ASCENSIÓN DEL SEÑOR -A-


PRIMERA LECTURA

 Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 1‑11
Se elevó a la vista de ellos

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo, y: enseñando hasta el día, en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos les recomendó:
—No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.
Ellos lo rodearon preguntándole:
—Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía de Israel?
Jesús contestó:
—No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
—Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse.
Palabra de Dios.

 

“EL ESPIRITU SANTO, FUERZA DE TRANSFORMACIÓN”

Cuando Jesús salió de su tierra, de Galilea y, se fue al Jordán donde se bautizó y decidió dar un cambio a su vida, se fue al desierto durante 40 días, (una cuaresma, un tiempo de preparación para un acontecimiento: entregarse a la causa del reino), después reunió a los discípulos y, con ellos, comenzó a vivir esa nueva dimensión del reino que predicaba.

Cuando muere y resucita, se da una nueva situación: los discípulos se han decepcionado y hay que recomenzar recuperando la confianza perdida y Jesús pasa 40 días, otra cuaresma, preparando la nueva etapa que va a comenzar con la venida del Espíritu Santo: algo completamente nuevo, en donde los discípulos van a experimentar una presencia nueva de Jesús en medio de ellos, presencia que va a hacer que cambien completamente sus vidas, cosa que no había podido ser durante el tiempo que Jesús estuvo con ellos.

Será ahora el Espíritu quien les de fuerza para transformarse, para ser hombres nuevos y para ser capaces de dar el testimonio de Jesucristo, hasta los confines del mundo “Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo.” Sin el Espíritu Santo será imposible seguir los pasos a Jesús, por eso decía constantemente que era necesario que viniera el Espíritu, solo con Él iban a entender todo y a ser capaces de todo. La pregunta que hoy sigue en pie es siempre la misma: ¿Qué ocurre hoy que el Espíritu parece que está callado y ausente? La respuesta pienso que es evidente: el hombre actual se cree que lo sabe todo, que lo puede todo, y no necesita de nadie; mientras no acepte que es un pobre ciego ignorante, no logrará captar la grandeza de la vida, del hombre y del universo,  para poder valorarlo y amarlo; tampoco el Espíritu del Señor puede actuar allí donde el hombre no lo deja.
 

Salmo responsorial Sal 46, 2‑3. 6‑7. 8‑9

 V/. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas. (o, Aleluya).

R/. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas.

V/. Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

R/. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas.

V/. Dios asciende entre aclamaciones,
el Señor, al son de trompetas; tocad para Dios,
 tocad, tocad para nuestro Rey, tocad.

R/. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas.

V/. Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.

R/. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas.
  
SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17‑23
Lo sentó a su derecha en el cielo

Hermanos:
Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo, en todos.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“EL GRAN REGALO DE JESÚS: SU ESPÍRITU”
No se puede desear un regalo más grande para la persona que el que S. Pablo pide para los efesios: que Dios Padre “os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da”. Es la bendición que pide para la comunidad
Efectivamente, el regalo más grande que Dios les puede hacer es que puedan tener una visión clara de la verdad y un espíritu fuerte para seguirla; al contrario, no puede haber desgracia mayor en la vida que ser un ignorante y, encima, creer que se lo sabe todo y que está en posesión de la verdad. El hombre que llega a esta situación es un cadáver andando y lo que deja a su paso, es la muerte, pues al creerse que lo sabe todo, que está en posesión de la verdad, desprecia a los otros, los manipula, los somete y les quita la libertad, convirtiéndose en un déspota y en un elemento peligroso. Esto dio lugar a que los judíos cayeran en el error que cayeron y mataron al autor de la vida, o que Hitler llegara a cometer los atropellos que cometió, ó a este tipo que nos ha traído la prensa estos días con el secuestro de su hija durante 24 años y los disparates que ha cometido… y este es el gran error que hoy se está cometiendo en la humanidad, al poner como única meta del hombre el dinero y, por él se está condenando el planeta a su destrucción, ó poner la muerte como un derecho que se justifica con una ley. No se puede llegar a un grado de estupidez mayor. Pero lo más triste es ver que hasta  nos sentimos orgullosos de haberlo logrado.

 Aleluya Mt 28, 19 y 20

Aleluya, aleluya.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, dice el Señor.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Aleluya.

EVANGELIO


Final del santo Evangelio según San Mateo 28, 16‑20
Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
—Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

REFLEXIÓN
           
“EL ROSTRO DE LA IGLESIA”
S. Mateo narra la conclusión de la misión de Jesús y el comienzo de la de los apóstoles. Hasta ahora han estado a su lado, le han ido viendo y contemplando todo lo que ha hecho, desde ahora en adelante son ellos los que tendrán que realizar todo lo que han visto y oído, comenzando de nuevo por Galilea hasta los confines del mundo enseñando a guardar todo lo que Él les ha mandado.
Pero Jesús se queda con ellos: de ahora en adelante será su Espíritu el que les impulsará, les animará, los fortalecerá, los iluminará para que hagan lo que Él ha hecho.
La obra que Jesús inició, será ahora la iglesia la que la continúe con la fuerza de su Espíritu. La iglesia será la imagen nueva y visible de la presencia de Cristo resucitado en la tierra.
Será la iglesia la que hará presente en el mundo los gestos, las actitudes, el mensaje que Cristo comenzó. Quien vea la iglesia debe ver o percibir en ella la presencia de Cristo resucitado; quien se acerque a la iglesia, debe notar que la fuerza salvadora y liberadora de Jesucristo le ha tocado.
La promesa de Cristo es real: “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” El sigue caminando en su iglesia y es fácilmente constatable en aquellos lugares, momentos, personas  y situaciones en donde la iglesia responde a su originalidad y se presenta con su rostro limpio y no acepta asumir aquello que no es suyo.
El problema se da cuando la iglesia en su camino, va cogiendo cosas que no son suyas y se las pone; cuando quiere acordar aparece como un fantasma que se parece a otra cosa y no a Jesucristo.
Hay una pregunta que siempre me hago y me cuesta dar la respuesta: ¿Por qué a la iglesia se la identifica con el poder, con la prepotencia, con el dinero… y no con los pobres, los abandonados, los marginados…? A Cristo se le persiguió por estar vinculado a este sector de la humanidad y por su compromiso con él. También a la iglesia se la persigue en muchas partes del mundo por lo mismo y eso es lo que le da su verdadero ros
tro, ¿cómo es que predomina el otro aspecto?.

DOMINGO -VI- DE PASCUA -A-


PRIMERA LECTURA

 Lectura de los Hechos de los Apóstoles 8, 5‑8. 14‑17
Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo
En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaría y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.
Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaría había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban solo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN.


“ALGO NUEVO ESTÁ NACIENDO”  

 En el cap. 6 del libro de los hechos, se nos cuenta el momento en que se dan unas quejas ante un problema que surge en la comunidad, por la falta de atención a las viudas de los no judíos y, podemos ver cómo fueron capaces de salir airosos de la crisis, abriendo la comunidad a nuevas posibilidades y dejando que el Espíritu infunda sus dones en sus miembros, de forma que, la iglesia va configurando su propio rostro, como una comunidad carismática y ministerial (el Espíritu da sus dones a los miembros de la iglesia para que realicen los servicios que la comunidad necesita)
El ejemplo de este texto que nos presenta hoy la liturgia, es una muestra clarísima: Felipe fue uno de los ayudantes de los apóstoles, elegidos por la comunidad para solucionar el problema.
De la misma manera que veíamos cómo una crisis hace que la iglesia se renueve y avance en el camino, hoy podemos ver cómo las dificultades la fortalecen y hacen que crezca, en lugar de achicarse: Jesús había dicho que debían salir de Jerusalén e “ir a anunciar el evangelio a Samaría, a Judea y hasta el confín de la tierra.” Este mandato se posibilita y les obliga a cumplirlo, cuando la persecución les dispersa de Jerusalén y tienen que salir fuera; al salir, van predicando a Jesús por donde quiera que pasan y la gente “los escuchaba con aprobación”.
El camino de la iglesia, a través de los siglos, ha venido distinguiéndose por esta forma de caminar: siempre ha costado dar pasos adelante, pues es muy duro y difícil desestabilizarse y ponerse en crisis voluntariamente cuando nos sentimos seguros de lo que tenemos y, han sido, precisamente, las grandes crisis las que han hecho que se den pasos hacia delante, que pasados muchos años, hemos visto que el Espíritu guió inapelablemente a su iglesia.
Ante lo que vivimos, es imposible dejar de formularse la pregunta que nos viene y que todos nos hacemos constantemente ¿Por dónde irá a salir esto?
Lo que sí es cierto es que algo nuevo se está gestando y que un cambio se ha de dar de forma prevista o, lo más probable,  es que –como siempre ha ocurrido- sea de la forma que jamás pudimos imaginar. 

Salmo responsorial Sal 65, 1‑3a. 4‑5. 6‑7a. 16 y 20
V/. Aclamad al Señor, tierra entera. (o, Aleluya ).

R/. Aclamad al Señor, tierra entera.

V/. Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «Qué temibles son tus obras.»

R/. Aclamad al Señor, tierra entera.

V/. Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres.

R/. Aclamad al Señor, tierra entera.

V/. Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente.

R/. Aclamad al Señor, tierra entera.

V/. Fieles de Dios, venid a escuchar;
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios que no rechazó mi súplica.

R/. Aclamad al Señor, tierra entera.


SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 3, 15‑18
Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu

Hermanos:
Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal.
Porque también Cristo murió una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu.
Palabra de Dios


 REFLEXIÓN


“DAR RAZON DE LO QUE CONFESAMOS”

El amor se autentifica el momento que se traduce en obras (obras son amores y no buenas razones), pues de la misma manera, la fe cobra  carácter de autenticidad el momento en que somos perseguidos por defenderla y tenemos que dar razón de lo que sostenemos y defendemos, mientras tanto,  es muy fácil mantenerse en las ideas, en las palabras bonitas , en razonamientos rebuscados y grandilocuentes; el tema cobra caracteres de seriedad y de autenticidad el momento en que estamos dispuestos a jugarnos el tipo por lo que confesamos: “estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere”
Mantener esta actitud de coherencia no es nada fácil y, peor aún, cuando se trata de mantenerse, en situaciones como las que vivimos en nuestros tiempos, en los que no es moda nada que se refiera a valores superiores, eso significa ponerse, incluso, en contra de toda la corriente, declararse seguidor de una contracultura.
Para hacer frente a esta situación es imposible hacerlo con nuestras fuerzas y en solitario, solo es posible hacerlo anclados en Jesucristo, lo mismo que Él lo hizo anclado en su Padre.
Quizás tengamos los cristianos que volvernos a Jesucristo ya que la institución, en estos tiempos que vivimos, no es referente de seguridad, sino todo lo contrario: decir que hacemos algo en nombre de la iglesia es ponernos en frente de un montón de dificultades, pues todo lo que huele a “institución”, es algo que produce repulsa y es signo de corrupción.
Y es que llevamos demasiado tiempo hablando y defendiendo la “institución” y con frecuencia nos hemos olvidado de Jesucristo y su reino, al servicio del cual, la iglesia y cada uno de nosotros, debemos encontrar el sentido de nuestra existencia.


Aleluya Jn. 14, 23
Si no se canta, puede omitirse

Aleluya, aleluya.
Si alguno me ama guardará mi palabra
—Dice el Señor—, y mi Padre lo amará y vendremos a él.
Aleluya.


EVANGELIO

 Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 15‑21
Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis porque vive con vosotros y está con vosotros.
No os dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis, y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.
Palabra del Señor


 REFLEXIÓN


“OS ENVIARÉ EL ESPÍRITU DE LA VERDAD”

            Jesús promete no dejar a sus discípulos solos y, para ello, les enviará “el Espíritu de la Verdad”, ese Espíritu va a ser el “Consolador”, el que les trae la Paz, la alegría, la fuerza, la paz. Es la VERDAD, la que le va a dar la LIBERTAD a la iglesia.
            Ese Espíritu que envía Jesús, no lo tolera el mundo, pues está montado sobre la mentira y no lo conoce ni lo soporta, ni tiene idea de lo que significa. Por eso es frecuente ver, y lo estamos experimentando a la saciedad, cómo nos manipulan, se ríen de nosotros, juegan con la persona, la engañan y aplastan y han llegado a crear un estado de conciencia en la gente, que no se acepta la verdad, no se la quiere escuchar. Resuenan en mis oídos los gritos de protesta de unos jóvenes diciéndome: “No queremos oír, guárdate tus historias...” y, tristemente estamos viendo, cómo no se quiere oír a los mayores contarnos su lucha, sus sufrimientos... Nos molestan sus relatos, nos repugna ver las imágenes de los que sufren, cambiamos el canal de la TV. Cuando nos las muestran.
            Pero es peor aun, la actitud que nos lleva a cerrar los ojos y decir que estamos bien, por el simple hecho de que no es a mi a quien le ha tocado vivir lo que se dice en los medios de comunicación y, lo sentimos todo distante, como si fuera otra historia más de las que se cuentan, porque lo único real que existe, soy yo y, a mi me va muy bien, y no me interesa nada más ni quiero saber otra cosa.
            Es más, en este estado de inconsciencia, hemos llegado al punto que no nos importan ni nuestros hijos, ni la generación que vive con nosotros, parece que sentimos en nuestro interior la voz que nos dice: “vive, goza, aprovéchate y, el que venga detrás que arree”
            Esta actitud, que cada vez parece invadir a más gente, se ha colado también en la iglesia y, cuando escuchas el evangelio desnudo, sin suavizantes, molesta. Llamamos radical a quien se atreve a llamar las cosas por su nombre y hay que medir las palabras por los problemas que me pueden generar y por las consecuencias que puede acarrearnos de cara a nuestros proyectos.
            Pero cuando nos acercamos a Jesús, lo vemos con toda claridad que Él no se echó para atrás, ni suavizó la verdad, ni adornó la realidad que vivía su pueblo frente al sistema de opresión de Roma, de la religión judía; ni justifica las cosas, diciendo que “ahora se vive mejor que antes” porque ve el progreso que ha tenido la sociedad que imita a Roma. Jesús mira la realidad de la persona, cómo está siendo tratada, cómo está siendo valorada, qué es lo que se está poniendo como horizonte de la persona... no acepta el engaño y solamente busca la verdad; no le interesan ni funciona llevado de ideologías ni intereses políticos; para Él no hay otro objetivo que el reino de Dios. Jesús no cree que haya otro objetivo para el mundo y para el hombre.
            Esta es la herencia que Jesús deja a su iglesia, pero está claro: cuando no es esto lo que se busca y se defiende, no es el Espíritu de Jesús el que dirige la vida de la iglesia y del cristiano, sino “otro espíritu”.

DOMINGO -V- DE PASCUA -A-


PRIMERA LECTURA


Lectura de los Hechos de los Apóstoles 6, 1‑7
Escogieron a siete hombres llenos de Espíritu Santo

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los apóstoles convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron:
No nos parece bien descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra.
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Simón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.
La Palabra de Dios iba cundiendo y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“HEMOS DE APLICARNOS EL CUENTO”

                  Tenemos el peligro de caer en el desánimo cuando miramos el ideal de vida cristiana que nos propone el libro de los Hechos: “Vivían  unidos”, “Tenían un mismo sentir”, “Todo lo tenían en común”, “Nadie llamaba suyo propio lo que tenía”, “Se reunían para la enseñanza de los apóstoles, para la oración y para la fracción del pan”, Entre ellos no había necesitados…” etc.
                  Efectivamente, ese es el ideal de una vida comunitaria en cristiano, pero cuando esto hay que aterrizarlo en la realidad de cada día, nos encontramos que el camino tiene muchas piedras que van metidas en nuestra propia naturaleza: el egoísmo, la pereza, la soberbia, la envidia, la avaricia… y que a veces nos ciegan el entendimiento y el corazón y, como decía S. Pablo, no nos dejan caminar, pues pensamos y deseamos una cosa y luego hacemos lo contrario.
                  Hoy nos presenta la palabra de Dios un problema que, no debería darse, pero se daba: “El Favoritismo”: las viudas de los judíos,  tenían preferencia a las de los no judíos a la hora de la atención, y hubo una queja a los apóstoles, que ya no se daban abasto  para la atención de la comunidad.
                  Pero es interesante ver cómo el problema, la crisis… no estanca la comunidad, sino que por el contrario, esto hace que la iglesia se renueve y se vaya fortaleciendo: el camino no se abandona ni se detiene, sino que esas dificultades van haciendo que la iglesia vaya  abriéndose y tomando consistencia: la iglesia no queda reducida al grupo de los apóstoles que ha de hacerlo todo, sino que cada uno ha de asumir su papel; los apóstoles tienen su misión y han de cumplirla: presidir la oración, transmitir con fidelidad la enseñanza de Jesús y orientar la comunidad para que elija con rectitud a los responsables y realizar el discernimiento dentro de la comunidad. De esta manera, lo que surge como problema, se convierte en una toma de conciencia  del papel que cada uno tiene la comunidad.
                  A veces, da la sensación de que hace mucho tiempo la iglesia dejó de mirar este pasaje y se quedó ensimismada mirando el ideal, decepcionada al ver que no se cumple y no cayó en la cuenta de que en ella, cada uno tenemos nuestra misión y que el peor de los obstáculos que se encuentra en el camino es, precisamente, cuando dejamos de hacer lo que a cada uno se nos encomienda y vivimos  acusando siempre de que “la iglesia ha hecho o ha dejado de hacer” pero sin darnos por aludidos.

  
Salmo responsorial Sal 32, 1‑2. 4‑5. 18‑19

V/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
 R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como esperamos de ti.

V/. Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos;
dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

V/. La palabra del Señor es sincera
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

V/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.


SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 2, 4‑9
Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real

Queridos hermanos:
Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
Dice la Escritura:
«Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado.»
Para vosotros, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos es la piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular, en piedra de tropezar y en roca de estrellarse.
Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino.
Vosotros, en cambio, sois, una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que nos llamó a salir de las tinieblas y a entrar en su luz maravillosa.
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN

 “JESÚS, PIEDRA DE CHOQUE Y DENUNCIA”

                  S. Pedro plantea a la comunidad entera un tema muy serio que lo propone como proyecto de vida: se trata de vivir en consonancia con Jesucristo. Esto, llevado a la vida práctica, consiste en una toma de conciencia de algo que es clave y fundamento de la vida cristiana: “Estamos llamados a vivir en santidad”  sino que se nos ha dado una vida SANTA: es la vida del Espíritu Santo, es la naturaleza de nuestro Padre, que es Santo; la de Jesús, que es santo… Tenemos una vida SANTA y hemos de responder en consonancia con ella; vivir en esa consonancia, es vivir en santidad. –esto no quiere decir que vayamos a ser perfectos-
                  Para explicar esto, el autor de la carta echa mano a la sagrada Escritura: Is. 28,16;  8, 14: salmo 118: esa “piedra angular” que es  “escogida”, “preciosa”, “piedra que ha sido desechada” por los arquitectos de este mundo, porque no responde a sus moldes, pues estos sirven a los intereses del mundo, y por eso se convierte en piedra que estorba; es piedra de tropiezo, donde se estrellan todos los planes de los perversos, que no apuntan al reino definitivo de los cielos.
                  JESÚS resucitado es esa “piedra angular y viva”, sobre la que se apoya el edificio nuevo del reino, del que la comunidad cristiana debe ser un signo vivo, que refleje en cada miembro la persona de Jesucristo, sumo sacerdote que se inmola a si mismo por la salvación de todo el pueblo.
                  Vivir en esta coherencia, es el mayor signo que puede dar la iglesia; de la misma forma, si es que se detiene en otras cosas, se pierde en el camino, quedándose distraída en los obstáculos.   ¡¡ En cuántas cosas andamos perdidos!!

Aleluya Jn 14, 5

Si no se canta, puede omitirse
Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino y la verdad y la vida
—dice el Señor.
Nadie va al Padre, sino por mí.
Aleluya.

EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 1‑12
Yo soy el camino y la verdad y la vida

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias si no, os lo habría dicho, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dice:
—Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?
Jesús le responde:
—Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.
Felipe le dice:
—Señor, muéstranos al Padre y nos basta.
Jesús le replica:
—Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre?» ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también el hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN


“CREENCIA-FE-VIDA”
            Comienza el evangelio con una invitación a la confianza, a caminar sin miedo, porque tenemos asegurado el triunfo: “No os inquietéis, confiad en Dios  y en mi, en la casa de mi Padre hay lugar para todos…”
            Es interesante observar cuándo y en qué contexto dice Jesús estas palabras a los apóstoles: les ha manifestado su decepción y su dolor: después de todo lo que han visto, han oído y han vivido a su lado; después de verle cómo ha ido respetando el proceso de cada uno, todavía al final, hay algunos que se empecinan en caminar contracorriente y desprecian la única meta que todo hombre tiene: la casa del Padre, donde cada uno tiene su espacio, en el que va a ser plenamente feliz y tendrá cumplidas todas sus expectativas.
            No hay más camino que Jesús, por eso, quien cree en Él, cree en el Padre, ve y goza con la presencia del Padre, que es gozar ya de lo que va a ser su futuro definitivo por toda la eternidad.
Lógicamente, optar por un camino contrario, es firmar la perdición para siempre.
Pero el problema que muchas veces se plantea es completamente dialéctico: se trata de confesar con la palabra que se es creyente en Dios en Jesús, en la iglesia en… ¡lo que sea! Pero luego, a la hora de la verdad,  siento, actúo, me expreso, de espaldas completamente al amor, a la paz, a la justicia, a la verdad, a la fraternidad, a la solidaridad…  es decir: soy todo lo contrario de lo que manifiesto. Una religión, una creencia, completamente distinta a la verdadera fe en Jesucristo Muerto y Resucitado.

Domingo -IV- de Pascua -A-

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 14a. 36‑41
Dios lo ha constituido Señor y Mesías

El día de Pentecostés se presentó Pedro con los once, levantó la voz y dirigió la palabra:
—Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.
Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
— ¿Qué tenemos que hacer, hermanos?
Pedro les contestó:
—Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor Dios nuestro, aunque estén lejos.
Con éstas y otras muchas razones les urgía y los exhortaba diciendo:
—Escapad de esta generación perversa.
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“CONFUNDIDOS Y PERVERTIDOS”

Pedro ha vivido en su propia carne la experiencia de uno de los errores más grandes que han podido imaginar: han tenido a Jesús a su lado, han vivido durante 34 años con Él y se han ofuscado, no lo han querido reconocer y al final llegaron a estar tan ciegos, que negaban lo evidente y, la verdad les hacía daño; es el estado de idiotización más grave al que puede llegar un pueblo, pues viendo no ve, oyendo no oye y las cadenas de la esclavitud, las siente como liberación: Han matado a Jesús que les trajo la liberación y han preferido al negrero que los robaba y los aplastaba.
Es una generación pervertida que ha cambiado todo: lo bueno lo considera malo y al contrario: la muerte llega a verla como liberación y como vida.
Pero cuando Pedro hizo caer en la cuenta a los judíos de lo que habían hecho, dieron un cambio radical en sus vidas y lloraron su equivocación; la cosa se hace mucho más triste cuando, encima siguen creyendo que el infierno en el que han caído es la gloria y que llevaban toda la razón cuando se quitaron de en medio al que les estorbaba para entrar en esta situación.
De todas formas, independientemente de la actitud que cada uno tome, lo que no vamos a conseguir es que Dios cambie su decisión: “Dios lo ha constituido Señor y Mesías” a favor nuestro, con lo que el pecado de la increencia y el desprecio, se hace mucho más grave todavía.
Lo triste de todo esto, es ver que aquellas palabras de Pedro, siguen tendiendo un valor y una actualidad enorme en los tiempos que vivimos, en los que el proyecto de Cristo se ha llegado a considerar que es obsoleto y en su lugar se está poniendo la muerte como liberación y expresión de máxima libertad.
           De todas formas, Dios no va a cambiar en ningún sentido: su oferta está ahí y nadie ni nada va a cambiar su decisión de darnos la salvación y la felicidad.

 Salmo responsorial Sal 22, 1‑3a. 3b‑4. 5. 6

V/. El Señor es mi pastor, nada me falta. (o, Aleluya).

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

V/. El Señor es mi pastor, 
nada me falta: 
en verdes praderas me hace recostar, 
me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas.

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
 V/. Me guía por el sendero justo, 
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, 
nada temo, porque tú vas conmigo: 
tu vara y tu cayado me sosiegan.

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

V/. Preparas una mesa ante mí 
enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, 
y mi copa rebosa.

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan 
todos los días de mi vida, 
y habitaré en la casa del Señor 
por años sin término.

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 2, 20b‑25
Habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas

Queridos hermanos:
Si obrando el bien soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios, pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.
El no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado.
Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN
   
"LA PRUEBA DEL AMOR"  

Lo normal es que, cuando hemos cometido un mal, aguantemos un castigo y paguemos las consecuencias de lo que hemos hecho, esto es algo que todos vemos lógico, pero lo que ya no vemos ni lógico, ni justo, ni se acepta, es que habiendo hecho un bien, recibamos como respuesta el daño.
            Pedro plantea justamente el caso de Jesús, que ha ocurrido contra toda lógica y ha quedado justamente como la expresión máxima del amor: habiendo hecho el máximo bien que se puede hacer por alguien, recibió como respuesta la muerte y en lugar de revolverse contra los desagradecidos ,perdona y sigue abierto al perdón y a la reconciliación.
            Prueba más grande de amor, es imposible imaginar, pero al mismo tiempo, denuncia más grande de estupidez, tampoco es posible encontrar.
            Al mismo tiempo, es la prueba de fuego a la coherencia: ni el dolor, ni el desprestigio, ni la pérdida de todos los bienes… pudieron con Él, de modo que se doblegara y rompiera su fidelidad al Padre y a su causa.
            Para Pedro, Cristo se convierte en el signo más grande de fidelidad y de libertad ,que va mucho más allá de la misma muerte: la verdad, la justicia, el amor, la libertad… son valores eternos que no es posible negociar; apostar por ellos, es apostar por eternidad.
            Cuando miramos la realidad que vivimos en donde se quiere demostrar que eso es un cuento y algo trasnochado y se quiere cambiar diciendo que todo es relativo, que lo que es hoy mañana no tiene por qué serlo y lo que vale para una persona en un momento, para otra puede ser malo, de esa manera entramos en una deriva de inseguridad espantosa en donde nada tiene consistencia y en donde nadie sabe  quien es, qué hace aquí ni a dónde va.
            Cuando los cristianos entramos en esa onda, nos convertimos en el peor de los obstáculos que encuentra el reino de Dios, pues equivocamos a mucha gente que, en teoría, creía que podría confiar en nosotros y luego, se da cuenta que no somos en nada distintos a los demás.


Aleluya Jn 10, 14

Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen Pastor dice el Señor,
conozco a mis ovejas
y las mías me conocen.
Aleluya.

EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 1‑10
Yo soy la puerta de las ovejas

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
—Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí sé salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.
Palabra del Señor


REFLEXIÓN


“VOLVER A ESCUCHAR SU VOZ”

            Estamos viviendo unos momentos y unas circunstancias en los que es muy difícil que te encuentres con alguien y al poco rato de estar hablando no salga a escena la situación por la que estamos viviendo y rápidamente nos damos cuenta cómo cada uno tiene su opinión sobre la situación a todos los niveles que tocamos, pues la “crisis” lo abarca todo. Y es que no es una “crisis” sino un cambio radical de época en la que se han estremecido todos los referentes, algo así como el terremoto de Japón que lo ha dejado todo destruido y no podemos continuar como estábamos, como si nada hubiera pasado, es que nos hemos quedado sin bases “se han perdido todos los valores” -es lo que suele escucharse-
            En este río revuelto hay muchísima gente que quiere hacer su “agosto” y pescar sin escrúpulos, cuando la gente se encuentra desorientada y necesitada de encontrarle sentido a su vida: son los “nuevos pastores” que salen ofreciendo la felicidad, la libertad y el máximo gozo, si es que nos vamos tras ellos, pero estamos constatando que estos pastores llevaron al planeta a la desesperación y al caos: se globalizó la avaricia, el desenfreno, la injusticia y se destruyó la solidaridad, la fraternidad y la dignidad humana... el mundo ha caído, con la ambición del bienestar, en una tristeza enorme, y la gente cada vez se siente más sola y desamparada.
            Todos sentimos el deseo de un cambio, la necesidad vital de encontrarle sentido a la vida y ser felices y andamos buscando el pastor que nos guíe en ese camino y ahí aparecen los diferentes pastores: la política, el dinero fácil, el futbol, la diversión, el gozar a tope, el puesto de  trabajo, la fama... Pero nos damos cuenta que nada de eso satisface al ser humano que sigue sintiéndose vacío.
            Estamos necesitando alguien que sea capaz de dar una respuesta a esta nueva situación que ha aparecido, alguien que devuelva la esperanza y la alegría a este mundo, que diga que es posible vivir de otra manera distinta, que diga que el hombre no es para la ley, sino al contrario, que viva la pasión por el ser humano como la vivió Jesús, que diga que la vida y el ser humano es lo más sagrado que existe y eso no se puede utilizar como moneda de cambio para nada; que podamos mirarlo, escucharlo y seguirlo con seguridad y confianza... pero esto que estamos necesitando no existe en este mundo ningún pastor que lo ofrezca sino es JESÚS, Él, que do la vida por sus ovejas, que las conoce por su nombre y que no son para él un número de una gran masa, sino que tienen un nombre propio y un rostro.
               Esta necesidad, que estamos diciendo es compartida por todos, necesita que se dé un cambio, pero no solo de estructuras, sino de corazón, y este cambio  no solo ha de hacerlo la jerarquía de la iglesia, sino todos: hemos de dejar de escuchar los cantos de sirena que nos vienen de otros “pastores”, asalariados que se engordan a costa de las ovejas y las saquean y, hasta las matan, y volver a escuchar su voz que es el único que devuelve la paz, la alegría y la felicidad.