sacerdocio, del perdón y recordabamos el momento del MANDATO DEL AMOR expresado en la Eucaristía
            Para mantenernos en el amor y la unidad, es imprescindible la actitud de entrega y olvido de uno mismo. Esto lleva consigo la muerte a nuestros intereses, a nuestros caprichos, a los honores, al qué dirán… Es la liberación absoluta de todas las trabas.
            La CRUZ que nosotros veneramos hoy, es el símbolo de la muerte a todas esas trabas; es el signo del dolor, de la humillación… que lleva consigo vivir en el AMOR y, por supuesto, de la victoria y de la salvación.
            Todos estos son los elementos del cristiano, por eso, trazamos la cruz sobre nuestra persona y la tenemos como signo de nuestra identidad de hombres libres.
            La CRUZ  es el centro de la celebración del viernes santo, es el eje de nuestro pensamiento. ¡Ojalá lleguemos a hacerla también eje de nuestra vida! En Cristo así fue: toda su vida estuvo en función de la cruz como pieza clave de la liberación que culminaría en la resurrección.

AMBIENTACIÓN DEL VIACRUCIS O PROCESIONES

       Isaías hace una radiografía del que ha de realizar la esperanza de liberación que subyace en el
Pueblo aunque no se tenga muy claro en este momento quién realizará esta misión: ¿será una persona
concreta? ¿será una institución?... Jesús  hará suya la imagen de Isaías y partiendo del AMOR como
base de todo, lo hace vida: se mete entre los hombres para conocer a fondo su miseria. Quiso formar un mundo nuevo de  hermanos; este fue el gran delito que cometió.
       A los poderosos no les gustó ni las palabras ni la forma de hablar de este campesino, arruinado, metido todo el día entre los pobres hablando de amor de justicia y de dignidad de la persona.
Enseguida fue declarado como un elemento peligroso y desestabilizador del orden y de la “paz” que rompía la tranquilidad de los acomodados.
Que un campesino de un pueblecito de mala fama como es Nazaret (Jn. 1,46; 7,41; 7,52) sin estudios, (Jn. 7,15) de oficio carpintero, se pusiera a hablar por su cuenta a la gente pobre, sin contar para nada con las autoridades que sean las que indiquen lo que hay que decir, eso es algo insostenible y peligrosos. Siempre los poderosos se asustan cuando los pobres empiezan a pensar y a hablar por su cuenta.
Enseguida enviaron espías para ver qué es lo que hacía aquel tipo sospechoso; y descubrieron que ponía en duda algunas leyes de los fariseos. Pero lo peor es que  atacaba y ridiculizaba a los ricos y a los poderosos y, algo mucho peor: los campesinos y los pobres lo escuchaban y entendían perfectamente lo que decía, pues lo escuchaban con gusto, le seguían y se entusiasmaban con Él.
Jesús hablaba muy claro; tenían ante sus ojos a todos los pobres y explotados, a todos aquellos a quienes se les quitaba posibilidad de defenderse y a los ricos y opresores que los machacaban. Ni unos ni otros se podían llamar a engaño, las cosas quedaban claras y evidentes, pues sus palabras no eran rebuscadas, oscuras y “prudentes” para quedar bien y no herir. Los pobres y marginados  comprendieron inmediatamente que tenían delante de ellos un amigo, mientras que los poderosos percibieron que peligraban sus privilegios.
¿Solución? Hay que hacer desaparecer a este tipo para que deje de entusiasmar al pueblo con ilusiones engañosas que no van a poder realizar mientras ellos estén en el poder, que no piensan soltar.
Los fariseos creían que Jesús  había llegado a ser un peligro nacional, pues incitaba al pueblo que pusiera en tela de juicio el respeto que se debe  a las leyes. Les parecía muy mal eso de que las leyes se redujesen todas a “Amar la prójimo” empezando siempre por los más débiles. Él siempre estaba a favor de los pobres.
¡Decididamente, ese tipo estaba loco y delirando! Había que impedir que siguiera adelante, pues podría  convencer al pueblo y después no habría forma de atajar el movimiento que surgiera.
Por todo esto, decidieron matar a Jesús: Según los dirigentes religiosos y políticos, era un loco, un charlatán embaucador que no acepta el orden establecido, por tanto, lo mejor es quitarlo de en medio para que el pueblo no sufra.
Nosotros vamos a recordar aquella sentencia injusta lanzada y aprobada contra Jesús que es declarado “peligro público”. No lo olvidemos: también hoy es declarado peligro público, elemento que impide el progreso, su doctrina es represiva y limita las libertades, y se le persigue, se le mata , se le ridiculiza, y se le condena como alguien inaceptable… porque su mandamiento del amor no es rentable y porque a la postre, es el único consuelo que encuentran los pobres. Al final a quien se condena es al pobre.

AMBIENTACIÓN PARA EL SANTO ENTIERRO
Esta mañana en el "Via-Crucis", manifestabamos nuestra adhesión a "Ese Loco", cuya doctrina basada en el AMOR, molestó y sigue molestando a muchos y, por eso, lo condenaron a morir en una cruz.
            Los pasos que siguieron para quitar de en medio a Jesús son los que literalmente se siguen hoy día y se han seguido siempre en la historia:
            Comenzaron con una campaña de desprestigio para que nadie creyera en Él; así, van extendiendo la voz diciendo que es un embustero (Mt. 27,3) que es un malvado que tiene el demonio dentro (Jn. 7,20); un samaritano (Jn. 8,48) es decir: uno de los enemigos políticos y religiosos de la nación judía a quien el pueblo sencillo sentía un odio a muerte.
            De esa manera consiguieron sembrar la confusión en la gente: “Entre la gente se oían comentarios acerca de Jesús: algunos decían “Es un buen hombre; pero otros decían: No es bueno, pues engaña a la gente. Pero nadie hablaba abiertamente de Él por miedo a los judíos”
            Cuando Jesús hablaba, la misma gente se dividía (Jn. 7,40-43; 10,19) Muchos decían: “¿Por qué le hacen caso, si tiene un espíritu malo y está loco? Pero otros decían: “Nadie que tenga un mal espíritu podría hablar así, ¿acaso un espíritu malo puede dar vista a los ciegos?” (Jn.10,20-21)            La campaña de desprestigio chocó muchas veces con este mismo desconcierto: ni la misma policía se sentía con fuerza para apresarlo, pues veían que hablaba la verdad y eso no lo hace un loco ni un poseso del diablo (Jn. 7,45-46)            Por fin, los fariseos y los jefes de los sacerdotes se reunieron en el consejo supremo y decidieron darle muerte (Jn. 11,45-50) Desde aquel día, las autoridades judías hicieron planes para matar a Jesús (Jn. 11,53) y lo buscaban para cogerlo preso (Jn. 11,57)            Es curiosa la condena a muerte que le aplicaron: Los de arriba se creen los únicos capaces de arreglar el mundo: y “por el bien del pueblo” deciden que hay que matar a Jesús que había dedicado toda su vida a hacer el bien por el pueblo.            Se repite exactamente en la actualidad el tema:  Hay muchos que se hacen y se creen en la obligación de quitar de en medio a los “Cristos” que luchan por la verdadera hermandad. Creen defender al pueblo y darle lo que más le conviene, pero en ese paternalismo absurdo, lo único que hacen es defender sus intereses y sus privilegios que aplastan al pueblo.            Jesús ya había previsto todo esto. Sabía muy bien que la lucha por la fraternidad y la unidad verdadera le acarrearían la muerte, pues hay muchos que vive solo  a costa de mantener ese estado: (Mt.  16,21; 17,22-23; 20,17-19)            La noche en que lo cogieron preso, justo inmediatamente después del haber proclamado su mandamiento del AMOR,  habló largamente de las persecuciones que les sobrevendrían por esta causa a aquellos que quisieran cumplir su mandamiento.            Sabía perfectamente que los que viven explotando y tienen la codicia, la avaricia y el egoísmo como horizontes de su vida, no les interesa para nada que exista la fraternidad en el mundo y estarán siempre dispuestos a perseguir a quien lo intente (Jn. 15, 18- 16,4; Mt. 10,16).            Jesús murió desangrado en una cruz. Sus últimas gotas de sangre las sacó un soldado acertándole con su lanza en el corazón.            La noche anterior, sabiendo lo que le iba a pasar, explicó a su gente el significado de su sangre derramada: Es el SELLO de la Nueva Alianza, de los hombres nuevos que seguirán muriendo para que el mundo resucite.
 PRIMERA LECTURA

Lectura del Profeta Isaías 52, 13‑53, 12.
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto
humano; así asombrará a muchos pueblos: ante El los reyes cerrarán la boca, al ver algo
inenarrable y contemplar algo inaudito.
)Quién creyó nuestro anuncio?
)A quién se reveló el brazo del Señor?
Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de
dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y
desestimado.
El soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso,
herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos
nuestros crímenes.
Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como un cordero llevado al
matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron. )Quién meditó en su destino?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron.
Le dieron sepultura con los malhechores; porque murió con los malvados, aunque no había
cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento.
Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el
Señor quiere prosperará por sus manos.
CA causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará ; con lo aprendido, mi Siervo justificará a
muchos, cargando con los crímenes de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes, con los poderosos tendrá parte en los despojos; porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, y él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Salmo responsorial Sal 30, 2 y 6. 12‑13. 15‑16. 17  y  25

V/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
V/. A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
V/. Soy la burla de todos mis enemigos,
 la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil.
R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
V/. Pero yo confío en ti, Señor,
 te digo: *Tú eres mi Dios.+
En tu mano están mis azares;
 líbrame de los enemigos que me persiguen.
R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
V/. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor.
R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14‑16; 5, 7‑9
Hermanos:
Tenemos un Sumo Sacerdote que penetró los cielos ‑Jesús, el Hijo de Dios‑. Mantengamos firmes la fe que profesamos.
Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo, igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno.
Pues Cristo, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruego y súplicas, con poderoso clamor y lágrimas, al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente y, aún siendo Hijo, con lo que padeció, experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.
Palabra de Dios

Versículo antes del Evangelio Flp 2, 8‑9
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo,
y le concedió el *Nombre‑sobre‑todo‑nombre+.

PASIÓN

C. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18, 1‑19,  42.
En aquel tiempo Jesús salió con sus discípulos al otro lado del  torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus  discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús  se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando  la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos,  entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo  que venía sobre ÉL, se adelantó y les dijo:
C)A quién buscáis?
C. Le contestaron:
S. CA Jesús el Nazareno.
C. Les dijo Jesús:
CYo soy.
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles <<Yo  soy+, retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
C)A quién buscáis?
C. Ellos dijeron:
S. CA Jesús el Nazareno.
C. Jesús contestó:
COs he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a  éstos.
C. Y así se cumplió lo que había dicho: <<No he perdido a  ninguno de los que me diste.+
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al  criado del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado  se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
CMete la espada en la vaina. Él cáliz que me ha dado mi Padre,  )no lo voy a beber?
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a  Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de  Caifás, Sumo Sacerdote aquel año, el que había dado a los judíos  este consejo: <<Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.+
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Ese discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el palacio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:
S. C)No eres tú también de los discípulos de ese hombre ?
C. El dijo:
S. CNo lo soy.
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina.
Jesús le contestó:
CYo he hablado abiertamente al mundo: yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. )Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. C)Así contestas al Sumo Sacerdote?
C. Jesús respondió:
+   CSi he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, )por qué me pegas?
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, Sumo Sacerdote.
Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:
S. C)No eres tú también de sus discípulos?
C. El lo negó diciendo:
S. CNo lo soy.
C. Uno de los criados del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. C)No te he visto yo con él en el huerto?
C. Pedro volvió a negar, y en seguida cantó un gallo.
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era el amanecer y ellos no entraron en el Pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos y dijo:
S. C)Qué acusación presentáis contra este hombre?
C. Le contestaron:
S. CSi éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.
C. Pilato les dijo:
S. CLleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.
C. Los judíos le dijeron:
S. CNo estamos autorizados para dar muerte a nadie.
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. C)Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús le contestó:
            +C)Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
C. Pilato replicó:
S. C)Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; )qué has hecho?
C. Jesús le contestó:
CMi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
C. Pilato le dijo:
S. CConque, )tú eres rey?
C. Jesús le contestó:
CTú lo dices: Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
C. Pilato le dijo:
S. CY, )qué es la verdad?
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
S. CYo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. )Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Volvieron a gritar:
S. CA ése no, a Barrabás.
C. (El tal Barrabás era un bandido.)
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados  trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le  echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le  decían:
S. C(Salve, rey de los judíos !
C. Y le daban bofetadas.
Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. CMirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro  en él ninguna culpa.
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto  color púrpura. Pilato les dijo:
S. CAquí lo tenéis.
C. Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias gritaron:
S. C(Crucifícalo, crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. CLleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro  culpa en él.
C. Los judíos le contestaron:
S. CNosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir,  porque se ha declarado Hijo de Dios.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y,  entrando otra vez en el Pretorio, dijo a Jesús:
S. C)De dónde eres tú ?
C. Pero Jesús no le dio respuesta.
Y Pilato le dijo:
S. C)A mí no me hablas ? )No sabes que tengo autoridad para  soltarte y autoridad para crucificarte?
C. Jesús le contestó:
CNo tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. CSi sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman *El Enlosado+ (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el   mediodía.
Y dijo Pilato a los judíos:
S. CAquí tenéis a vuestro Rey.
C. Ellos gritaron:
S. C(Fuera, fuera; crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. C)A vuestro rey voy a crucificar?
C. Contestaron los Sumos Sacerdotes:
S. CNo tenemos más rey que al César.
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a   Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado <<de la   Calavera>> (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron;   y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato   escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito:   JESÚS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS.
Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar   donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
S. CNo escribas *El rey de los judíos>>, sino <<Este ha dicho:   Soy rey de los judíos+.
C. Pilato les contestó:
S. CLo escrito, escrito está.
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa,   haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica.   Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo.   Y se dijeron:
S. CNo la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le   toca.
C. Así se cumplió la Escritura: <<Se repartieron mis ropas y   echaron a suerte mi túnica.+
Esto hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre   María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre   y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
CMujer, ahí tienes a tu hijo.  
C. Luego dijo al discípulo:
CAhí tienes a tu madre.
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
CTengo sed.
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre dijo:
CEstá cumplido.
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados con la lanza le traspasó el costado y al punto salió sangre y agua. Él que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: <<No le quebrarán un hueso+; y en otro lugar la Escritura dice: *Mirarán al que atravesaron.+
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. El fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.