DOMINGO -XXII- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-





PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1‑2. 6‑8
No añadáis nada a lo que os mando..., así cumpliréis los preceptos del Señor

Moisés habló al pueblo, diciendo:
-“Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente.@
Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿Cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?”
Palabra de Dios.
 

REFLEXIÓN
 

“DESPRECIAR LOS MANDATOS DEL SEÑOR”  

             Dios ha sacado a su pueblo de la esclavitud, ha dado la cara por él y no puede permitir ni aceptar que el pueblo vuelva a caer en esa situación, para eso le da sus normas y leyes que le van a evitar volver a lo mismo. No son, por tanto, leyes para fastidiar ni para poner trampas al pueblo, normas que vayan a cogerlo  para castigarlo, no se trata de eso, sino que únicamente Dios quiere protegerlo.
            Dios le pide que no le quiten ni le añadan nada a lo que está estipulado; lo que está ordenado es suficiente para sostenerse, de manera que no se hace gravoso para nadie, en cambio, el llevar esos mandatos a la práctica va a hacer del pueblo una comunidad de gente libre, sensata y sabia,  que  les va a permitir tener una autoridad moral donde quiera que lleguen y esto les va a hacer ganarse el respeto de todo el mundo.
            El autor del libro intenta recordarle al pueblo lo importante que es el no perder las raíces de su historia y los compromisos contraídos  con Yahvé. Si el pueblo no olvida esto y está atento, tendrá un puesto de respeto dentro de todos los pueblos de la tierra, si no lo hace, eso será precisamente lo que lo destruya, pues nadie lo escuchará ni creerá que valga la pena prestarle atención, ya que él pueblo no tiene nada que le posibilite competir con el resto de pueblos.
            Es curioso ver cuando comparamos al pueblo de Israel y proyectamos su vida y su historia al resto de pueblos; podemos observar cómo se van repitiendo los esquemas, tanto en el sentido positivo, cuando vemos a un pueblo que valora su historia, su idiosincrasia y potencia sus valores, automáticamente lo vemos, no solo perviviendo, sino imponiéndose y sobresaliendo  en medio del concierto; de la misma manera en el sentido negativo: podemos observar cómo un pueblo, cuando olvida su historia, renuncia a su tradición, desprecia sus valores,  se avergüenza de si mismo… automáticamente se convierte en el  payaso ridículo del que todos hablan, mofándose y desprestigiándolo. También podríamos poner ejemplos en ambos sentidos que están al orden del día y que todos  conocemos de primera mano.
            En este sentido, es interesante echar una ojeada a la historia y podemos ver cómo grandes regiones de África, que en otro tiempo fueron centros de fuerza y de irradiación de la iglesia, hoy ha desaparecido completamente de ellas y esta experiencia también la podemos ir aplicando a nuestra Europa y analizar, desde la historia, lo que está ocurriendo en nuestros días y hacer un pronóstico.

 Salmo responsorial Sal 14, 2‑3a. 3bc‑4ab. 5

 R/.  Señor, )quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R/.
R/.  Señor, )quién puede hospedarse en tu tienda?
 
El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R/.
R/.  Señor, )quién puede hospedarse en tu tienda?

El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
R/.  Señor, )quién puede hospedarse en tu tienda?

 SEGUNDA LECTURA 

Lectura de la carta del apóstol Santiago 1, 17‑18. 21b‑22. 27
Llevad a la práctica la palabra

Mis queridos hermanos:
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra.
Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.
Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos.
La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
Palabra de Dios.
 

REFLEXIÓN
 

“PRACTICAR LA VERDADERA RELIGIÓN”   

            En el A.T. hemos escuchado en la primera lectura que Dios da una ley a su pueblo para que sea libre y no vuelva a caer en la esclavitud; esa norma es palabra que expresa la voluntad salvífica de Dios  y es algo irrevocable.
            Santiago lo tiene muy claro: la voluntad de Dios Padre ha sido ésta desde siempre y no ha habido  altibajos, su Palabra es la Verdad, que se ha manifestado en Cristo. Escuchar y Seguir esta Palabra es  afianzar la seguridad de la salvación, no es algo que esté llamado al engaño o a la posibilidad de equivocarse, por lo tanto, se trata de hacer de ella el programa de vida, pues nos va a llevar a la  verdad y a la libertad; hacer lo contrario, es engañarse a si mismo, hundirse en la oscuridad y la mentira que llevan a la muerte.
            No vale engañarse, queriendo confesar una cosa y aparentar que tiene importancia para nosotros, mientras estamos haciendo y viviendo otra.
            Y para que no nos llevemos a engaño, pues es muy fácil querer conformarse poniendo parches, con los que evitamos  cumplir lo que nos indica la palabra de Dios, y nos refugiamos en unos ritos, en unas prácticas religiosas, en un cultivo del sentimentalismo, mientras la práctica de la justicia y de la verdad quedan oscurecidas y abandonadas; de ahí que, después de dejar bien claro la importancia que tiene dejarse guiar por la palabra de Dios, expone con toda claridad lo que significa esa puesta en práctica: “La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo”, es decir: la solidaridad con los más desprotegidos y la definición expresa en la vida que deja bien claro dónde nos pueden encontrar: siempre en plan de guerra contra la corrupción a todos los niveles. ¡Y esta es la verdadera religión que nos enseñó Cristo!
            Tampoco estaría mal que cada día leyéramos despacio a Santiago para que tengamos claras las cosas y no nos equivoquemos, ni pretendamos poner parches en la vida, ni ir por ahí engañando a nadie ni a nosotros mismos.
                                                  

Aleluya St 1,18

El Padre, por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 1‑8. 14‑15. 21‑23
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos.
(Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús:
-“¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?”
É1 les contestó:
-“Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.”
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.+
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo:
-“Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.”
Palabra del Señor.

 
REFLEXIÓN

 
“IMÁGENES GROTESCAS DE LA IGLESIA”    

 
Cualquiera puede tener la tentación en un momento de  pensar que Jesús rompió todos los cánones y despreció la ley y la tradición, atreviéndose a saltarse a la torera lo establecido, justificando el atropello que hace  con el argumento de  que Jesús lo hizo.
Eso sería un engaño fatal y una equivocación muy grave, pues en ningún momento hizo tal cosa Jesús, sino todo lo contrario: llenó de Dios el vacio que los legisladores habían hecho,  dio cumplimiento a lo que ellos hjabían querdio vaciar y dejarlo sin sentido.
            El gran pecado que solemos cometer y en el que caemos con mucha frecuencia es éste: establecemos nuestras normas y obligamos a que se cumplan  a rajatabla, hasta el punto que las hacemos “absolutas” y somos intransigentes, en cambio lo que Dios ha pedido, con una facilidad enorme lo vaciamos de contenido y lo llenamos del que a nosotros nos conviene y, con lo mismo que dijo Jesús, hacemos todo lo contrario y lo justificamos  haciéndolo en su nombrer.
            Podríamos poner algunos ejemplos: el banco que apoya una cofradía y le entrega un montón de dinero para flores, o para un trono, mientras está  desahuciado a mucha gente, y la ha dejado en la calle después de robarle una gran cantidad de dinero.
            La iglesia que deja fuera de la comunión al esposo o la esposa traicionada/o, que  se ve atropellada/o, por haber rehecho su vida, mientras sigue casando sin importarle otra cosa que el cumplimiento legal de las normas establecidas, y se queda tan tranquila dejando en la cuneta de la vida a tanta gente.
            En este tipo de religión se cumple aquellas palabras de Jesús: “honran a Dios con los labios, pero el corazón está muy lejos de Él”;  se confiesa una cosa y se vive otra; se pide que hagan los demás lo que nadie está dispuesto a hacer; se realizan ritos, para aparentar externamente el cumplimiento de una ley ante los demás, pero eso está vacio, no responde sino a intereses particulares, la vida está muy lejos  de la fe; se realizan ritos invocando a alguien en quien no se cree, ni interesa su doctrina… basta ver muchos de los matrimonios que se realizan, de los bautismos que se hacen y, no digamos ya, del escándalo de las primeras comuniones y de otro montón de cosas que se realizan en la religiosidad popular en los que la iglesia tolera el convertirse en un agente social para animar intereses particulares.
            Cualquiera que no es creyente, cuando ve todas esas cosas, ¿Qué es lo que pensará y qué imagen se hatrá de nosotros?

 

 

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO -B-




PRIMERA LECTURA

 Lectura del libro de Josué 24, 1‑2a. 15‑17. 18b
Nosotros serviremos al Señor: (es nuestro Dios!

 En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo:
-“Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.”
El pueblo respondió:
-“¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: (es nuestro Dios!”
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


EXPERIMENTAR EN CABEZA PROPIA   

             El  libro de Josué tiene tres grandes momentos:
1º: La narración de la travesía del desierto (cap. 1-12) 
2º: Una vez que llegan a la tierra prometida, la distribuye a las tribus  (cap. 13-21)
3º. Decisión de Josué y confesión pública frente a su pueblo: (cap. 22-24)
            Josué tiene bien claro algo que es evidente: ellos han estado en Egipto como esclavos; Dios ha puesto su mano y los ha sacado de la esclavitud y  ha venido a su lado siendo fiel a su palabra, a pesar de todo lo que el pueblo ha obstaculizado.
            Ahora que han conseguido la libertad, se trata de que cada uno asuma las consecuencias y actúe de acuerdo a sus  convicciones, empleando su libertad como desee, incluso utilizando los instrumentos que el Señor ha puesto a su alcance para vivir como una persona libre: “una tierra por la que vosotros no habéis sudado, unas ciudades que vosotros no habéis construido, unos árboles frutales, unos olivos, viñas que vosotros no habéis plantado…” (24,13)
            Se trata ahora de vivir como hombres nuevos, que se sienten “mimados” y ellos han de vivir la compasión y la misericordia que ellos mismos han experimentado ella por parte de Dios que está siendo fiel a su palabra.
            Josué se despide del pueblo confesando que él y su familia piensan seguir siendo fieles y leales a este Dios que les ha dado la libertad y, deja a su responsabilidad, la respuesta de cada uno; únicamente les pide que recuerden siempre lo que Dios ha hecho con ellos.
            Es imposible no encontrarle el eco a estos hechos y a estas palabras en nuestra propia historia: en la travesía de nuestro desierto, todos nuestros pueblos cuentan en su historia momentos duros y difíciles por los que atravesaron y que fueron claves para el pueblo, en los que todos sintieron la mano de Dios en la vida de nuestros antepasados  y en los destinos de cada pueblo. Hasta el punto  que nuestros antepasados, reconociendo esa presencia salvadora de Dios, erigieron monumentos y declararon festivas ciertas fechas, en las que el pueblo se reúne para recordar lo que Dios hizo  y darle gracias, exactamente igual que ocurrió en Israel.
            Pasados los años, las nuevas generaciones de los israelitas se olvidaron de todo, se burlaron de las tradiciones y renegaron de sus raíces religiosas y culturales; cada vez que esto ocurrió, el pueblo se fue al destierro.
            La historia vuelve a repetirse como un eco que se va transmitiendo a través de los siglos. Lo triste y doloroso es que en todas partes ocurre lo mismo: Dios organiza y levanta proyectos de libertad y de vida y el hombre los rompe para establecer proyectos de esclavitud y de muerte; a Dios no le queda más remedio que dejarlo que se rompa las narices, ya que no quiere escuchar ni reconocer el bien que se  le da y así vemos que cada generación organiza su guerra.


Salmo responsorial     Sal 33, 2‑3. 16‑17. 18‑19. 20‑21. 22‑23
 
R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R/.
R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R/.
R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará. R/
R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.
R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.


SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 21‑32
Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia

 Hermanos:
Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano.
Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia.
Él se entregó a sl mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.
*Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.+
Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


 “EL UNO PARA EL OTRO “   

             El tomarse la fe en serio y ajustar la vida al mensaje de Jesús, hizo que muchas cosas cambiaran, entre ellas el atropello que existían del hombre a la mujer y se estableciera la igualdad entre ambos, de ese cambio se derivó una nueva organización de la familia y la pareja bajo  el signo del amor.
            Esta nueva realidad que nace y empieza a tomar cuerpo dentro de la comunidad cristiana, parecía peligroso dentro de la sociedad del momento, pues daba al traste con muchas normas de conducta que no permitían que la mujer tuviera la más mínima participación en la sociedad: su único valor era el ser un animal de carga y de cría.
            Los cristianos que viven envueltos en esta mentalidad y en esta forma de actuar, tienen la tentación de dejarse empujar y hacer lo mismo relajándose; por eso Pablo tiene que salir al paso y advertirles algo que no pueden olvidar bajo ninguna excusa: la igualdad delante de Dios es algo que nos distingue, apelando al principio fundamental que dejó Jesús establecido: “El hombre se hará uno con la mujer de tal manera que: amar a su mujer es amarse a si mismo”. Por eso, exige a ambos el amor y el respeto por encima de cualquier otra cosa y pone como referente a Cristo en el amor que Él tiene a su iglesia por la que dio la vida
            Frente al ambiente que existe de oposición y exclusión de la mujer, Pablo pide que el hombre actúe con ella de la misma manera que Cristo hace con su iglesia, pero  no intentando imitar algo que no se siente, sino porque así lo hizo Él porque es así como únicamente tiene sentido.
            ¡Qué lindo sería que esto lo leyeran y lo escucharan tantos hombre y mujeres de hoy que integran movimientos feministas y desde la ideología de género no hacen sino presentar a la mujer como un ser raro destruyendo su dignidad y estableciendo la división entre el hombre y la mujer que nacieron para amarse, para apoyarse y ser felices juntos.


Aleluya Jn.  6, 63c. 68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna.


EVANGELIO

  Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 60‑69
)A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
-“Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?”
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
-“¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.”
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
-“Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.”
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
-“¿También vosotros queréis marcharos?”
Simon Pedro le contestó:
-“Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.”
Palabra del Señor


REFLEXIÓN


 “¿QUIÉN NOS PODRÁ CREER?”  

             Jesús ha dado de comer a mucha gente, ha logrado que se pongan de acuerdo en compartir lo que tienen y se ha dado el gran milagro de la solidaridad, pero ellos no han entendido más que la realidad física: les ha llenado el estómago y quieren buscar a alguien que les mantenga en la sopa boba, tal como hacen hoy muchos políticos teniendo comprado el voto con el control del estómago.
            A partir de ahí, Jesús está queriendo llevarlos a que se den cuenta que hay algo mucho más importante que llenar el estómago y comienza el discurso del Pan que da la verdadera vida;  ese pan es el que da Dios y no el banco o la política, pero ese pan lleva consigo la entrega de cada uno a la causa de la justicia, del amor de la verdad y de la paz, pero ellos no dan el paso más delante de lo que tienen frente a la nariz y, cuando Jesús empieza a decirles que Él es el verdadero pan, que han de comérselo y, ellos han de hacer lo mismo… no entienden nada y comienzan a dar marcha atrás, considerando que está loco y que lo que dice es un disparate.
            Él habla de lo que únicamente puede dar la vida y la felicidad y ellos se escandalizan; han visto una prueba palpable, con un pequeño gesto que ha hecho y están maravillados; Él quiere que se den cuenta que es posible, pero están cerrados. En cambio aceptan como normal y como válido la mentira que todos escuchan y que saben que es un engaño, una muestra de cinismo: ellos están escuchando todos los días a los maestros de la ley, a los sumos sacerdotes, al sanedrín, que hablan cosas bonitas, pero todos se dan cuenta que, ni ellos mismos se las creen, hasta el punto que el mismo Jesús tiene que decirles: escuchadles y haced lo que os dicen, pero no hagáis lo que ellos hacen, pues iríamos al caos; la gente lo sabe, lo ve y lo acepta como algo  que es así y que no queda más remedio que soportar, asumiendo que los torturen.
            La historia se repite en la sociedad  en donde vivimos: es cuestión de abrir cualquiera de los medios de comunicación y veremos  a los que todos conocemos como unos verdaderos saqueadores, unos indecentes, unos mentirosos, que hoy dicen una cosa y mañana dicen lo contrario y tienen el cinismo de querer convencernos de que lo que dijeron fue otra cosa … Y , por si no tuviéramos bastante, ahora se han inventado la moda de jugar con el  lenguaje, diciendo una cosa, cuando lo que se quiere decir es otra, cambiando las palabras y confundiéndolas, de tal forma que roban, matan y parece que incluso hasta es bueno lo que hacen… y el pueblo se queda como una gran masa despersonalizada que grita aplaude y bala.
            Lo triste es que esta inflación de la palabra ha entrado también dentro de la iglesia, y toda la fuerza se va perdiendo en panfletos, comunicados, estructuras, delegaciones, papeles, burocracia…
            Cuando nos acercamos al pueblo para ver qué piensa, también dice, con otras palabras: “esto es imposible de creer”; pero si somos honrados, valientes y sinceros, no nos queda más remedio que aceptar que, entre lo que Cristo dijo, hizo y nos invitó a que hiciéramos, y lo que hoy hacemos, sostenemos y hacemos, hay  una distancia tan grande que no se le parece en nada a lo que encontramos en el evangelio.

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO -B-





PRIMERA LECTURA

 Lectura del libro de los Proverbios 9, 1‑6
Comed de mi pan y bebed el vino que he mezclado

 La Sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: *Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia."+
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“LA PEOR NECEDAD: EL FANATISM O”    

             El texto del libro de los Proverbios nos presenta la realidad de la vida con dos figuras femeninas, ambas muy atrayentes: una es la SABIDURIA y otra es la NECEDAD;  la sabiduría a quien presenta como la mujer hacendosa que tiene su casa en orden y bien puesta; que ha preparado el banquete con el vino, la comida y todo lo necesario y ha enviado sus criados para que anuncien que todo está dispuesto y que los invitados pueden pasar a tomar asiento y disfrutar. Los invitados no tienen que hacer nada más que disfrutar de la invitación que se les ha hecho.
            Lógicamente, los invitados son gente de confianza, con los que se desea compartir la alegría que le ha llevado a preparar la fiesta; lo que le va a dar sentido al encuentro es justamente la relación de amistad que existe y que es la que hace que se sienta el gusto por compartir la fiesta.
            Sin lugar a duda, el autor de Proverbios está pensando en Dios, como el anfitrión que invita a sus amigos, con quienes quiere compartir su deseo de felicidad cuando escuchan su palabra y la ponen en práctica, para lo que Él está dispuesto a dar todo lo que necesiten y le pidan.
            También están invitados a su banquete los “inexpertos”, los ignorantes, los faltos de juicio… porque Dios quiere la felicidad para todos, únicamente les pide que acepten la invitación y sigan el camino de la prudencia que les propone.
            La propuesta sigue en pie y los seres humanos seguimos en manos de la SABIDURIA y de la NECEDAD, ambas nos invitan constantemente y por ellas seguimos los hombres divididos.
            De todas formas, lo peor que ocurre es la cerrazón y el endiosamiento: cuando el fanatismo (que es la peor forma de necedad)  invade el entendimiento y el corazón del ser humano y convierte en dogma de fe su propia estupidez, entonces se convierte en el peor de los jueces justicieros, que si le valiera, exterminaría el mundo, pues nadie tiene derecho a vivir, si es que no está bajo sus directrices. 


Salmo responsorial Sal 33, 2‑3. 10‑1 1. 12‑13. 14‑15 (R/.: 9a)

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
)hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?     R/.

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. R/.

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.


SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 15‑20
Daos cuenta de lo que el Señor quiere

Hermanos:
Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos.
Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere.
No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu.
Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor.
Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“PERDER EL CONTROL DE LA VIDA”   

             Ante las dificultades que nos presenta la vida, muchas veces podemos tener el peligro de pensar, y de hecho lo hacemos, que de vez en cuando vale “echar una canica al aire” –así decimos- para expresar que tiene justificación el relajarse en algunos momentos y olvidarse de todo aquello que nos compromete y nos debe mantener en tensión.
            Pablo les advierte a los cristianos de Éfeso que tengan cuidado, pues caer en esa tentación, puede ser la posibilidad que le dejamos al enemigo a que  nos derrote, pues le  dejamos cancha libre a la insensatez para que introduzca sus armas en nuestra vida.
            Podemos pensar en la cantidad  de  catástrofes nacionales que se han producido en el mundo por un rato de juerga de sus dirigentes, o por un descuido en los negocios; no digamos ya a niveles personales: cuando hemos querido darnos cuenta del despiste en el que hemos caído, nos hemos encontrado a veces con las manos atadas sin posibilidad de maniobra.
            Por eso Pablo les pide que tengan cuidado, que no dejen que el vino les quite la capacidad de decisión y caigan en el libertinaje, que más bien se “emborrachen” del Espíritu del Señor, para que se mantengan siempre alerta y dueños completamente de la situación. ¡Qué bueno sería que leyéramos esto cada mañana cuando nos despertamos!


Aleluya Jn 6, 56

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él
-Dice el Señor-.
 

EVANGELIO

 Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51‑58
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
-“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.”
Disputaban los judíos entre sí:
-“¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”
Entonces Jesús les dijo:
-“Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.”
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN


“SER CRISTIANO SIN VIVIR COMO CRISTIANO”   

            Hay una expresión que golpea y que se sigue repitiendo hasta el punto que ha llegado a aceptarse como algo válido, por lo menos admisible: “Para ser cristiano no hay que ir a misa” y justificamos el desligar la celebración de la Eucaristía y lo que eso lleva consigo, con la vida cristiana.
            El otro día hacían una entrevista en TV. A un matrimonio que vive en una isla y, cuando el periodista preguntaba a la pareja qué cosas echaban en falta en la isla, la mujer contestó: “Un cura para que nos celebre la misa” y él contestó: “¡Baah, eso no sirve para nada”!, pero los dos eran cristianos.
            ¿Qué ha pasado para que lo más grande que nos dejó Jesús, la Nueva Alianza que propone para el nuevo pueblo, la máxima fuerza y alimento que deja para poder vivir y llevar adelante el nuevo plan de vida que exige la vivencia de la Nueva Alianza, haya sido degradado por el “Nuevo Pueblo” a un nivel que desprecia la gran mayoría?
            Estas palabras de Jesús, hoy son causa de risa y desprecio: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.” No digamos ya  estas otras: “Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.
            ¿Cómo justificar y cómo explicar algo tan fuerte y serio, condición indispensable para vivir y poder responder, con el laxismo y desprecio que se practica y, en cambio, la afirmación de que somos cristianos y exigimos nuestros derechos?
            Vivir la Eucaristía, no consiste solo en la presencia física en un acto que la ley impone realizar cada domingo, sino que es la experiencia de una vida que se entrega por la paz, por la justicia, por la verdad, en un gesto de amor; esta experiencia de vida, se siente la necesidad imperiosa de celebrarla con Aquel que es la fuerza y el motor de esta vivencia y compartirlo con aquellos que viven en la misma brega.
            Si yo digo que eso es una tontería y que no sirve para nada, es que no he entendido qué es ser cristiano y, por supuesto, no vivo en absoluto, o por lo menos no lo hago con sentido, ninguno de los valores del Reino que Cristo nos ha traído y que le da sentido a todo.
            Ciertamente, sin Él, es imposible mantenerse firme, pues hay demasiadas presiones, demasiadas dificultades, para llevar adelante el proyecto nadando contra corriente.